Gastón Duffour, del comité 28 de Noviembre, les pide a los participantes que se dividan en dos grupos, uno de “gatos mimosos” y otro de “gatos salvajes”. “¿Cómo?”, inquiere un veterano, que no entendió la consigna. Sólo él y cuatro personas más superan los cuarenta años en la actividad organizada por el comité de base del Frente Amplio (FA) 28 de Noviembre y los comités funcionales de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (Ecomité), en el local de la coordinadora B del FA. El objetivo es “encontrarnos y darnos cuenta de que somos más los que estamos para cambiar el mundo”, explica Duffour. “A mover las bases” es la consigna.

La directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo (IM), Fabiana Goyeneche, se incorpora al grupo de los gatos salvajes, y el alcalde del municipio B, Carlos Varela, al de los mimosos. Cuando hay que clasificarse en partidarios de la monogamia o el poliamor, los presentes le cantan “Olé, olé, olé, olé, Carlos, Carlos” a Varela, por ser de los pocos que se juegan por la segunda opción. Cuando Duffour pide que se separen entre los que se sienten representados por lo que está haciendo el FA en el gobierno y los que no, es ampliamente mayoritario el primer grupo. Y al momento de alistarse con los partidarios o los contrarios a cambiar el estatuto del FA, son mayoría los que quieren cambios, entre ellos, Varela y Goyeneche. Algunos partidarios de la conservación son recriminados: “gordo sesentista”. “Callate, vos, que estabas a favor del gobierno, blandito”, le responde el aludido.

Hay baile con “Suavemente”, de Elvis Crespo; hay piedra, papel o tijera. Porque no somos sólo discursos, sino cuerpos, explica Duffour, aunque el tiempo de los discursos siempre llega. Y ese día está previsto debatir sobre vivienda, distribución de la riqueza, desarrollo, y niñas, niños y adolescentes en conflicto con la ley.

Se trató de la primera actividad conjunta de comités funcionales del FA en las facultades junto con militantes de base. Los organizadores reactivaron esta forma de militancia en las facultades: el Ecomité se creó en 2009 y el comité de la Facultad de Ciencias Sociales, en 2014. Tomando ejemplo de estas dos experiencias, este año ya se crearon tres comités funcionales en distintas facultades (Derecho, Información y Comunicación, y Psicología), y se está conformando uno en la Facultad de Medicina. “Es más fácil agruparse por temas y por ideas que por el barrio”, explica Fabricio Soria, del Ecomité. “La facultad es donde estás más tiempo, es tu ámbito de inserción”, agrega Yamila Maciel, del mismo comité. “Estás entre pares, discutimos sobre lo que estudiamos”, dice Jorge Burgos, presidente del comité de la Facultad de Ciencias Sociales.

Los universitarios frenteamplistas entienden que pueden colaborar en traducir a términos simples conceptos técnicos, y de esa manera ayudar a difundir los logros de los gobiernos del FA. Por ejemplo, el Ecomité conformó un grupo de trabajo sobre inclusión financiera y coordina la unidad temática de Economía en la comisión de programa del FA.

Por otra parte, es más fácil que los jóvenes que provienen de familias “apolíticas” se acerquen a un comité funcional que a un comité de base, afirma Burgos. “La dinámica es más flexible, menos estructurada, y cada vez tenemos más gente”, asegura Maciel.

Críticas y propuestas

La actividad del sábado se realizó para elaborar ideas fuerza “para el país que queremos”.

En el subgrupo de discusión sobre niñas, niños y adolescentes en conflicto con la ley se habló de la necesidad de trabajar con las familias, de darles a los jóvenes opciones no sólo educativas, sino también recreativas, artísticas y deportivas. También de la distribución de la riqueza y de la infraestructura en los barrios más carenciados.

Goyeneche dijo que está “muy preocupada y bastante decepcionada” por la forma en que el FA está abordando el tema, sobre todo a nivel del gobierno. Agregó que hubiera pensado que con el triunfo del No a la Baja después “se iba a entrar a fondo en el asunto”. “Pero está ganando la posición más negativa”, consideró. Evaluó que en materia de prevención es “donde se están haciendo los mayores intentos”, por ejemplo mediante la intervención social en barrios con problemas de seguridad, como el Marconi. “Se mejoró la vialidad, el alumbrado, se abrieron CAIF. La respuesta no fue llenar de policías”, destacó. Pero cuestionó lo actuado en torno al sistema penal juvenil. Sostuvo que en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente “se está haciendo un esfuerzo desde que cambió la presidencia”, pero “es insuficiente”, y consideró que hacen faltan más programas de rehabilitación.

En particular, la directora de la IM cuestionó que no se haya aprovechado la oportunidad para mejorar la normativa del sistema penal juvenil cuando se discutió el proceso penal juvenil en el Parlamento y se introdujeron cambios al Código de la Niñez y la Adolescencia. En lugar de adaptar la normativa a las convenciones internacionales, que establecen que la prisión debe ser la última opción, la Cámara de Senadores amplió los días de prisión preventiva para los adolescentes, de 90 a 150. “En el Senado no hubo nadie que se pusiera la camiseta y dijera: ‘No, si impulsamos el No a la Baja, no podemos seguir votando estas leyes’”, cuestionó Goyeneche. Agregó que hubo parlamentarios que argumentaban que había que “sacar” la ley “rápido”. “No podés supeditar una cuestión de derechos humanos a los tiempos legislativos”, criticó. Como propuesta, consideró que debería derogarse la prisión preventiva obligatoria. “Obvio que hay riesgo electoral, pero si no nos movilizamos con estas cosas, ¿qué nos mueve?”, preguntó.

En el grupo sobre distribución de la riqueza y el ingreso, se propuso focalizar el gasto público social en la primera infancia, para combatir la desigualdad estructural. Hubo propuestas para establecer una renta básica universal, para diseñar impuestos a la herencia, y se habló de la necesidad de combatir la discriminación de género en el mercado laboral y en materia de riqueza.

En el grupo sobre “desarrollo”, se discutió sobre sostenibilidad ambiental, diversificación productiva, educación e innovación.

La vivienda era el tema del cuarto subgrupo. Allí se propuso “derribar el concepto de vivienda como propiedad” y en cambio definirla como un derecho; establecer políticas diferenciales de acceso a la vivienda en función de las necesidades de los distintos grupos sociales; fomentar la participación en el diseño de políticas de vivienda. Se discutió sobre la necesidad de considerar el entorno parte del hábitat, y por tanto desarrollar políticas vinculadas a los servicios en los barrios. Este subgrupo propuso otorgar préstamos para reacondicionar viviendas en mal estado en las zonas céntricas de la ciudad. La ley de vivienda de interés social despertó varias críticas, porque la exoneración de impuestos no se trasladó a los precios.

Sobre el final de la actividad, con papelógrafos y marcadores, cada subgrupo expuso sus ideas al plenario.