La producción agropecuaria ha perdido el lugar predominante que tenía en la economía uruguaya, pero sigue creciendo, sobre todo impulsada por la ganadería, la cadena forestal y los cultivos de soja. Un análisis de los últimos datos disponibles del Producto Interno Bruto (PIB) da cuenta de una expansión de 3,1% entre enero y setiembre de 2017, en comparación con igual período del año anterior. La cifra va en línea con la expansión de 3,2% que registró la producción agropecuaria interna en los primeros nueve meses del año. Sin embargo, una perspectiva con proyección al cuarto trimestre en base a las estimaciones del Banco Central indica que el PIB agropecuario registrará un “leve” incremento de 0,52% en comparación con 2016 –cuando el incremento había sido de 0,9%–, producto de una expansión pecuaria de 1,8% y una contracción de la agricultura y la silvicultura en conjunto de 1,37%. Aun así, la realidad dentro de cada subrubro muestra evoluciones y perspectivas totalmente distintas.

Las vacas

La zafra 2016-2017 en el caso de la carne vacuna estuvo marcada por un descenso de la producción de 3,8% si se la compara con la del año anterior. La caída puede explicarse por una baja –por primera vez en cinco años– de los inventarios ganaderos, lo que determinó que ganaran relevancia las categorías de menor peso relativo en el campo, mientras que la faena y las exportaciones de ganado en pie aumentaron 14% y 7%, respectivamente. Según la OPYPA, el año terminará con niveles de faena “apenas por debajo” de los observados en la zafra anterior, y las exportaciones de ganado en pie “continuarán firmes”.

Las exportaciones de carne crecen en volumen, producto de un descenso de los precios de venta, que este año incluso se mantuvieron algo por debajo de los obtenidos el año anterior. Para el fin de este año, la OPYPA espera un crecimiento de las ventas al exterior de 3% y una “similar evolución” para el año que viene.

En relación con la producción lechera, luego de tres años de caídas, se estima que finalmente se expanda a 6,5% al cierre de 2017, algo más que lo esperado, debido al repunte de precios internacionales, así como de las buenas condiciones climáticas.

Las ovejas

Si bien la tendencia ha sido descendente desde 2009, la producción de carne ovina registró un incremento de casi 6% –medida en cabezas– en comparación con la zafra anterior, cuando la faena comercial se ubicó algo por encima de los dos millones.

Dado que las exportaciones de esta carne aumentaron 11% en valor en el último año respecto del anterior –principalmente por el incremento de los volúmenes vendidos–, se prevé que al cierre de 2017 se refleje un “importante” crecimiento en valor, en comparación con el año previo. Para el año próximo, la OPYPA espera un “crecimiento destacado en valor” de las ventas externas de este producto, debido a la expectativa de que los precios internacionales se mantengan “firmes” y también a la apertura del mercado de Estados Unidos para la carne con hueso, que implicaría un crecimiento en el volumen de comercio.

En lo que refiere a la producción de lana, las estimaciones del Secretariado Uruguayo de la Lana indican un incremento cercano a 5% en comparación con el año anterior. Las previsiones para el año próximo señalan una baja de 1%, así como exportaciones “estables” para las próximas zafras.

Soja

En este caso la cosecha alcanzó niveles históricos, con un crecimiento de 46%, como consecuencia de las “buenas” condiciones climáticas. Los rendimientos “históricamente altos” fueron apenas contrarrestados por el “leve” descenso del área sembrada respecto de la temporada anterior (4%) y, según la OPYPA, “consolidan el salto de productividad” de este cultivo, con un promedio de 2,5 toneladas por hectárea en el último quinquenio. Sin embargo, para la próxima zafra se espera que la producción descienda, como resultado de una caída de los rendimientos medios, producto de que el área cultivada se mantendría “relativamente constante”. El resultado final dependerá de las lluvias que se registren.

Trigo

Al igual que el año pasado y el anterior, el área cultivada de trigo volvió a caer –esta vez 35%–, debido a “los persistentes márgenes económicos negativos”, que obedecen a una tendencia decreciente de los precios de venta del grano, marcados por una sobreoferta regional y mundial. Estas tendencias augurarían además una nueva caída en 2018.

Arroz

En este caso, también las condiciones climáticas favorables contribuyeron al registro de rendimientos récord –casi 8,6 toneladas por hectárea–, lo que permitió un crecimiento de 6% respecto de la zafra anterior. No obstante, la estabilidad de precios y la “trayectoria creciente” de los costos de producción darían lugar a un descenso en 2018.

Cebada

Acompañando el crecimiento de la capacidad instalada de la industria maltera nacional –así como el aumento del área sembrada y los buenos rendimientos–, la cebada también se expandió a niveles históricos. Este crecimiento permitió no sólo satisfacer la demanda nacional sino también dejar un saldo exportable, que se estima que casi duplicará en valor el del año anterior.

Las aves

La faena avícola continuó descendiendo este año, siguiendo con la tendencia que surgió en 2015. Dentro de un consumo interno que se mantiene estable y de un “descenso sostenido” de las exportaciones, no se prevén grandes cambios para el año próximo.

Frutas

Si bien la citricultura decreció, la mayor producción de frutales de hoja caduca provocó una recomposición de la oferta local, lo que se vio reflejado en la caída de los precios tanto mayoristas como minoristas durante este año. Para 2018 se prevé un “peor” desempeño, debido a la escasez de horas de frío durante el desarrollo de los cultivos.

Forestal

Los 1.500 millones de dólares que totalizarían las exportaciones de esta cadena para 2017 –80% como pasta de celulosa– implicarían un descenso de las exportaciones de 30%, debido a la contracción de la industria del papel. Para el año que viene se esperan caídas en las ventas externas, pero más moderadas, debido principalmente a las menores ventas de la industria papelera. Los ingresos por ventas de pasta se mantendrían constantes en 1.200 millones de dólares por la producción a tope de la capacidad instalada de las dos plantas.

Cosas que no cambian

Para 2018, la OPYPA pronostica “estabilidad” del valor agregado del sector agropecuario: una variación de 0,01%. Ayer, durante la presentación del anuario, el director de la OPYPA, Adrián Tambler, consideró que todavía existen “problemas de competitividad”, así como “la necesidad de abrir mercados”. Ambos desafíos “siguen estando tan presentes como hace 20 años” afirmó.