La enfermedad conocida como “roya de la soja” o “roya asiática” es provocada por el hongo Phakopsora pachyrhizi, que viaja fácilmente a través del aire cuando las condiciones climáticas lo favorecen. Dado que los síntomas -unas pequeñas manchas marrones en el envés de las hojas- son invisibles al ojo humano hasta que es demasiado tarde para hacer algo, lo que suele suceder es que ante la noticia de un foco los productores fumiguen, aun sin saber si sus cultivos podrían ser afectados.

El patógeno entró por primera vez al país en 2004 y, desde entonces, reingresa cada año, cuando las condiciones climáticas se lo permiten, a través de la frontera con Brasil. De la época del año en que ocurra depende la cantidad de cultivo que puede ver afectada su rentabilidad: “Si es temprano en enero, la posibilidad de afectación es mucho mayor que si ocurre a fines de marzo”, explicó ayer, en conferencia de prensa, la investigadora del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Silvina Stewart.

Stewart, licenciada en biología que desarrolló, junto con el técnico en lechería Marcelo Rodríguez, el Sistema de Alerta a Roya Asiática de la Soja (SARAS), indicó que “el diagnóstico temprano es fundamental para controlarla”, y, en este sentido, la herramienta web -ya disponible en la página del INIAcontará con un mapa georreferenciado con los focos diagnosticados al momento, y otro que indicará el riesgo de infección, con el objetivo de evitar la fumigación en los casos en que no sea necesaria.

Actualmente hay un único foco a nivel nacional, en la localidad de Zanja Honda, en el departamento de Rivera, y el contagio se produjo desde otro foco ubicado en la localidad de Dom Pedrito, en Río Grande do Sul, en Brasil.

El modelo de predicción de riesgo, que utiliza variables meteorológicas obtenidas del Sistema de Pronóstico Global, indica si este es alto, intermedio o bajo para cada departamento pintándolos de rojo, amarillo y verde, respectivamente. Según dijo Rodríguez, “en el único caso en que sería necesario fumigar es cuando el departamento está de color rojo”. De momento, todo el territorio nacional está pintado de verde, salvo Treinta y Tres, Lavalleja y Maldonado, que están de color amarillo.

La idea del sistema, según indicó Stewart, es “mantener al productor y al técnico informados del avance de la enfermedad”. Cuando un laboratorio, nacional o internacional, público o privado, informe de un nuevo foco, este se cargará automáticamente al sistema, apareciendo en ambos mapas: el de dispersión y el de predicción de riesgo. A su vez, el sistema enviará un correo electrónico a todos los usuarios registrados cercanos al punto, para alertarlos e indicarles la ubicación del nuevo foco.

Los productores podrán registrarse en forma gratuita en la página del sistema, indicando únicamente nombre, apellido, correo electrónico, localidad y departamento donde se ubican sus cultivos. Rodríguez recomendó que aquellos productores que tengan cultivos en más de una localidad se registren tantas veces como cultivos de su propiedad haya, ya que esto facilitará la precisión de las notificaciones.

Más allá de esto, el sistema ofrece la posibilidad de ingresar sin registro y acceder a toda la información disponible.

La investigadora indicó que dado que se han registrado “precipitaciones intermedias” en el sur de Brasil, “no se espera una evolución muy rápida de la enfermedad” hacia Uruguay. En comparación, a esta altura del año pasado había 12 focos en el país: uno en Salto, uno en Rivera, uno en Cerro Largo, dos en Treinta y Tres, uno en Soriano, uno en Río Negro, cuatro en Paysandú y uno en Tacuarembó.

Además de Stewart y Rodríguez, también desarrollaron el sistema los expertos en informática Shubert Fernández y Álvaro de León, y los meteorólogos Mario Bidegain y Bernardo de los Santos. Para la próxima zafra esperan tener una aplicación para dispositivos móviles tanto con sistema operativo Android como iOS.