Con los votos del Frente Amplio (FA) y de Alianza Nacional, del Partido Nacional, quedó aprobada ayer la reforma de la Ley 16.713, que da solución al reclamo de los llamados cincuentones. La ley pasó al Poder Ejecutivo para ser promulgada. El senador Jorge Larrañaga, líder de Alianza Nacional, dijo que votaría en forma afirmativa porque “es la respuesta que hay hoy”, pero aseguró que el gobierno debería haber sido “más prolijo” y que la solución debería haber llegado antes. El senador nacionalista acompañó el proyecto en general, pero no votó los artículos referidos a la desafiliación compulsiva y al fideicomiso, que será administrado por el Banco de Previsión Social. “No es justo que dos personas en las mismas condiciones tengan jubilaciones diferentes. Se trata de que los mismos esfuerzos representen iguales beneficios”, argumentó. Los que votaron en contra fueron el Partido Colorado (PC), el Partido Independiente y el sector nacionalista liderado por Luis Lacalle Pou (Todos).
El senador del FA Enrique Pintado sostuvo que la ley pretende “corregir una injusticia de la forma más equitativa posible, pero no resuelve el tema de la seguridad social”. Dijo que, “más tarde o más temprano”, deberán modificarse los retiros militares y la edad jubilatoria. El senador propuso que las personas puedan retirarse independientemente de los años trabajados, pero que después de 35 años de aporte tengan una serie de estímulos.
El senador del PC Pedro Bordaberry fue uno de los que más cuestionaron el proyecto. “Hay que actuar con responsabilidad. No puede ser que no se diga de dónde van a salir los recursos y que se recurra al ‘paga Dios’”, dijo el representante, comparando la propuesta con la práctica de irse de un local sin pagar lo que se consumió. Bordaberry fue especialmente crítico con el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori. Recordó la visita del jerarca en ocasión de la votación del Presupuesto y dijo que Astori, “con cara de profesor”, presentó un documento en PowerPoint en el que aseguraba que “uno de los grandes problemas es el gasto endógeno de la previsión social, que viene creciendo más de lo proyectado”. “En el Presupuesto votamos un impuesto a los juegos, que pretendía recaudar diez millones de dólares”, agregó el senador. “Rascamos las tablas porque Astori quería que cerraran las cuentas, y ahora el déficit es de 2.500 millones; no sé cómo lo va a arreglar”, sentenció.