Con el sonido de fuertes aplausos de fondo, asumió ayer como senadora Michelle Suárez, primera mujer trans en ocupar una banca del Parlamento, quien dijo sentirse “muy honrada de poder formar parte del órgano más representativo de la democracia uruguaya”. Consideró que este paso en la historia del país constituye una “evolución en la conciencia colectiva” que se da a partir de un “proceso de sensibilización” que ha tenido la población respecto de las temáticas referentes a la diversidad sexual y con el reconocimiento de la población trans como vulnerable.
Suárez, de 33 años, valoró “ser aplaudida por muchos” después de tantos “dichos, hechos, formas de sentir y pensar que en alguna época de mi vida me hostigaron, persiguieron y sancionaron”, y también manifestó ser consciente de que las oportunidades que le tocaron son una excepción entre las trans. La flamante senadora, que es abogada, se refirió a “muchísimas de mis compañeras” a las que esas oportunidades “se les hacen imposibles” porque no cuentan con “el ejercicio de la libertad para poder optar en su realización personal y llevar adelante su vocación y sueños”. En este sentido, resaltó la importancia de “evaluar correctamente las complejidades” de injusticias de este tipo, para “empezar a eliminar los elementos de postergación” que las producen, y pidió atención para distinguir entre la “mera igualdad formal” y la “igualdad sustantiva”.
“Lo que subyace en todos estos conceptos –explicó– es [la discusión sobre] cuál es la sociedad en que todos queremos vivir, y eso implica que podamos elegir entre trabajar por sostener la sociedad que hoy tenemos o por buscar una que sea más igualitaria, más democrática y menos discriminatoria. En lo personal, es clara mi opción: voy por la segunda”.