Según cifras manejadas por Último Recurso, en el año 2000, cuando la tasa nacional de suicidio era de 17,02 cada 100.000 habitantes, en el este de Montevideo se situaba en el entorno de 15 cada 100.000 y en el oeste, en barrios como Cerro Norte, La Boyada, Maracaná, La Paloma, Las Torres y Rincón del Cerro, era de 40,39. Zonas aledañas -Villa del Cerro, Paso de la Arena, Los Bulevares, Santiago Vázquez, Belvedere y La Teja- también tenían tasas elevadas, de 23,5 casos cada 100.000. El promedio mundial es de 16 suicidios cada 100.000 habitantes.

Último Recurso comenzó haciendo una investigación en la zona y detectó problemas de violencia doméstica, abuso sexual, desempleo y discriminación, entre otros. A partir del convenio con la IM se crearon puestos centinelas y se implementó una serie de acciones que detallan los vecinos en una carta que hicieron llegar a la diaria: “líneas telefónicas gratuitas de asistencia a emergencias las 24 horas del día, con apoyo de Antel y compañías telefónicas privadas, la realización de talleres mensuales abiertos a la comunidad y la presencia de psicólogos y psiquiatras en los centros de estudio de la zona”. Los vecinos afirman que todas esas acciones “ayudaron a que el porcentaje de suicidios bajara notoriamente en la zona oeste de Montevideo”. Según las cifras que maneja la ONG, la tasa de suicidios en la zona comprendida por Casabó, Cerro Norte y La Boyada era, para mujeres, de 12 cada 100.000 en 2004, y en 2006 descendió a 9,6, mientras que la de varones pasó de 38,3 en 2005 a 30,6 en 2006. En la carta, los vecinos destacan el “esquema preventivo” que desarrolla Último Recurso.

Alfredo Rodríguez Blanco contó a la diaria que se contactó con el equipo “como paciente”, cuando estaba “en un momento difícil”. Su historia sirve para mostrar el trabajo implementado en el barrio. Su padre se suicidó en 1973. Llegó a la ONG por intermedio de un amigo, y siente que luego de un tiempo de trabajo logró “superar, asumir” el tema. “Está siempre presente, pero como debe estar, como un recuerdo y nada más, no como la tortura que yo sentía por eso, como culpa”, relató. Hoy es uno de los siete u ocho referentes del barrio. “Nuestra misión es detectar personas que necesiten ayuda profesional; les damos una primera charla, hasta acercarla a los profesionales que hoy en día, fuera de Último Recurso, siguen atendiendo en sus consultorios personales”, explicó.

“A la zona oeste concurría gente de todas partes: de Pocitos, Punta Carretas, Carrasco; abarcó muchísimo”, dijo Rodríguez, y cuestionó que la IM le quite el apoyo. “Por recortes económicos. Ese es el único motivo que hay, ya que dijeron que técnicamente no tenían nada que reprochar”, reclamó, y señaló que hay muchas otras áreas en las que se puede recortar. “Para nosotros esto es la vida del ser humano, no es un plato de comida hoy y mañana te arreglás. No es un comedor que da la leche, es la vida del ser humano”, insistió. El convenio con la IM se extendió hasta el 30 de setiembre.

Interrogantes

Actualmente, Último Recurso tiene puestos centinelas en Cardona (Soriano) -con el apoyo de la Junta Local de Salud-, Carmelo y Nueva Palmira (Colonia), con el apoyo de la Junta Local de Carmelo, de empresas de la zona y de actividades que realizan los vecinos para recabar fondos, contó a la diaria Silvia Peláez, médica especialista en suicidios y directora de Último Recurso. Tiene, además, un convenio con el Hospital Policial, para funcionarios y familiares.

