El miércoles, a las 21.30, los internos de una celda del módulo 2 de la cárcel de Canelones prendieron un fuego porque “se sentían amenazados por otros internos”, explicó a la diaria Juan Miguel Petit, comisionado parlamentario para el sistema carcelario. “El fuego se les fue de las manos, dos muchachos se desmayaron porque inhalaron mucho humo, hay dos que están graves en el Cenaque [Centro Nacional de Quemados] y otro en el CTI del hospital Maciel”, relató Petit. Los heridos tienen 36, 26 y 24 años. Los otros dos reclusos que habitaban en la celda sufrieron quemaduras puntuales.

La noticia que publicó ayer el sitio web del Ministerio del Interior (MI) terminaba diciendo: “Se trató de un hecho aislado y al momento la situación en el establecimiento es de absoluta normalidad”.

Pero ni el hecho era aislado, ni la situación de absoluta normalidad. Petit explicó que en el módulo 2, donde viven 767 internos, la situación es “muy explosiva” por la falta de personal y de actividades para los internos, que tienen salida a un patio exterior una vez por semana, y con la misma frecuencia pueden salir al patio interior. El resto es encierro. Algunos asisten a actividades educativas, pero estas se suspenden durante los tres meses de verano. Petit agregó que los internos del módulo 2 “tienen una problemática social muy grande, muchos están por delitos leves pero reiterados: hurtos reiterados, violación de domicilio, que son expresiones de situaciones de pobreza muy grandes, que requieren un programa social importante”.

Petit aseguró: “El Instituto Nacional de Rehabilitación [INR] está preocupado por esta situación y está haciendo todo lo posible. Yo comparto el despliegue técnico, pero acá se requiere un empuje al más alto nivel para la dotación de personal técnico y de recursos económicos”. Dijo que si bien la situación es más acuciante en el módulo 2, por la falta de actividades, también hay carencias en el resto de la cárcel, en la que viven 1.300 personas. El comisionado señaló que se necesitan recursos para reciclar espacios, construir y adecuar edificios, y para cuestiones vitales, como reparar la bomba de agua, porque “el agua se corta muchas veces a la semana”. Razonó que “la falta de agua, el encierro, la falta de personal, hacen una suma de factores muy combustibles”. Todas estas situaciones “generan una convivencia muy negativa”.

Las actividades “tendientes a cero” en el módulo 2 son “el reclamo constante de todos los internos, y también del propio establecimiento; es muy difícil sostener un establecimiento así con tan pocos operadores, educadores y técnicos”. Evaluó que “así como se estableció un comité de crisis, y se está enfrentando la situación del [ex] Comcar, yo creo que hay que hacer lo propio con Canelones. Estoy elevando una nota al MI planteando justamente eso”. Lo que propone es “instalar un grupo de trabajo que apoye el esfuerzo del INR”, una especie de “comité de crisis que establezca un plan de acciones para encarar esta situación crítica que hay en Canelones, que es el edificio, el agua, el personal, la visita, la falta de gente, la falta de actividades, la relación con la comunidad, el egreso, la parte social, establecer vínculos, demanda total de todos los internos; una de las cosas elementales es el tema drogas: [se necesita] trabajo con las adicciones, con la familia”, enumeró el comisionado parlamentario para el sistema carcelario.