“El año pasado finalizamos la revisión estratégica, el proceso de ver qué carteras de proyectos teníamos, chequeando con nuestros usuarios -los productores, el sistema político y la comunidad todacuál era la visión de trabajo hacia adelante. Una de las reflexiones que hicimos fue que la cartera de proyectos con las que venimos trabajando era demasiado amplia en el número de proyectos, dividida en pequeñas partes con horizontes temporales de tres o cuatro años. Eso no nos permitía, de alguna manera, la visión del entendimiento de los procesos”, sostuvo Roel.

Esto implica que el INIA se focalizará en 2017 en un conjunto menor de proyectos, más amplios en términos de duración y con mayor presencia de aspectos interdisciplinarios. “No hay una persona o institución que pueda, por sí misma, resolver los problemas o capitalizar las oportunidades. Entonces, si uno reduce esa atomización de proyectos y los convierte en proyectos más grandes y fomenta la capacidad de articulación, sin duda será una manera de promover estos cambios por los que estamos trabajando”, afirmó el presidente del INIA.

En esa línea, quedan claros algunos énfasis. Uno de ellos consiste en volcar más recursos a todos los temas ambientales, al “paradigma de la intensificación sustentable”, en definitiva, a “ver cómo podemos concentrar esfuerzos, buscando los cobeneficios en alternativas que nos permitan generar mayor productividad, que sean más sustentables y que utilicen mejor los recursos”, indicó Roel.

Consultado sobre los motivos de este viraje, sostuvo que, por un lado, obedeció a que el país “ha aumentado su capacidad productiva, con un importante avance de la forestación y de los cultivos, y está empujando la intensificación de la producción animal”; y, por otro lado, a las demandas de “una sociedad que, por suerte, es cada vez más reflexiva y está más interesada en los atributos ambientales del país”. “También tenemos una visión nacional de un país agrointeligente”, agregó, en referencia a la mirada del gobierno.

Roel sostuvo que en términos prácticos este eje implica “destinar más dinero a ensayos de largo plazo” que permitan estudiar estos procesos “por fuera de los proyectos más típicos, de tres o cuatro años”, ya que “es algo que tiene que ver con cambios de comunidades y de diversidad, cuestiones que si las miramos a corto y mediano plazo, no vamos a generar los conocimientos necesarios”.

Por otro lado, este año se hará hincapié en proyectos que tienen que ver con “cosas de portera hacia afuera del establecimiento”. Dado el perfil de Uruguay como exportador de alimentos, el ingeniero consideró que debe haber un esfuerzo grande en “la generación de una plataforma agroalimentaria donde poner, en forma articulada, las capacidades que tenemos; fortalecer la ciencia de los alimentos y todo lo vinculado a la inocuidad, que es un atributo necesario para poder seguir promoviendo el país a nivel mundial”.

En último orden, también habrá espacio para temas “más particulares”, vinculados al campo natural. “Es nuestro centro de diversidad y de resiliencia; ahí tenemos nuestros recursos genéticos, por tanto la investigación y el fortalecimiento de esa área es también uno de los temas centrales para nosotros este año”, concluyó.