–¿Qué desafíos vas a tener en la presidencia de la Cámara de Diputados?

-Este es un año clave en cualquier gobierno, porque es la mitad del período. A eso se suma que en el FA se produjo una circunstancia política que generó una nueva realidad. Lo más importante es que tenés que concentrarte en la calidad desde el punto de vista legislativo y en que no haya un debate estéril, sino que en cambio sea productivo. Tengo que garantizar el debate en la cámara y, desde el punto de vista político, colaborar con la mayor capacidad de desarrollo para mejores leyes.

–Alejandro Sánchez promovió celebraciones en torno a los 30 años de la democracia. ¿Qué actividades pensás llevar adelante?

-Hay dos hitos durante 2017. Uno de ellos son los 100 años de la revolución rusa, que cambió a la humanidad. Fue el primer país socialista que hizo que las ideas de [Karl] Marx se expresaran en una nación. El mundo no va a estar exento de esa reflexión, y en el Parlamento tiene que haber cuestiones que nos permitan reflexionar sobre el siglo XX y en particular sobre ese hecho. Voy a promover algún tipo de actividad académica o política sobre el tema, para que sea abordado con pluralidad. El otro hito es que se cumplen 100 años de la Constitución de 1917. Ahí tenés la siguiente cuestión: para los blancos significó la consagración de las garantías electorales, y para los colorados, de la impronta batllista. Creo que es el cierre de una época definitiva de laudar diferencias por las armas, y el inicio de una nueva era.

–Dijiste que ibas a revisar las partidas de prensa para los legisladores. ¿Esto no se debió hacer antes?

-Son cosas que normalmente se hacen en el comienzo del período. En realidad, es un asunto que tenemos que resolver los partidos políticos en su conjunto y no los presidentes de la cámara. Yo muestro disposición para conversar sobre esa materia y analizar la situación. En el fondo, lo que subyace es el financiamiento de los partidos políticos, ya que muchas veces tiene que ver con destinos que no son los originales, y hay que analizar eso. No quisiera anunciar cosas que mañana no se puedan concretar. Quiero conversar de estas cosas con mis compañeros y con los legisladores de los demás partidos políticos. Esa es la disposición con la que llego a la presidencia de la cámara.

–¿En los últimos años se han deteriorado la discusión parlamentaria y la relación entre los políticos?

-Creo que estamos viviendo en una sociedad más encrespada. Hay niveles de irritación mayor, y las nuevas formas de comunicación a veces generan esas épocas de transición y cambio de códigos. Al haber estado 20 años acá, puedo tener una perspectiva de esto. Creo que ahora hay menos profundidad en algunos debates, porque se presentan posturas hacia terceros, más que posturas propias. Además, me parece que ahora hay más show. Tenés la inmediatez. Antes vos no tenías la capacidad, a excepción de lo que transmitían los canales de televisión de aire privados, que contaban con un móvil, de filmar algo que pasaba. Ahora tenés a un tipo al lado, con un celular que te está grabando. Entonces hay más show que en otras épocas.

–¿Qué tratamiento le vas a dar a la bancada del Partido de la Gente?

-Creo que tenemos que conversar con ellos y que yo tengo que hacerlo como presidente de la cámara. Más allá de que no son un partido con legisladores formalmente electos por la ciudadanía, sino que la bancada se formó por mecanismos de cooptación que llevó a cabo su líder, son parte del panorama político del Parlamento de hoy, y creo que ignorarlos sería un error y, al mismo tiempo, una actitud que no corresponde. Pero tampoco podés tratarlos en los mismos términos que a los demás partidos. Hay cuestiones reglamentarias a las que no podés pasarles por encima. Tenés partidas de bancada de los sectores que se calculan a partir del reconocimiento del sector, y previo a eso tiene que haber una presentación electoral.

–¿El FA hizo una autocrítica de la pérdida de la mayoría en la Cámara de Diputados?

-Eso ocurrió por diferencias políticas e ideológicas. No podés ignorar eso, porque es un dato de la realidad. No es una cuestión de errores o de procedimientos, sino que hay diferencias políticas de fondo y estas quedaron explícitas. Gonzalo Mujica tomó la decisión de irse del FA y lo hizo sobre la base de un análisis propio de la situación del FA y del país. Yo no comparto su decisión política de alejarse de la estructura del FA, pero no ignoro a qué obedece.

–¿Qué querés decir cuando asegurás que el FA no está en sintonía con la gente?

-Creo que la agenda del FA a veces está impregnada de la impronta de la composición de sus sectores y de sus prioridades. De hecho, ha ocurrido que se ha debatido mucho sobre economía o temas tributarios, o sobre asuntos de inserción internacional, cuando en realidad, cuando recorrés los barrios -y yo lo hago-, no es que no haya preocupación por los temas económicos o que la gente no los tenga entre sus expresiones, pero en realidad las prioridades de la gente con la que hablo tienen que ver con temas de seguridad pública, de educación y de salud.

