El festival de Sitges en Cataluña, a apenas 35 kilómetros de la ahora convulsionada Barcelona, es desde hace medio siglo el mayor acontecimiento europeo para el cine de fantasía y horror, e inauguró su 50ª edición el viernes con el preestreno de The Shape of Water (‘la forma del agua’), la nueva película de Guillermo del Toro que obtuviera el León de Oro hace un mes en la última edición del Festival de Venecia. El film, que se estrenará mundialmente en diciembre y trata sobre una mujer que se enamora de una criatura humanoide anfibia (ver ), ha sido saludado como la mejor obra de Del Toro desde El laberinto del fauno (2006), posiblemente por críticos serios que no han sabido reconocer los méritos de films aparentemente más superficiales, como las excelsas Hellboy II: el ejército dorado (2008) y Titanes del Pacífico (2013).

Y es que justamente debe de haber pocas películas cuyas secuelas hayan sido tan reclamadas por sus fans en los últimos años como Hellboy II y Titanes del Pacífico, ambas obras que, aunque no fueron un fenómeno de taquilla, tuvieron un éxito razonable y cuyo prestigio no ha cesado de crecer estos años. Del Toro amagó hacer nuevas entregas de ambas, pero tras muchas idas y venidas –que incluyeron una larga negociación con Ron Perlman, estrella de Hellboy y actor de Titanes del Pacífico– anunció que descartaba su presencia como director en ambos proyectos, ya que está dedicado a otras de las decenas de ideas en las que suele estar embarcado. Esto, afortunadamente, no significa que nuevas películas sobre el detective demoníaco y los enormes robots que combaten en el océano no vayan a existir. Por el contrario, para el año que viene –o, a más tardar, 2019– se anuncian el relanzamiento de la franquicia de Hellboy y una segunda parte de Titanes del Pacífico llamada Pacific Rim: Uprising.

En el caso de la primera, no es una continuación de las dos películas previas sobre Hellboy –criatura de cómic creada por Mike Mignola en 1993, que esencialmente es un demonio que ha decidido ponerse del lado de la humanidad (por lo general) para defenderla de otras amenazas paranormales–, sino una reboot, que volverá a contar desde el comienzo la historia del personaje, pero enfrentado a distintas amenazas y con una óptica más oscura que la que le imprimió Del Toro. Para esto se le encargó la dirección al escocés Neil Marshall, distinguido por varias soberbias –y violentas– películas de horror y fantasía, como El descenso (2005), Doomsday (2008) y varios de los episodios más recordados de Game of Thrones. Como sustituto de Ron Perlman, a quien se podía considerar irreemplazable en el rol de Hellboy, se eligió a otro actor de facciones algo simiescas y gran presencia física como David Harbour, quien se hizo conocer como el jefe de Policía Jim Hopper en la popular serie de Netflix Strange Things. A pesar de haber sido desplazado como cabeza de las versiones cinematográficas de Hellboy, Del Toro –luego de un breve desencanto inicial– le dio su bendición al relanzamiento y declaró a la revista CinemaBlend: “Yo no soy el dueño de Hellboy, Mike [Mignola] lo es. Así que, saben, él es el padre del personaje, y si quiere relanzarlo, está perfecto. Yo pude hacer dos películas, y eso son dos más de las que pensaba que llegaría a hacer. Así que, en lo que me concierne, buena suerte y que Dios los bendiga”.

En cambio, el director tiene más derechos de propiedad sobre la franquicia de Titanes del Pacífico, y sigue muy relacionado con ella: el segundo film no lo tendrá como director, pero sí en los roles de productor y guionista. La película será dirigida por Steven S DeKnight, creador de la serie Spartacus y guionista habitual de muchas otras de fantasía o acción, que hará su debut detrás de cámaras con Pacific Rim: Uprising y, lejos de intentar darle un toque muy personal a la historia, ha declarado que estuvo en contacto cada vez que pudo con Del Toro para pedirle consejo sobre la forma de encararla. Un sentimiento compartido por el nuevo protagonista, John Boyega –actor británico globalizado por su rol protagónico en la nueva trilogía de Star Wars–, quien durante la última convención Comic Con de Nueva York le dijo a la revista Polygon que “la idea de esta película no es reescribir lo que Del Toro hizo, sino construir y expandirse encima de ello”. El deseo del director y el actor es que este nuevo film consolide la franquicia de los robots Jager y los monstruos Kaiju, algo que Titanes del Pacífico no logró, y que luego haya otras películas con Del Toro en la silla del director.