Más de 2.000 mujeres participaron en el XIV Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe (EFLAC), que se llevó a cabo en Montevideo del 23 al 25 de noviembre, y que culminó con la gran marcha de conmemoración del Día Internacional de Lucha contra Todas las Formas de Violencia hacia las Mujeres. En diálogo con la diaria, Lilián Celiberti, coordinadora de Cotidiano Mujer –colectivo que organizó la implementación del EFLAC en Uruguay–, valoró la diversidad etaria, cultural y sexual de las participantes, la amplia agenda que se abordó en el encuentro –“el análisis de la democracia, la descolonización y despatriarcalización” y la protección de las defensoras de los derechos de las mujeres.

Celiberti celebró que en el encuentro se incluyó el concepto de la “sostenibilidad de la vida”, que, explicó, “abarca tanto la lucha contra el patriarcado como el extractivismo, contra el modelo de desarrollo, y la sustentabilidad de formas de vida que hoy están siendo amenazadas y perseguidas por megaproyectos y megaintervenciones que consumen el agua, el aire y que contaminan los suelos”.

Las discusiones giraron en torno a diez ejes de trabajo, entre los que se encontraban el cuerpo de las mujeres, el racismo, la discriminación, diferentes formas de violencia, economía feminista y autonomías y poder.

Según Celiberti, se logró una pluralidad de miradas, y a eso era que se apuntaba. “El movimiento feminista tiene que recoger el espacio de la pluralidad como un valor: no queremos un mundo de pensamiento único, esa pluralidad de miradas y tensiones es lo que somos en la sociedad”, declaró.

“Contribuir al fortalecimiento de la democracia en América Latina a partir de la incorporación de los derechos humanos desde una perspectiva feminista en la agenda de los estados y de las sociedades” fue el principal objetivo del encuentro. Celiberti comentó que las mujeres no sólo quieren gritar en la calle para pedir el fin de la violencia contra las mujeres. “No me alcanza sólo con gritar, necesito instrumentar conciencias en quienes tienen el poder y arrancar derechos”, dijo. Para ella, “la democracia no es una cosa dada, es algo que se conquista todos los días poniendo el cuerpo en la calle, pero también con la inteligencia, yendo al Parlamento”. Señaló que en eso se diferencian “de otros feminismos, que ven una pared y todas son iguales; para nosotros los gobiernos no son todos iguales; en ese sentido, recogemos más una tradición de incidencia política que queremos hacer”, precisó. Como ejemplo, mencionó que es crítica de la Ley de Interrupción de Embarazo, pero remarcó que, “sin embargo, preferimos que exista a que no exista”. “No quiere decir aplaudir, ser sumisas o no contestatarias; implica construir una forma de autonomía desde la cual vamos a criticar cuando es necesario, pero vamos a valorar los pasos que damos porque resuelven problemas concretos de la vida cotidiana de las mujeres”, remarcó.