Pasó demasiada agua debajo del puente desde que vio la luz la ley 19.172, de regulación y control de la marihuana y sus derivados, el 20 de diciembre de 2013. Gracias a ella, hoy es legal cultivar marihuana y cualquier mayor de edad residente en el país puede ir a una farmacia y comprar un paquete con cinco gramos de cannabis. Aunque tiene que hacer cola.

“La evaluación de este año tiene ese hito”, dijo a la diaria Diego Olivera, secretario general de la Secretaría Nacional de Drogas y presidente de la Junta Directiva del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), refiriéndose a la célebre venta de marihuana en farmacias, que para Olivera es la vía clave de acceso al cannabis. La prueba está en que superó a las otras dos modalidades de acceso en cantidad de registrados, como preveían las autoridades. A la fecha hay 76 clubes de membresía –que abarcan aproximadamente a 2.500 usuarios–, 7.834 autocultivadores y 18.738 adquirentes de cannabis.

Olivera despejó cualquier suspicacia que pueda existir sobre el registro (que es para controlar la cantidad de consumo: diez gramos por semana es el máximo permitido para adquirentes) y señaló que las autoridades de las instituciones relacionadas gestionan el sistema informático pero no pueden acceder a ningún dato. “Hay un diseño de seguridad informática que requiere la convergencia de tres portadores de claves digitales simultáneamente junto con un escribano del Gobierno para destrancar esos datos, y eso puede suceder solamente a pedido de la Justicia, en el marco de alguna investigación que requiera el acceso a esa información”, indicó Olivera, y agregó que además el registro está resguardado por la ley 18.331, de protección de datos personales.

De turno

“La baja adhesión de las farmacias complica la accesibilidad, hay partes del país en las que no hay expendio”, señaló a la diaria Bruno Calleros, del Movimiento por la Liberación del Cannabis, sobre uno de los problemas que sufre la venta legal de marihuana. En la actualidad, de las cerca de 1.000 farmacias que hay en el país, sólo 12 venden cannabis, y cinco de ellas están concentradas en Montevideo, donde está 55% de los adquirentes registrados. Por lo tanto, en la farmacias de la capital se forman largas colas para comprar marihuana.

Olivera explicó que para resolver ese problema hay soluciones. La primera ya está funcionando: las dos empresas que se encargan de producir y distribuir la marihuana (Symbiosis e International Cannabis Corp) empezaron a tener una capacidad productiva más constante, según el jerarca, gracias a que incorporaron tecnología de iluminación, de control de clima e invernáculos nuevos, con el asesoramiento del Ircca. Olivera subrayó que, por contrato, las dos empresas tienen un margen de hasta 15 días para responder a los pedidos de farmacias con un stock de dos kilos, pero en el área metropolitana, donde hay más demanda, aceleraron el sistema y ahora se distribuye un stock de cuatro, dos veces por semana. “No es óptimo pero es satisfactorio para las empresas que distribuyen y para las farmacias”, acotó el jerarca.

Calleros opinó que mejoró no sólo la cantidad sino también la calidad del producto, dado que hoy, además de la variedad Alfa I y Beta I (ambas con 2% de THC, el principal componente psicoactivo del cannabis), están disponibles la Alfa II y Beta II, con hasta 9% de THC. Para el activista, estas dos nuevas variedades “satisfacen mucho mejor las expectativas del usuario”, porque “pegan un poco más y mejor”. “Estamos hablando de una cosa buena en serio. La otra variedad es muy agradable en el aroma y la presentación, pero el efecto es muy limitado. La nueva tiene un efecto más acorde y compite muy seriamente con el prensado paraguayo”, indicó Calleros. No obstante, agregó que se trata de un producto de nivel medio que no es tan potente como las variedades que se pueden lograr tanto con el autocultivo como en los clubes.

No me banco la marihuana

Hoy hay 12 farmacias vendiendo cannabis, pero cuando empezó el expendio, a fines de julio, eran 16. El descenso se dio por la advertencia de algunos bancos de que cerrarían las cuentas de las farmacias que venden marihuana, dado que las entidades financieras internacionales que funcionan como sus corresponsalías en el exterior ven “riesgosa” la venta de marihuana, según las normas estadounidenses, más allá de que en Uruguay sea legal.

Olivera señaló que para los que siguen las políticas de regulación de cannabis en el mundo el problema con los bancos es conocido, y subrayó que, en realidad, el Banco República no llegó a cerrar cuentas, sino que advirtió a algunas farmacias que sus cuentas serían cerradas si no dejaban de vender, y estas decidieron dejar de hacerlo.

“Incurrimos en una contradicción involuntaria, por las condiciones externas, y trabajamos para armonizar lo más posible las distintas políticas. La ley de inclusión financiera no obliga a las firmas comerciales a tener cuenta bancaria, sino a pagar las remuneraciones por transferencia bancaria, pero eso se puede hacer a través del depósito de los sueldos en buzoneras. Obviamente eso implicó que muchas farmacias que demostraban un interés en involucrase y adherirse al mecanismo de venta finalmente se replegaron”, señaló Olivera.

En exclusiva

De todos modos, hoy todavía hay algunas farmacias interesadas en vender, pero no es una cantidad que permita resolver el problema de las largas colas de usuarios. Por eso, la otra solución que plantean las autoridades radica en una nueva forma de expendio, mediante un decreto que se viene barajando hace varios meses. La idea es habilitar nuevos establecimientos que tengan como finalidad la venta de cannabis y demás accesorios afines a su consumo, pero no productos farmacéuticos tradicionales –como medicamentos–, por lo tanto, no competirían con las farmacias. “Serían similares a lo que en otros países pueden ser los estancos de tabaco o las licorerías para la dispensación de alcohol, algo a lo que en Uruguay no estamos acostumbrados porque no es parte de nuestra cultura, pero que en muchísimos países es muy común”, señaló Olivera, y agregó que estos locales estarían sometidos al control adecuado en el marco de una política “que tiene como objetivo la salud pública”.

Para los nuevos establecimientos, ya hay más interesados que para el expendio en farmacias. “Y eso que ni siquiera hemos sacado el llamado”, acotó el jerarca, y agregó que durante el primer semestre de 2018 tienen pensado poner en funcionamiento toda la cadena que permita habilitarlos, es decir, decreto, llamado público a interesados y otorgamiento de licencias de instalación.

Cuestión de salud

Olivera subrayó que no hay que quedarse sólo con la venta de marihuana en farmacias, ya que hubo “avances muy significativos” al otorgarse licencias para la investigación y el desarrollo de productos medicinales a base de cannabis. En algunas farmacias ya está disponible Epifractán, un aceite de cannabis con 2% de CBD (el principal componente no psicoactivo), que viene en envase de 10 mililitros y cuesta 70 dólares (el preparado final se produce en Uruguay por el laboratorio Medicplast y el extracto de cannabis se importa desde Suiza). Julia Galzerano, médica y vicepresidenta de la Sociedad Uruguaya de Endocannabinología, señaló a la diaria que el medicamento sirve sobre todo para la epilepsia refractaria y también para el Parkinson y el Alzheimer. Pero aclaró que el 2% de CBD representa una baja concentración comparado con los medicamentos similares que se importan, que tienen cerca del doble, por lo tanto, un adulto debería usar más cantidad de gotas y no le resultaría accesible. “Este es un paso importante que dimos como país, pero se tienen que seguir dando otros para que los médicos tengamos mayor posibilidad de elegir entre distintos productos”, remató la especialista.