El canciller Rodolfo Nin Novoa dijo durante la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que el mundo vive una “realidad internacional poco auspiciosa” en materia de intercambios comerciales. Según el canciller, estamos “ante un proceso de transformaciones vertiginosas y sin precedente”, marcado por la reaparición del nacionalismo y el proteccionismo “como respuestas al miedo y la inseguridad”. La referencia fue principalmente al gobierno que lleva adelante el presidente estadounidense, Donald Trump, y al fortalecimiento de grupos de extrema derecha en países de la Unión Europea. En la misma conferencia, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, exigió “revitalizar los órganos existentes” de la OMC para garantizar que estos se concentren en los nuevos “desafíos” mundiales, como la influencia de las empresas estatales en el comercio. “Debemos preguntarnos si esto es positivo para la organización y si la estructura de arreglo de diferencias actual tiene sentido”, dijo el secretario estadounidense.

Durante la conferencia, Nin Novoa destacó que “el sistema multilateral basado en reglas” es lo que “ha salvado a la humanidad de flagelos peores después de la Segunda Guerra Mundial”, y dijo que es necesario “cuidar las instituciones y trabajar para su fortalecimiento”.

Por último, el canciller recordó que si bien el artículo 20 del Acuerdo sobre Agricultura de la OMC “mandata un proceso de reforma del sector”, tras más de 20 años de haberse firmado, “poco se ha hecho”. Aquel artículo del acuerdo, firmado en Punta del Este en 1995, establecía una suerte de hoja de ruta con el objetivo de buscar “reducciones progresivas sustanciales de la ayuda y la protección a la agricultura, que se efectúen de manera sostenida a lo largo de un período acordado, como resultado de las cuales se corrijan y prevengan las restricciones y distorsiones en los mercados agropecuarios mundiales”. Nin Novoa se quejó del escaso avance en esta área y sostuvo: “No podemos ocultar nuestra frustración ante un escaso nivel de ambición que continúa postergando resultados en materia de acceso doméstico y acceso a mercados. No podemos acompañar resultados que signifiquen un retroceso en las disciplinas sobre agricultura. Existe una preocupación legítima sobre seguridad alimentaria que habrá que discutir en el futuro”. Luego dejó en claro los intereses de Uruguay en esta materia, y argumentó que “con sus poco más de tres millones de habitantes”, el país “puede producir alimentos para 50 millones y contribuir a resolver los problemas de la seguridad alimentaria mundial”.