A partir de mañana, el Poder Ejecutivo y el Frente Amplio (FA) comenzarán a trabajar para la preparación del año que, a priori, se presenta como el más engorroso desde que la izquierda llegó al poder, en 2005. Al menos así lo prometen los condimentos que se han acumulado: los vaivenes de la negociación por la segunda planta de UPM, el vertiginoso cambio de panorama en la política internacional tras la asunción de Donald Trump en Estados Unidos, la negociación del Tratado de Libre Comercio con China y la necesidad de aprobar el proyecto de Rendición de Cuentas más importante del quinquenio. En la votación de esta iniciativa, el Ejecutivo se juega la implementación de su programa, para lo cual deberá enfrentar una discusión que podría darse en tres frentes: con la interna de la fuerza política, con las organizaciones sociales, y ahora también con la oposición, en busca del tan necesitado voto 50.

La estrategia principal emergerá de una “reunión de trabajo” que comenzará mañana en Anchorena, y que, en los hechos, será una suerte de Consejo de Ministros de corte informal, ya que los invitados serán los mismos que todos los lunes suelen sentarse en el piso 11 de la Torre Ejecutiva. Del orden del día se sabe poco: que incluirá las “prioridades” de 2017 y su “planificación”, y poco más, aunque se descuenta que la instalación de la pastera de UPM y la Rendición de Cuentas estarán arriba de la mesa. De hecho, según publicó El País el sábado, el mandatario le pidió al presidente de la fuerza política, Javier Miranda, que le hiciera llegar una “aspiración” de los contenidos de la próxima Rendición de Cuentas, lo que implica necesariamente un debate interno en la fuerza política y un importante adelanto de la discusión, porque normalmente el tratamiento de las leyes presupuestales tiene lugar durante la segunda mitad del año, luego de que el proyecto es enviado al Legislativo.

En el ámbito parlamentario el debate comenzará el lunes 6 de febrero, en una reunión de las bancadas de las dos cámaras del FA junto a representantes de Presidencia y Miranda. Un día antes, ministros, legisladores e intendentes se verán las caras cuando sesione la Agrupación Nacional de Gobierno en Colonia, en la celebración del 46º aniversario de la fuerza política. Se espera, sin embargo, que el debate más “profundo” tenga lugar el lunes en La Huella de Seregni.

El senador de Compromiso Frenteamplista Leonardo de León destacó que se intentará “poder trabajar en busca de acuerdos amplios”, pero que estos no signifiquen “diluir el programa de gobierno” ni “ponernos en la lógica de sacar o poner gente para generar acuerdos”. El legislador llamó a “profundizar el diálogo, explicitar los temas, discutirlos y generar ámbitos en base a lo programático”.

Pero el diálogo con la oposición no parece nada fácil. El diputado Óscar de los Santos (Alianza Progresista) dudó de que la oposición quiera acordar con el FA. “Si no se acuerda con Gonzalo Mujica, que es el único que está más o menos cerca, yo no la veo”.

Igual opinó el vicepresidente del FA y diputado José Carlos Mahía: “Creo que lo primero es hablar con [Gonzalo] Mujica”. En cambio, sostuvo que Todos hacia Adelante, (Partido Nacional), el sector de Luis Lacalle Pou, “ha actuado por la negativa”. “Y no creo que vaya a cambiar hasta la campaña, cuando nuevamente esté por la positiva”, ironizó. Para Mahía, “la opinión pública y los frenteamplistas tienen que tener claro que lo que queda en estos tres años no va a ser una síntesis de la fuerza política, sino de un acuerdo posible”.

Respecto del debate interno del FA, Mahía sostuvo que hay poca sintonía entre lo que se discute en la interna y las preocupaciones de la población: “La discusión se ha dado por temas económicos como la distribución de la riqueza y la inserción internacional, cuando en la sociedad los temas más polémicos son la seguridad, la salud y la educación, por lo que noto que hay una distorsión entre las prioridades de la interna del FA y las de la sociedad en su conjunto. Esto nos genera distorsiones con la gente”.