El trabajo honorario de varios técnicos, la reducción salarial y la redistribución de fondos de los proyectos permiten hoy sostener las líneas telefónicas (08008483, que funciona todos los días de 19.00 a 23.00, *8483 las 24 horas del día desde celulares y 095738483, también durante las 24 horas), que recibieron en 2016 un promedio de 20 llamadas por día, en una tarea que comprende evitar el suicidio, contener y ser “puerta de entrada” a servicios de salud mental. Pero algunos de los apoyos, como el que sostiene el servicio de Soriano, corren riesgo de no poder continuar. Peláez citó la experiencia de Castillos, donde la Intendencia de Rocha dejó de apoyar al proyecto luego de que una funcionaria del MS dijera que ese organismo lo financiaría, cosa que no ocurrió; la médica señaló que ahora el alcalde de Castillos está tratando de restablecer el servicio, porque las tasas de suicidio volvieron a crecer. “Yo diría que a veces son crímenes por los que nadie da la cara”, expresó, y se preguntó respecto de los casos en que hay un proyecto que funciona bien y se corta, sin sustituirlo por otro, y aumentan las muertes: “¿Qué es eso? ¿Es un crimen? ¿Es negligencia? ¿Es ignorancia? Me gustaría que el Estado tuviera otra sensibilidad, ya que ellos mismos dicen que es un tema del Estado”, reclamó.

Competencias

Julio Calzada, director de Políticas Sociales de la IM, respondió a la diaria que la finalización del convenio tiene que ver con “un tema presupuestal”, pero que “no es [el motivo] exclusivo”. Dijo que ese y otros proyectos que llevaba adelante la IM -como el programa Nuestros Niños o la línea telefónica de VIH-sida- son temas de competencia nacional. Explicó que “se les presentó un conjunto de propuestas a otros organismos para que ellos lo gestionaran, o que compartiéramos los costos y el seguimiento del funcionamiento y demás, y no tuvimos respuestas positivas de esos otros organismos. Por lo tanto, no hubo otra alternativa que irlo dejando de lado; ese es el eje de la realidad”. El MS, dijo Calzada, fue uno de los contactados.

Ariel Montalbán, responsable del área de Salud Mental del MS, dijo a la diaria que el plan es que el MS tenga un servicio a nivel nacional. Comentó que el ministro de Salud, Jorge Basso, le encargó “hacer un proyecto de cómo funcionaría” y que están terminando de elaborarlo: consistiría en el desarrollo de una línea telefónica que se vincula con las exigencias que se les hacen a los prestadores de salud. Anunció que el MS pautó para 2017 un programa de capacitación con los prestadores de salud, puesto que son ellos quienes tienen que dar atención en salud mental. Señaló que si bien el suicido es “la punta del iceberg, es una temática, no la aislás de toda la problemática de salud mental. Ese es el tema: tiene que estar inserto en, y no como ha sido lo de Último Recurso; queremos evitar eso, que ha estado en forma paralela, obviamente relacionándose, pero no de una forma integrada, que es lo que se quiere hacer ahora”. “La idea es partir de esto y después ir hacia una línea de crisis más general, pero inicialmente partir de esto, sabiendo que la IM lo dejó de lado”, adelantó. De todos modos, dijo que la evaluación que hace el MS del trabajo de Último Recurso es “francamente positiva”. “Conocemos el trabajo muy bien y lo hemos evaluado excelentemente”, sostuvo.

Montalbán dijo desconocer en qué plazo podría implementarse el nuevo servicio. Los vecinos de la zona oeste, sin embargo, advierten que no será lo mismo concurrir a una mutualista, porque deberán pagar. Los usuarios de la Administración de los Servicios de Salud del Estado no pagan, pero Rodríguez afirmó que una compañera de grupo pidió una consulta y le dieron cita para dentro de tres meses. Dijo que no hay comparación con el trabajo en taller y el que realizan grupos de autoayuda, y reclamó por la falta de especialistas en suicidología.

El trabajo de Último Recurso en el oeste de Montevideo es de referencia internacional. A partir de una propuesta de un grupo de investigadores y artistas de la península de Yucatán, circula una petición dirigida al intendente de Montevideo y su equipo para que se renueve el contrato.