Anoche se llevó a cabo una nueva entrega de los clásicos premios que entrega la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay (ACCU), con una ceremonia en la que se homenajeó la trayectoria del cineasta Álvaro Buela y el crítico Yamandú Marichal. La gran ganadora de la noche fue la primera película de Roberto Suárez y Germán Tejeira, Ojos de madera, que se impuso en las categorías de ficción nacional, mejor director, premio revelación (Suárez), actriz (Florencia Zabaleta), fotografía (Arauco Hernández), dirección artística (Francisco Garay y Paula Villalba), música (Nicolás Rodríguez Mieres y Manuel Scabone) y montaje (Guillermo Casanova). El film, con interpretaciones protagónicas de Pedro Cruz, Zabaleta y César Troncoso, es una notable y sutilísima historia que sigue a Víctor, un niño de 11 años (Cruz), adoptado por sus tíos después de que sus padres mueren en un dramático accidente. La obra alucina la realidad para despertar sus fantasmas, y la mirada infantil retiene los secretos, los desvaríos y las tensiones de un inquietante y ominoso universo familiar. Ojos de madera es una obra climática, que transita de lo amenazante a lo misterioso, y construye un mundo que propone al público dejarse llevar por lo temible y desconocido. O por esa oscuridad que doblegan los monstruosos sueños de la razón.

La galardonada como mejor película internacional fue la premiada El viajante, del iraní Asghar Farhadi, quien ganó con esta obra el Oscar de este año a la mejor película extranjera, y que en 2012 había recibido el mismo premio por su film La separación (que fue la primera producción iraní en lograr esa distinción, además de quedarse con el Oso de Oro de Berlín). Después de su primera película rodada fuera de Irán (El pasado, 2013), Farhadi regresó a su país, y presenta en este trabajo a un matrimonio de clase media (los habituales Taraneh Alidoosti y Sahahab Hosseini) que ensaya una puesta amateur de La muerte de un viajante, de Arthur Miller. Cuando la pareja se muda a un apartamento, ella recibe un ataque que en verdad está vinculado con la inquilina anterior, y ese incidente comenzará a erosionar el vínculo de la pareja. Con esta película intimista y reposada, Farhadi se consolidó como el realizador iraní de mayor proyección internacional, y puso en tensión complejas problemáticas como las relacionadas con el lugar de la mujer en la sociedad, sin dramatismo ni efectismos.

El otro hermano, de Israel Adrián Caetano, dominó la categoría de guion, con una historia que, al igual que trabajos anteriores de este director uruguayo radicado en Argentina, explora contextos precisos, derribando y adaptando dramas sociales, policiales o westerns que no pueden dejar de entenderse como una reflexión sobre el presente. 20 años después de su comienzo en el largometraje con Pizza, birra y faso (1997, codirigida con Bruno Stagnaro), la película que marcó un quiebre definitivo en el imaginario del cine argentino, Caetano estrenó El otro hermano, una adaptación de la novela Bajo este sol tremendo (2009, del chaqueño Carlos Busqued), protagonizada por Daniel Hendler y Leonardo Sbaraglia.

En el rubro mejor film latinoamericano la ganadora fue la brasileña Aquarius, de Kleber Mendonça Filho y protagonizada por la excepcional Sônia Braga. Estrenada en el Festival de Cannes, es la historia de una mujer que se niega a vender la casa en la que vivió los mejores años de su vida, y por eso debe soportar las mafiosas presiones de la corporación inmobiliaria que intenta desalojarla. En la terna de actores, el ganador fue Néstor Guzzini por su rol en Mi mundial, la ópera prima de Carlos Morelli; en documental, el elegido fue Wilson, de Mateo Gutiérrez; El sereno –de Andrés Costa y Omar Juárez– se quedó con el premio al mejor sonido, mientras que la votación del público seleccionó a El molino quemado, de Martín Chamorro, Micaela Domínguez Prost y Cecilia Langwagen como mejor documental nacional, y a La vieja, de Eduardo Maquieira, como mejor ficción nacional. En la categoría de documental internacional, el preferido fue El Bosco, el jardín de los sueños, de José Luis López; y en animación y ópera prima, Loving Vincent, de Dorota Kobiela y Hugh Welchman.