La visión transformadora de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible –aprobada en setiembre de 2015 por 193 jefes de Estado– insta a todos los países y partes interesadas a trabajar conjuntamente por el objetivo de erradicar el hambre y prevenir cualquier forma de malnutrición para 2030.

América Latina fue la primera región en alcanzar la meta de reducción del hambre a la mitad, establecida por los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Este importante avance se logró gracias a varios factores que lo impulsaron. El siglo comenzó con un escenario en el que se reforzaba la presencia del Estado y la intensidad de las políticas sociales, tomando como guía a Brasil. Esta tendencia estuvo acompañada de mejores resultados económicos y mayor gasto público social, así como políticas focalizadas orientadas a la población más vulnerable.

El compromiso político fue otro elemento fundamental para este importante avance. La región optó por grandes alianzas entre países e instituciones regionales, tanto de gobiernos, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), como parlamentarias, como el Parlatino.

A esto se agrega el nuevo rol asumido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), socio fundamental, y el despertar de una conciencia ciudadana de la complejidad de los temas que nos convocan. Esto nos permite avizorar que si sostenemos estos esfuerzos podremos continuar reduciendo el hambre en la región con gran éxito.

Informe de FAO de 2017: el crecimiento del hambre, una amenaza mundial

Después de registrar un descenso prolongado, las estimaciones más recientes indican que el número de personas subalimentadas en el mundo aumentó hasta 815 millones en 2016, en comparación con las 777 millones de 2015.

Mencionaré algunos problemas: los conflictos bélicos –que en el último decenio han aumentado– y el cambio climático están presentes entre muchos factores que contribuyen a un escenario desolador. La inmensa mayoría de las personas que padecen inseguridad alimentaria y malnutrición crónica viven en países afectados por conflictos. Se estima que la cifra asciende a 489 millones de los 815 millones de personas subalimentadas, y a 122 millones de los 155 millones de niños con retraso del crecimiento.

El hambre aumenta en todo el mundo, y nuestra región, aunque con menor intensidad, no es excepción. Además, aumentan el sobrepeso y la obesidad, cuyo crecimiento se relaciona con rápidos cambios en el patrón alimentario.

La tarea de nuestro 8° Foro

El Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe, surgido en 2009 en el marco del compromiso intergubernamental Iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre, se constituye como un espacio plural y participativo cuyo motor principal son el diálogo y la voluntad política. Hoy es una red de más de 400 legisladores, organizados en 27 frentes parlamentarios contra el hambre, de distintos contextos y visiones políticas, al que se integró recientemente Haití.

Nos concentramos en:

Analizar y profundizar las causas que han detenido el progreso que mostraba la región en la lucha contra el hambre y la malnutrición (situación macroeconómica, problemas fiscales, agotamiento de las políticas, otros).

Revisar y acordar prioridades y acciones para que los parlamentos de la región, en conjunto con otros actores (ejecutivo, empresa privada y sociedad), reafirmen su compromiso político de hambre cero e implementen legislación y políticas renovadas para cambiar la tendencia actual.

¿Dónde está la clave para cambiar este modelo que trae consecuencias tan malsanas? Sólo políticas públicas con un enfoque multisectorial que incluya la agricultura, el medioambiente, agua y saneamiento, industria y comercio, educación, salud, trabajo, desarrollo y protección social, entre otros, permitirán atender la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad, respetando la diversidad de hábitos alimentarios, para todos los grupos en situación de vulnerabilidad.

Como conclusión diría que, a pesar de los avances registrados, el hambre se sigue comportando como una amenaza latente. En ese marco, los conflictos políticos y sociales, y la falta de acuerdo para avanzar en cuestiones medioambientales, tienen muchas posibilidades de poner en riesgo el desarrollo en amplias regiones del mundo.

Debemos reconocer esta amenaza y coordinar acciones para contrarrestarla desde las distintas responsabilidades que tenemos.

Los legisladores del Frente Parlamentario contra el Hambre tenemos el compromiso de cooperar y desarrollar buenas prácticas para combatir la malnutrición en América Latina y el Caribe y, además, trabajar por mejorar la nutrición y la salud de nuestros compatriotas.

Diputada Berta Sanseverino | Presidenta de la Comisión Especial de la Asamblea General por el Derecho a la Alimentación