No hubo un gran avance desde la reunión del viernes. El encuentro fue breve, ya que el representante de la empresa se reunía el mismo día con representantes del Banco República (BROU), y entró en cuarto intermedio hasta hoy, cuando se realizará una nueva reunión. Participaron integrantes de la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra), la empresa y el sindicato. Federico Barrios, de la Federación de Obreros y Empleados Molineros y Afines (FOEMYA), dijo a la diaria que en la reunión se conversó sobre las dificultades financieras de la empresa y las posibles salidas para destrabarla, pero “la empresa manifestó que no tenía muchas intenciones de enviar a los trabajadores al seguro de paro”.

Barrios dice que a los trabajadores les da la impresión de que la empresa “los metió en el medio” para “destrabar alguna cuestión particular con sus acreedores”, y “usó a los trabajadores y a la situación que atraviesa Dolores como rehenes”. Para Barrios “la empresa nunca tuvo intenciones de mandar a nadie al seguro de paro; simplemente utilizó la situación: comunicó la intención al Estado y a los trabajadores para sacar algún rédito”. “Una empresa que va a mandar al seguro de paro no compra trigo, y han estado comprando trigo toda la semana, algo que no tiene mucha lógica si no lo vas a trabajar”, sostuvo. La hipótesis suena razonable, teniendo en cuenta la delicada situación que atraviesan tanto la ciudad de Dolores como los accionistas de Molino Dolores; todo esto podría llevar a la empresa a aprovechar el momento para buscar mayor flexibilidad en los pagos, o nuevos préstamos y líneas de crédito.

En setiembre de 2016, en momentos en que parecía aclararse el panorama para la construcción de una aceitera de la empresa en la playa de la Agraciada, el accionista minoritario -la empresa estadounidense Seaboard, que tiene 45%- se declaró en concurso de acreedores, sin consultar al accionista principal, el director de Cereoil, William Johnson. Seaboard se sumó a la empresa en 2014, para dar “espalda financiera” al proyecto. Sin embargo, esta nueva situación, además de sorprender, tensó las relaciones. Según publicó Agesor el viernes, durante la reunión en la Dinatra, Johnson dijo que los acreedores minoritarios “están desaparecidos”.

Óscar Muniz, dirigente de FOEMYA, dijo a ese medio que “si no se soluciona la situación económica, los trabajadores irán al seguro de paro, pero no [se] puso fecha”. Nadie quiere que cierre el molino ni que la cosa se complique más de lo que ya está; por eso, las diferentes posiciones se manejan con bastante cautela.

Pero actualmente la atención está centrada en las posibles soluciones que se busquen entre la empresa y el BROU. Una de las complicaciones en este vínculo es una “jugada de la empresa”. A pesar de que tiene líneas de crédito abiertas con el BROU, debido al nivel de endeudamiento de la empresa el banco le había embargado una parte de la producción, y cualquier movimiento de compra y venta le debía ser comunicado. Sin embargo, una tanda de trigo fue convertida en harina y vendida sin que esto fuera comunicado, y el BROU se enteró.

Según supo la diaria, el resultado de la venta se volcó a pagar deudas con la banca privada, y no con la pública. Barrios dice que no están muy claras las cuentas de la empresa, ni “qué ha pagado y qué no, para demostrar que es una empresa inviable o no”. Lo que sí saben es que “en el supuesto caso de cierre o remate, hay grupos inversores interesados en quedarse con la fábrica, que ya lo han comunicado”.

El director nacional de Trabajo, Juan Castillo, dijo que “realmente la empresa está en una situación financiera complicada, por lo que se están haciendo algunos contactos y algunas gestiones tanto desde la empresa como desde el gobierno para ver si se pueden reactivar algunos créditos”. Sin embargo, Castillo sostuvo que la situación tiene varios aspectos “muy raros”, que se están investigando. La de hoy, dijo, “sigue sin ser una reunión definitoria”, ya que, entre otras cosas, mañana habrá una nueva reunión entre la empresa y el BROU, “pero es muy importante para saber si los trabajadores siguen trabajando o se encaminan definitivamente al seguro de paro”. En ese sentido, hasta el 10 de febrero la empresa tiene tiempo de enviar a los trabajadores al seguro con fecha retroactiva al 1º de enero.

Barrios dice que “tecnológicamente es un molino muy fuerte; es el segundo molino de Uruguay en capacidad de producción, muele 550 toneladas de trigo por día. Las maquinarias que tiene están en buen estado y son de lo mejorcito que hay para la molinería. Si este molino no da rédito, no sé por qué será”. Además, explica, “la fábrica está en el corazón. El trigo es de Soriano, la gran mayoría sale de ahí. En Uruguay hay dos lugares para moler: Montevideo y Dolores”.

Por esto, dice, “el impacto que puede llegar a tener esto en Dolores es muy grande; que cierre un molino de esta magnitud, con los puestos de trabajo directos o indirectos que genera, sería una nueva catástrofe”. Johnson dijo a Agesor que “es una cuestión de tiempo”, pero que hasta el momento “eso viene siendo desfavorable”. Barrios dice que le parece que la situación se va a solucionar, pero que hay un factor común: “No sabemos cómo es la mano, pero han pasado tres empresarios en los últimos años y los tres han hecho lo mismo, han asumido cuentas públicas que no han pagado, han salido ricos, y los trabajadores, siempre peligrando la fuente de laburo”. Si es una cuestión de tiempo, tendremos novedades entre hoy y mañana.