El fiscal Ricardo Lackner pidió el procesamiento sin prisión para el capataz que golpeó al peón Hugo Leites, en la estancia Flor de Ceibo de Salto, por el delito de lesiones personales. El petitorio, fechado el 13 de noviembre, dice que hay elementos de convicción para el enjuiciamiento pero no se encontraron fundamentos para imponer medidas cautelares al capataz.

El abogado de Leites, Gabriel Cartagena, dijo a la diaria que “quedó demostrado que el incidente fue por problemas laborales y no personales, como se dijo por ahí”. Sostuvo que si bien está conforme con el pedido del fiscal, tiene discrepancias desde el punto de vista técnico, ya que el pedido de procesamiento se podría haber hecho después de la audiencia del 27 de setiembre porque “estaban todas las pruebas”. Ahora, la defensa esperará a que el juez falle, dentro de cinco días, para hacer una demanda laboral, puesto que en las audiencias de conciliación no se llegó a un acuerdo. La defensa de Leites reclama 895.000 pesos por concepto de despido, 1.300 horas extras impagas, licencia y salario vacacional, 10% por la multa legal y 50% por daños y perjuicios.

Periciados

La pericia psicológica asegura que Leites “presenta personalidad de rasgos adaptativos, hábitos de trabajo arraigado, capacidad de autocuidado, habilidades interpersonales, capacidad de realizar proyectos a futuro y sobreponerse a las dificultades. Se percibe a sí mismo como una persona que puede cometer errores, lo que da cuenta de una autopercepción realista”. Señala, también, que atraviesa una“crisis vital asociada a factores generacionales, socioeconómicos y laborales”.

Sobre el capataz Paolo Rodríguez, la pericia dice que es “capaz de desarrollarse adaptativamente en distintas áreas de su vida, de personalidad habitualmente funcional, con rasgos de inseguridad y autoestima vulnerable. La irritabilidad puede afectar su relacionamiento interpersonal en caso de que se den determinados factores desencadenantes, aunque no se trata de un patrón de conducta habitual”.

Según el documento, Rodríguez describe a Leites como “un hombre ‘renegado’, que le quería ‘pasar por arriba’”. Los dos coinciden en que no tenían una buena relación. Leites aseguró que en los primeros tres meses “anduvo todo bien”, pero los problemas empezaron cuando le impidieron ingresar con su auto al establecimiento y “le negaron un caballo para recorrer la legua de distancia que lo separaba de su lugar de trabajo”. En tanto, el capataz declaró ante la Justicia que le molestó que el peón hiciera, sin autorización, una copia de la llave de la portera que tenía que abrir para guardar su vehículo.

El día de la discordia

El documento de la Fiscalía asegura que el 18 de setiembre, entre las 18.15 y las 18.30, los dos hombres llegaron a caballo a la portera donde se guarda el ganado, desmontaron y comenzaron a “desplazar las hojas para cerrarla”; en ese momento Leites le reprochó a Rodríguez que estaban trabajando de “sol a sol”, Rodríguez le respondió que no empezara “de nuevo con problemas y que si no estaba a gusto se buscara otro trabajo”, y entonces Leites lo insultó diciendo: “Alcahuete, parecés cuzco detrás de los gringos”. Según el texto “el comentario hiriente” desató una reacción violenta en el capataz, que comenzó a golpear con el rebenque al peón. “Se produce entonces un enfrentamiento entre ambos, que se desarrolla, a juzgar por las lesiones constatadas en ambos, en forma notoriamente favorable a [Rodríguez]. En efecto, [Leites] sólo consiguió aplicar ‘tres lazazos’ y al final terminó amagando a sacar el cuchillo que portaba, para disuadirlo, según su versión”. El documento dice que hubo una “diferencia etaria” a favor del capataz, que “explicaría la mayor agilidad en el manejo del rebenque”. Sobre las heridas que Leites sufrió en la espalda, el documento explica que son producto de los golpes que le propinó Rodríguez cuando el peón se cayó al suelo. En la pericia el capataz aseguró: “Cuando me dijo ‘cuzco’ me tocó, un cuzco ni un perro es, es de esos que andan en la calle tapados de sarna”.

Sobre la situación en general se sostiene: “Como trabajadores, ambos se ven inmersos en una trama particular como es el contexto rural y sus especificidades, naturalizando determinadas formas de abordar la cotidianidad y atravesados por determinadas condiciones de estrés socioambiental que explican, en parte, los comportamientos que despliegan”.

La diputada frenteamplista por Salto, Manuela Mutti, que le dio amplia difusión al caso cuando se enteró, tuiteó: “Desilusionada con el pedido del fiscal, de procesar sin prisión al capataz que agredió al trabajador rural Hugo Leites. Para el fiscal, una costilla rota no es una lesión grave”.