Una delegación de la Intendencia de Canelones (IDC) encabezada por el intendente Yamandú Orsi recorrió ayer los predios de los siete productores afectados en el paraje La Armonía, ubicado próximo a la intersección de las rutas 33 y 11, en el departamento canario. Los productores plantan en invernáculos y perdieron todas sus plantas por regar con el agua del arroyo Tabárez, que se presume contaminado con un herbicida por causa del mal uso que habría hecho un productor argentino que planta maíz y soja transgénica aguas arriba. Asistió también Adriana Pisani, adjunta de la Dirección Departamental de Salud (Ministerio de Salud), que coordinará un diagnóstico clínico para evaluar si hay relación entre el agua y la afectación de la salud, informó a la diaria Matías Carámbula, director de la Agencia de Desarrollo Rural de la IDC. Los visitantes comprobaron que se habían secado también las plantas acuáticas del arroyo y que “no había ni un pasto en el maíz, sólo la planta de maíz”, en el área dedicada al agronegocio, con una extensión de al menos 200 hectáreas.
La recorrida fue convocada por el intendente, con el fin de hablar con los productores y “ordenar diferentes intervenciones de la intendencia”, transmitió Carámbula. “La primera colaboración va a ser [proveerlos de] agua potable”, declaró Orsi a la prensa durante la recorrida. Detalló que la comuna tiene “un plan para unos 100 productores que se quedan sin agua, pero en este caso, atendiendo la emergencia de esto, [se apunta a] no exponer a la gente”, y agregó que este grupo “no está en el paquete de aquellos productores a los que les falta agua”; sí se trata de una emergencia. En colaboración con OSE, les llevarán tanques de agua que llegarán esta tardecita o mañana, anunció Carámbula. La IDC tomó ayer muestras de agua de los pozos de los que se abastecen las familias, que no son semisurgentes, sino que se abastecen de tomas de agua del arroyo. Por eso la Dirección General de la Granja (Digegra, dependiente del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca), junto con la Sociedad de Fomento Rural de Canelón Chico, está negociando la instalación de pozos semisurgentes para los siete productores afectados. Se prevé que puedan estar disponibles dentro de diez o 15 días; la Digegra financiará 80% de las obras y los productores el 20% restante.
La IDC está brindando asesoramiento jurídico, y Carámbula anunció que darán apoyo económico a las familias afectadas, como dinero para pagar la luz, comida y teléfono por un par de meses. Se está trabajando, además, para que los productores puedan recomponer cuanto antes el ciclo productivo.
Los resultados de los análisis estarían sobre el final de esta semana; eso es fundamental para corroborar las causas de lo que ocurrió y atribuir responsabilidades. En función de eso, los productores proyectan iniciar demandas por el daño económico, “pero mientras tanto, ¿con qué subsistís?”, se preguntó ayer Eduardo Casanova, productor que perdió las plantas de tomate y morrón de sus ocho invernáculos. Por otra parte, no saben por cuánto tiempo no podrán usar sus predios; Sebastián Peluffo, ingeniero agrónomo que los asesora, dijo días atrás a la diaria que intuyen que el herbicida aplicado es imazetabir, una sustancia que puede tener una permanencia en el suelo cercana a un año. “Si nos lleva meses o un año poder empezar a plantar, nos jugamos a mover campo afuera para tener algo para sacar en el invierno”, comentó Casanova. La desesperación es total. “No sabemos lo que vamos a hacer, y día a día pensás más y no sabés lo que vas a hacer, porque los nervios te comen. La verdad es que la situación que nos está tocando no es fácil. Nosotros vivimos de esto, no tenemos otra entrada de dinero. Esta semana vamos a empezar a plantar invernáculos y a mover las tierras”, adelantó.
Las plantas estaban completamente secas y algunos de los frutos se veían con el rojo que indicaba el punto de cosecha. Pero el productor sabe que están contaminadas; intuye que su bebé tuvo un problema de salud por haber consumido tomate días atrás, así como el año pasado. Casanova vende al Mercado Modelo, pero sabe que esta cosecha no llegará a destino. “Uno, que sabe, no lo manda; no podés porque estarías jugando con la vida de la gente”, aseguró, y repitió una vez más: “No dejó nada”.