El Estado tiene cosechado un stock de bastante más de 200 kilos de cannabis. Una cantidad de farmacias que las autoridades estiman suficientes para comenzar la distribución ya están esperando el producto. En las farmacias se instalarán un detector de huellas y una computadora con lectora para el dispendio, equipamientos que ya están comprados. La Junta Nacional de Drogas ya preparó una campaña publicitaria que incluye, entre otros, a Jorge Drexler, y hasta la página web está pronta. El diseño del paquete que contendrá el cannabis también está diseñado, ya que se aprobaron las advertencias sanitarias, el texto, y algunos criptogramas que reforzarán la idea de que no puede ser consumido por menores, embarazadas ni conductores. Será opaco, y no tendrá marca, sino el logo del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca). Pero a tres años de la aprobación de la ley que regula el cannabis, la salida a la venta del porro del Estado se sigue dilatando indefinidamente. Hasta el momento, según todas las fuentes consultadas por la diaria, sigue sin haber fechas. El único indicio es la vaga referencia del presidente Tabaré Vázquez a que “se hará en 2017”. La política de comunicación en relación al tema ha sido la del hermetismo. Nadie ha visto fotos de las mentadas flores, de los lugares donde se está plantando ni de cómo serán los paquetes. Ni de nada. La vocería se ha centralizado en Juan Andrés Roballo, prosecretario de Presidencia, y Diego Olivera, secretario general de la Junta Nacional de Drogas (JND). Los demás actores del proceso no hacen declaraciones ni tienen permitido hablar.

El punto

Además de algunas cuestiones operativas, lo que falta es el número de habilitación sanitaria y registro del Ministerio de Salud (MS). Una de las principales dificultades en este sentido es la definición del grado de THC (tetrahidrocannabinol, principal componente psicoactivo del cannabis). El proceso productivo y sus condiciones -riego, luz, temperatura, nutrientes- influyen mucho en la configuración final del producto y en las concentraciones. Una fuente del Ircca dijo a la diaria que “el resultado clave que ha demorado la habilitación no es la definición exacta de cuánto tiene, sino una estimación con un margen de variabilidad seguro que quede fehacientemente documentado. Con ese dato ya se estaría en condiciones de mandar a imprimir los envases, y es un dato clave para terminar la parte administrativa en el MS”. De acuerdo al estado actual del proceso, ese resultado “tendría que darse en semanas”. Pero eso está determinado por el tiempo de trabajo de los laboratorios que están analizando las muestras para el MS, y, para la fuente, “la confiabilidad de los resultados es clave para que todas las instituciones que están atrás de esto digan ‘OK, esto es lo que queremos’”. Pero la aparición de este dato “no quiere decir que automáticamente se resuelva el trámite burocrático”. A nivel analítico este resultado tiene la mayor complejidad, porque también es lo más nuevo. Otros análisis, como los de hongos y bacterias, son más fáciles de implementar, y hay experiencia en ese sentido en el país. la diaria intentó obtener declaraciones del MS sobre este y otros aspectos de la regulación del cannabis, pero no tuvo éxito. Diego Olivera dijo a este medio: “Somos los primeros interesados en transmitir certezas. Es cierto que los plazos han generado cierta confusión, ya que se preveían algunos tiempos que, por distintas razones coyunturales, no se pudieron cumplir, pero tenemos el mandato de que esto salga y estamos trabajando para eso; el proceso no está bloqueado de ninguna manera”. La fuente del Ircca dijo que “la definición del gobierno es que este proyecto sale, y sale en las condiciones adecuadas. No se ha llegado a un bloqueo explícito, sino que se está trabajando para despejar todas las condiciones que tiene cada trámite”.

El que ya está

Ante la pregunta de si la demora y la discusión respecto de los índices de THC en el producto final -que serán “entre medio y bajo”- pueden hacer que el faso ya cosechado no salga a la venta, Olivera dice que “desde el punto de vista genérico” descarta esa posibilidad: “Puede haber un lote que no cumpla con las condiciones. Pero eso es normal en cualquier tipo de producción, no es específico del cannabis. Tenemos certeza sobre las variedades que se están produciendo y las condiciones generales del proceso productivo”. Respecto de este, que continúa activo a pesar de que no haya comenzado la venta, Olivera dice que aunque por el momento no hay cambios previstos, “a la luz de las evaluaciones que se vayan haciendo, es posible que pueda llegar a tener modificaciones en función de los valores de psicoactividad que se terminen definiendo”. El costo de las demoras está siendo afrontado por las empresas contratadas por el Estado para la producción, ambas instaladas en los predios de Libertad, San José. Las ganancias para las licenciatarias comenzarán junto con la distribución en farmacias. Se espera que cada empresa produzca dos toneladas anuales. El producto “está bien conservado a nivel de iluminación y temperatura, y puede durar un año”, por lo que “no es sobre esto que están depositados los riesgos”, dijo la fuente del Ircca.

Tiempos y silencios

En junio del año pasado, la diaria publicaba que cuando se vendiera el primer gramo en la primera farmacia, Milton Romani (que había sido secretario de la JND durante la primera gestión de Tabaré Vázquez y volvió antes de que llegara Olivera) dejaba el cargo. Sin embargo, Romani dejó el cargo, y nada. Según explicó, respeta los tiempos del gobierno, pero cree que “ya es tiempo suficiente para afinar todos los puntos débiles, y hay que ir hacia adelante y realizar las modificaciones necesarias a medida que se implementa y evalúa”. Para Romani, “la excesiva prudencia también tiene muchos riesgos”, y “lo que no es bueno es la inacción y la falta de información: si se explica, se entiende, y además se recogen otras opiniones, que siempre es mejor que intentar resolver todo en soledad”. La ley, dice, hay que aplicarla “con precisión y garantías”, pero también “con vigor, decisión, y energía política”. Esta es “una buena ley, y su total implementación lo demostrará”. La fuente consultada por la diaria en el Ircca también tiene discrepancias con la política de comunicación: “Si mostrás el diseño del envase, las condiciones de producción, o cómo se acopia y mantiene el producto, mostrás que se están resolviendo algunos trámites, que faltan cosas y va a llevar un tiempito implementarlas, pero hay farmacias interesadas, hay flores, está la ley; o sea, la base está, y esto podría bajar un poco la ansiedad”. Agregó: “Entiendo que pueda haber señales confusas; al no haber una política de comunicación explícita o de transparencia, si vos das la sensación de que esto se paró, perfectamente podés alimentar la idea de que el proyecto puede naufragar, cuando nada de eso está pasando”. Entonces, parece que está todo ahí, pero hasta ahora, poco. O nada.