–¿Por qué pasa eso?

-Es una cuestión de prioridades. Algunos asumen que esta solución se logra fundamentalmente a partir de aumentos presupuestales. Creo que hay aspectos presupuestales para mejorar, pero también que la calidad de la gestión es una base muy importante, y ese es el esfuerzo mayor que tenemos que afrontar nosotros. ¿Qué quiero decir? Hay cosas que tenemos que mejorar. Tengo indicadores en el contacto con mis vecinos que pasan fundamentalmente por esas áreas, lo que no quiere decir que te niegues a debatir otras. Creo que tenemos que ser más equilibrados en los énfasis.

–Entonces hay problemas en la gestión de la seguridad y la educación.

-Hay mejoras. En materia de seguridad, estoy convencido de que el FA ha hecho un esfuerzo muy importante y confío en el equipo que ha propuesto el FA. Ahora, en educación todavía tenemos problemas en los resultados académicos de la educación media. En eso tenemos que ser autocríticos. Valoro mucho lo que hemos avanzado, pero no dejo de tener una mirada autocrítica, y creo que la izquierda no la tiene que perder nunca.

–¿La ha perdido?

-Parcialmente. A veces, la confrontación política te lleva a perder la mirada autocrítica. Eso es un riesgo.

–¿La creación de la Universidad de la Educación puede fracasar nuevamente en el Parlamento si no se negocian su autonomía y cogobierno?

-Yo he propuesto crear la Universidad de la Educación y el Deporte. Además, desde mi perspectiva de hombre de izquierda, propuse que tenga autonomía y cogobierno, pero estoy dispuesto a conversar para lograr una dirección de transición, que permita generar una nueva ley orgánica y un nuevo contenido curricular en extensión e investigación. Confío en que el FA va a ganar nuevamente las elecciones, no tengo duda de eso, pero estoy seguro de que ningún partido va a obtener el 66% de los votos que le permitiría obtener las mayorías especiales para lograrlo [crear un nuevo ente autónomo]. De lo contrario, vamos a quedar eternamente rehenes de este tipo de cosas. Es una disyuntiva.

–¿Cómo sería una dirección de transición?

-Podría estar integrada, por un tiempo, por iniciativa del Poder Ejecutivo y con la venia del Senado, por representantes de lo que hoy es formación docente. Vos nucleás en una institución que tenga todos los Centros Regionales de Profesores, al IPA [Instituto de Profesores Artigas], a los institutos de formación docente, al Instituto Nacional de Evaluación Educativa y a Magisterio. Tenés la base de la infraestructura física, la base del alumnado, tenés la carga presupuestal y te fijás un plan, por ejemplo, de cuatro años, para crear los departamentos, las carreras, las características curriculares; mientras, vas haciendo un período de transición durante el cual le perdamos el miedo al cambio. Después, con eso efectivamente podés generar en quienes toman las decisiones condiciones objetivas para lograr una universidad como las demás. Comparto que debe tener autonomía y cogobierno, pero el tema es si estás dispuesto a negarte toda la vida a tener formación universitaria y a tener el título universitario. Quiero conversar con los actores educativos, no quiero sustituir a nadie, pero quiero dar un debate de fondo de si queremos quedarnos como está o queremos cambiar.

–¿Estás de acuerdo en que se reforme la Constitución en este período de gobierno?

-Para mí es un error, porque creo que tenemos otras prioridades. Hay que respetar lo que el FA decida, y como vicepresidente y frenteamplista voy a acatar sus decisiones, lo cual no quiere decir que no tengamos que tener mucho cuidado de definir cuándo tomamos ese tipo de iniciativas.

–¿Pensás volver a ser candidato a intendente en 2020?

-No tengo planteado el escenario de 2020; no lo haré hasta que no tengamos resuelto el 2019. Me parece que planificar más allá de eso es medio loco. La experiencia que tuve fue muy positiva. Hicimos una campaña constructiva. Para mí fue un gran aprendizaje y un crecimiento, pero creo que no hay que estar todo el día corriendo detrás de candidaturas. Yo no lo descarto, pero no lo tengo como una prioridad ni nada que se le parezca.

–¿Te gustaría que José Mujica o Danilo Astori volvieran a ser candidatos en 2019?

-El FA no puede prescindir de ellos en 2019, pero hacer anuncios en esta materia es una locura. El FA no debe entrar en la carrera loca electoral en la que está la oposición. Son dos compañeros que van a hacer un aporte decisivo en la elección de 2019. Si son candidatos o no, lo veremos más adelante, pero el FA no puede darse el lujo de prescindir de dos de los mayores capitales políticos de la izquierda, como lo son Mujica y Astori.