La niña tenía 12 años, iba junto con su hermano a un colegio privado de la Curva de Maroñas. En octubre del año pasado, llamaron del colegio a su tía abuela –Antonia, de 85 años– para contarle que la menor había dicho a sus compañeras, y luego a la psicóloga del centro, que había mantenido relaciones sexuales con un hombre adulto y que la había llevado su madre. Así lo relató su tío José, el hijo de Antonia, a la diaria.

En ese mes de 2016, el colegio, además de comunicarse con Antonia y José, hizo una denuncia judicial. Un mes más adelante se realizó una audiencia en el Juzgado Especial de Familia de 4º Turno. El juez determinó que la madre de los menores debería concurrir a una pericia psiquiátrica, que la niña iría al Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y que su hermano, de siete años, quedaría bajo custodia de José y su esposa.

En los siguientes meses la menor cumplió 13 años y se instaló en un hogar del INAU. Además, comenzó a cursar primer año de ciclo básico. La madre iba a visitarla –bajo vigilancia del INAU– con regularidad. Un día en abril la niña fue al liceo y no regresó al hogar. Cuando José tuvo conocimiento de esto, fue a hablar con la funcionaria que trataba su caso en el INAU, y esta le dijo que había realizado una denuncia en la Seccional 3ª de Montevideo.

Antonia dice que desde ese momento, una vecina de la casa de la madre la vio allí, en donde vivía antes. Al enterarse, José informó de esto a la comisaría e hizo una ampliación de la denuncia del INAU. Desde ese momento, la menor no ha regresado al INAU. Tanto Antonia como José se han comunicado con la Línea Azul –un departamento del INAU que recibe denuncias– y desde allí les han dicho que lo único que pueden hacer es informarle al hogar. Estos, a su vez, “te dicen: ‘Y, bueno. Si saben que está ahí, tráiganla’”, cuenta Antonia.

La tía abuela de la adolescente está preocupada porque dice que la menor tiene un quiste en el cerebelo que no ha sido controlado en los últimos dos años. Además, contó que la madre tiene una deficiencia mental y que no sabe qué entrada económica pueden tener.

Gabriela Volpe, la coordinadora de la Línea Azul, dijo a la diaria: “Hace un año, cuando recibimos la situación de la niña, la investigamos, la estudiamos, citamos a la mamá, informamos al juez y se pidió amparo para ella, porque la mamá no estaba en condiciones de tenerla”. Sin embargo, dijo que no era competencia de su departamento hacer el seguimiento del caso, sino que “una vez que ingresa al hogar, este es responsable por las salidas de la nena”. Según aseguró, para el INAU, desde hace siete meses la niña se encuentra “bajo salida no autorizada”. Además, agregó que, dado el contacto con la familia de la adolescente, fueron de nuevo al hogar y no encontraron nada; los vecinos les dijeron que de día nunca están y que “de noche siempre hay mucho bochinche, mucha fiesta”. Volpe contó que realizaron un informe al juez sobre esta última visita y que dejaron una citación en el hogar. “Esta mamá, como tantos papás, debería estar presa”, sentenció.

José, quien luego de un proceso judicial obtuvo la tenencia definitiva del hermano chico, dijo que ya agotaron todas las opciones y que tiene miedo de que le pase algo a la niña.