“Exceso grasas”, “exceso azúcares”, “exceso sodio” y “exceso grasas saturadas”. En letras negras sobre fondo blanco, estas serán las cuatro etiquetas que los uruguayos encontrarán el año próximo en los comercios de venta de productos alimenticios, según anunció Presidencia de la República en su sitio en internet. Antes de fin de año se aprobará el decreto que regula el etiquetado. De esta forma concluye un proceso que se inició en 2016 y cuya última etapa fue una consulta de 60 días que involucró a la industria de la alimentación y a otros actores. Finalmente, el Ministerio de Salud Pública (MSP) se inclinó por el modelo de etiquetado previsto inicialmente, similar al chileno pero con un diseño mejorado por la Escuela de Diseño de la Universidad de la República, explicó la asesora en nutrición del MSP, Isabel Bove, al portal de Presidencia. “La OPS [Organización Panamericana de la Salud] aconsejó que no tenga color, dado que las etiquetas, de por sí, ya tienen mucho color”, indicó la técnica.
En enero de este año se conoció un informe de la OPS y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) que establece que Uruguay supera al promedio de América Latina y el Caribe en materia de obesidad y sobrepeso. 61,7% de los adultos uruguayos tiene sobrepeso, y 26,7% es obeso.
Bove evaluó que el cambio de los patrones de consumo explica la incidencia del sobrepeso y la obesidad en Uruguay y en la región. “Se dejó de lado la alimentación tradicional, y lo que comemos y cómo lo hacemos cambió mucho. Aparecieron una serie de productos que tienen exceso de grasas, sal y azúcar, que son muy densamente calóricos y tienen poco valor nutricional”, explicó.
Para la definición del etiquetado se tomaron en cuenta parámetros internacionales en materia de límites de azúcar, sal y grasas, como el perfil de nutrientes de la OPS. La experta explicó que la aplicación del etiquetado será gradual para darle a la industria tiempo para adaptarse.
Durante el proceso de consulta, la industria de la alimentación cuestionó la medida. Por ejemplo, Fernando Pache, presidente de la Cámara Industrial de Alimentos, dijo a Montevideo Portal en setiembre que el etiquetado propuesto por el gobierno hará que 95% de los alimentos tenga advertencias, porque los límites que plantea son muy exigentes. El gobierno había propuesto etiquetas que advertían “alto en azúcares” y “alto en grasas”, y la industria cuestionaba que el diseño era similar al de un cartel de Pare. “Tenemos una visión negativa con respecto a él, ya que estigmatiza y genera temor, más que educación y conocimiento”, dijo Pache al portal. En cambio, la industria proponía un sistema al estilo de un semáforo, con advertencias rojas y amarillas, pero el gobierno desestimó la propuesta y siguió el patrón de letras negras sobre fondo blanco, aunque quitando la palabra “alto”.
“Recibimos todas las observaciones. La mayoría fueron favorables, y las que no lo fueron tanto provenían de la industria. Escuchamos a la industria en todo este proceso”, dijo Bove al sitio de Presidencia. Agregó que muchas observaciones fueron razonables, como no considerar la grasa láctea exceso de grasa, dado que tiene efectos beneficiosos para la salud, así como la propuesta de subir los límites inferiores de azúcar para bebidas y mermeladas, además de los de sodio para los panes.
Los transgénicos también
El etiquetado para los alimentos con exceso de azúcares, grasas y sodio se sumará a otros sistemas de etiquetado ya vigentes. Por ejemplo, el etiquetado de transgénicos dispuesto por la Intendencia de Montevideo (IM), que tuvo algunas idas y vueltas. Durante la gestión de la intendenta Ana Olivera (2010-2015) se dictó un decreto que dispuso la obligatoriedad de etiquetar transgénicos. En agosto de 2015, la administración encabezada por Daniel Martínez dejó en suspenso la norma para introducir algunos cambios. Estos fueron enviados a la Junta Departamental, y la intención del gobierno capitalino es que se aprueben antes de fin de año, dijo a la diaria la directora de Desarrollo Social de la IM, Fabiana Goyeneche.
El director de Regulación Alimentaria de la IM, Marcelo Amado, explicó a la diaria que el cambio que está a consideración de la Junta Departamental incorpora una redacción más precisa a la norma. En la redacción anterior podía interpretarse que se exigía que 1% del alimento fuera transgénico en forma global, y la intención es establecer que ese 1% corresponde a cada ingrediente del alimento. Si al menos 1% de los componentes de cualquier ingrediente del alimento es transgénico, el alimento ya se considera transgénico, explicó Amado. En Uruguay están aprobados eventos de soja y maíz transgénicos, y hay compuestos como el jarabe de maíz o la lecitina de soja que se usan en muchos productos, como alimentos de panadería, refrescos, embutidos, yogures y salsas.
El jerarca informó que la IM ya está haciendo análisis de transgénicos y está comunicando a las empresas que deben etiquetar. A raíz de esto, algunas empresas transnacionales han modificado los ingredientes que utilizan en los productos que venden para Uruguay, para no verse perjudicadas en términos de imagen por el etiquetado, contó Amado.
Al mismo tiempo, la IM está conversando con cancillería y con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca para definir qué hace con los productos importados que tienen ingredientes transgénicos de eventos no registrados en el país.
Cuando la Junta Departamental apruebe las modificaciones, el gobierno capitalino tiene pronta una resolución que modifica el etiquetado de transgénicos previsto inicialmente, informó Goyeneche. La resolución del gobierno anterior estableció una etiqueta con fondo amarillo y una “T”. “Desde el gabinete de bioseguridad y desde la industria alimentaria se planteaba que en realidad no era de fácil interpretación el triángulo amarillo, como que daba la sensación de peligro, y la gente lo que menos interpretaba era que tuviera organismos genéticamente modificados”, señaló Goyeneche. Por lo tanto, se pensó “en una etiqueta diferente, que no indujera a error pero que señalara con claridad qué era lo que estábamos informando”, agregó. De común acuerdo con la industria, se estableció que la etiqueta será un círculo con una “T” en negro sobre fondo blanco, y debajo la leyenda: “Contiene organismos genéticamente modificados”.