Estamos ante una coyuntura nueva en el sector de la salud. En 2017 se produjeron algunos hechos políticos y sociales que conmovieron el escenario de la salud en el país. Uno de ellos fue la convocatoria a un Diálogo Nacional, a diez años del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), con temas jerarquizados, documentos del Ministerio de Salud (MS) referidos a cada tema, disparadores de la discusión en talleres y documentos de las fuerzas sociales –en particular de la Federación Uruguaya de la Salud (FUS)– que generaron una discusión rica y franca entre muchos actores. Como todo proceso complejo de transformación social, la reforma de la salud necesita ámbitos amplios de reflexión y debate, que rescaten los avances, analicen los asuntos pendientes, hagan autocrítica sobre los errores y valoren los nuevos escenarios y los desafíos. Pocos días después del Diálogo Nacional, las Jornadas sobre Recursos Humanos en Salud, convocadas por el MS, volvieron a recoger miradas distintas y reflexiones que pusieron sobre la mesa un conjunto de temas y problemas pendientes de la reforma. En este período, el MS colocó en su página web un interesante documento en el que presentaba diez desafíos para el SNIS.

Destacamos también como un hecho trascendente la confluencia de un conjunto muy amplio de organizaciones en un Frente Social de la Salud, que elaboró y acordó una plataforma con 18 propuestas programáticas para el sector. Basta leer ese documento de seis páginas para valorar la amplitud y la solidez de las propuestas presentadas. Pero, además, la unidad lograda entre organizaciones como el PIT-CNT, la FUS, la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP), la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (ONA- JPU), el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) y el Movimiento de Usuarios de la Salud (MUS) en la defensa y profundización de la reforma es un paso fundamental; en sí mismo, es una herramienta de cambio. En estos días, la FUS convoca a un Segundo Encuentro del Frente Social de la Salud que se llevará a cabo en la otra punta del país, en la ciudad de Artigas, el 9 de noviembre.

A este panorama de cambios se agregaron en el último mes tres nuevos hechos que terminaron de crear una nueva coyuntura política: la ofensiva de la oposición por intermedio de la comisión investigadora de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), la decisión del Frente Amplio (FA) de promover una campaña de movilización política, y una convocatoria a la sociedad y la voluntad política de Presidencia de la República de impulsar una segunda generación de reformas en el sistema de salud.

Tal como venía anunciando explícitamente la oposición, la comisión investigadora de ASSE inició con gran impacto mediático una dura campaña de cuestionamientos al prestador público. Otro ANCAP y durante más tiempo, han dicho. Titulares todas las semanas y amplios espacios en los medios de comunicación van creando un clima deliberado de desprestigio. Es cierto que todo lo que han denunciado hasta ahora son casos que la propia ASSE ya había detectado, auditado o investigado. Pero eso no se nota en una campaña de prensa bien orquestada. También es cierto que no se incluyen en esa película los grandes avances que ha hecho ASSE en estos diez años. Más aun si los contraponemos a décadas de deterioro y recortes presupuestales (por ejemplo, entre 1999 y 2002 hubo una reducción de 40% en el presupuesto). Pero eso no le interesa a una campaña armada con otros objetivos. Tampoco los grandes desafíos que el organismo tiene por delante, porque levantar la mira no es el propósito de esta ofensiva.

Por otro lado, el presidente de la República, Tabaré Vázquez, reunido con Javier Miranda, presidente del FA, definió promover una “segunda generación de reformas” en el sistema de salud, elevando los alcances y dimensiones de las medidas a adoptar para profundizar la reforma.

El FA, por su parte, resolvió impulsar una campaña de movilización política y una convocatoria social con tres consignas centrales: “Construyamos la salud del futuro”, “Por la defensa y profundización del SNIS” y “Por una segunda generación de reformas en la salud”.

El lanzamiento de la campaña nacional se realizará en La Huella de Seregni el 25 de octubre, en un evento que será transmitido por FA TV. Desde esa fecha habrá jornadas en los 19 departamentos, con exposiciones, trabajo en talleres y conclusiones, en las que se invitará a las organizaciones sociales a discutir en conjunto los rumbos de avance del SNIS. Se lanzará también un concurso de fotografías con el tema “Antes y después del SNIS”. Esta etapa culminará con un Encuentro Nacional de Salud, el 2 de diciembre. Además de este proceso participativo, un grupo de trabajo convocado por Miranda e integrado por Marcos Carámbula, Miguel Fernández Galeano, Charles Carrera y Ángel Peñaloza está elaborando propuestas para esta reflexión/ acción, que podrán traducirse en nuevas leyes que aborden los desafíos centrales del SNIS. También la Unidad Temática de Salud del FA está discutiendo y aportando a este proceso.

Entre los fundamentos de esta convocatoria se sostiene que la construcción del SNIS es “una conquista de todos los uruguayos y las uruguayas para avanzar hacia la efectiva realización de un derecho fundamental, el derecho a la salud”. “En comparación con décadas anteriores en el país y analizando el contexto regional e internacional, la reforma uruguaya de la salud se destaca por la búsqueda de la igualdad, la equidad y la sustentabilidad en su financiamiento, por la cobertura y el acceso universal, por la integralidad de su propuesta sanitaria y por algunos logros relevantes, tales como la baja de la mortalidad materna y de la mortalidad infantil”, se afirma.

La convocatoria del FA asume también la polémica planteada sobre ASSE. “Atacar a ASSE es atacar a uno de los pilares fundamentales de la reforma, que transformó una realidad de hospitales vetustos y en ruinas, sin los recursos básicos y cuyo presupuesto era reducido sistemáticamente por sucesivos gobiernos, que sólo reforzaban el criterio, impuesto durante décadas, de que se podía tener una atención pobre para los pobres. Hoy ASSE es la principal institución de salud del SNIS, con cientos de policlínicas, centros de salud y hospitales en todo el territorio nacional, desde las zonas rurales a los mayores centros urbanos. Posee una infraestructura mucho mayor, amplia y digna, sustancialmente renovada. La cantidad de afiliados de ASSE por intermedio del Fondo Nacional de Salud (Fonasa), que podrían optar por otros efectores, no ha dejado de aumentar año a año, y asciende a 500.000 en la actualidad. Es la principal institución del Fonasa. El gasto por usuario público pasó de 30% del privado en 2004 a 80% en 2016 y debe seguir avanzando hasta la igualdad. Los programas de salud con enfoque integral, jerarquizando la prevención y promoción, integrando a la comunidad, tuvieron en ASSE y el sector público sus mayores desarrollos. Ejemplos de estos avances son el descenso de la mortalidad infantil y la mortalidad materna, la red de policlínicas y centros de salud o las 75.000 intervenciones quirúrgicas en el Hospital de Ojos”.

Por último, convoca a “una movilización política y social en defensa de la reforma de la salud y para promover su avance, hacia una segunda generación de transformaciones, con el involucramiento y la participación del conjunto de la sociedad”. En ese involucramiento positivo y necesario de la comunidad, la convocatoria señala “la fortaleza que representa para la sociedad uruguaya contar con la participación de distintas organizaciones sociales de la salud, como el PIT- CNT, la FUS, la FFSP, la ONAJPU, el SMU y el MUS, que han sumado esfuerzos para defender y profundizar la reforma, con propuestas programáticas comunes”.

Entramos en una nueva coyuntura en la que se desarrolla una batalla política, ideológica y social sobre los rumbos de la salud en Uruguay.