Debido al malestar de la población santalucense por no poder hacer uso de uno de los principales tesoros del lugar, el Consejo de la Junta Local de Santa Lucía sesionó el jueves de manera abierta: invitó a las autoridades y a la población. El público llenó la sala de la Casa de la Cultura; la mesa de oradores estaba encabezada por Raúl Estramil, alcalde de Santa Lucía, acompañado por Leonardo Herou, director de Gestión Ambiental de la Intendencia de Canelones (IC); Susana Acevedo, ingeniera química del área de Calidad Ambiental de la IC; Lizet de León, integrante de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama); Daniel Greif, responsable de la Dirección Nacional de Aguas (Dinagua); y Álvaro Roland, gerente de OSE de la región Centro.

Herou y Acevedo presentaron un informe sobre la bañabilidad de la playa de Santa Lucía. El 20 de enero la IC había inhabilitado la playa, por valores de coliformes cercanos a 3.000 ufc/100 ml (unidades formadoras de colonias cada 100 mililitros). La tranquilidad llegó el 24 de enero, cuando las muestras del día anterior arrojaron valores que no superaban los 500 ufc/100 ml. Pero algo cambió: la IC había tomado las muestras el 19 de enero, 30 horas después de que había llovido; normalmente, tanto en las playas del río Santa Lucía como en las del Río de la Plata, la IC recomendaba no bañarse durante las siguientes 24 horas a las precipitaciones. Con estos otros datos, la IC cambió el protocolo: ahora recomienda esperar 48 horas para meterse al agua de las playas del río Santa Lucía, que tienen menor caudal y salinidad que las del Río de la Plata.

Pero, de acuerdo a los datos que se presentaron el jueves, eso tampoco es suficiente (ver cuadro). Preocupan los valores altísimos de las muestras tomadas el 25 de enero, aunque queda la salvedad de que el 24 había llovido (12,5 milímetros). Más preocupan los datos del 30 de enero, porque hacía seis días que no llovía y los valores eran inadmisibles en el Parque de Santa Lucía, así como en la desembocadura de la Cañada de las Negras, en plena zona de playa de la localidad (entre el parque y la pasarela). Herou anunció que la IC le pidió a la Dinagua continuar monitoreando los valores de la Cañada de las Negras y del Arroyo de la Virgen (próximo a Ituzaingó y 25 de Agosto), porque sospecha que la diferencia entre ambos cursos no puede ser tanta como muestran los análisis.

El informe atribuye estos valores a la incidencia de las zonas urbanas más próximas: Santa Lucía y, pocos kilómetros más al norte, 25 de Agosto (Florida). “Los aportes que llegan al río desde esas áreas urbanas son considerables, y se considera en primera instancia que son la causa del aumento de los resultados aguas debajo de los mismos”, dice el informe. “Las descargas de pluviales hacia el Río y los cursos de agua cercanos reciben aportes de efluentes domésticos debido principalmente a dos factores: los robadores instalados en las viviendas que no están conectadas a la red y que tienen pozos negros, y la saturación de la red de saneamiento. Con respecto a este último punto, el aumento de caudal en la red de saneamiento provocado por el ingreso de agua de lluvia al sistema por la conexión de los pluviales de las viviendas a la red, tiene como consecuencia que los aliviaderos comiencen a descargar efluentes sin tratar que terminan llegando al Río, aportando una carga de coliformes muy alta”, establece el informe. Roland y Greif explicaron que todos los sistemas de saneamiento del interior del país presentan el mismo problema: las aguas pluviales no pueden conectarse a la red de saneamiento (a donde deben ir sólo las cloacales) para no saturarla cuando llueve, pero eso ocurre, y genera este tipo de problemas. Por eso ambos apelaron a la conducta de la población, que no debe conectar los pluviales a la red de saneamiento.

El informe anuncia que “se comenzaron a evaluar las fuentes de aporte de coliformes” para disminuir el impacto de los aliviaderos y cursos de agua (como la Cañada de las Negras) y que se instalará un equipo técnico que trabajará en la Comisión de Cuenca del Río Santa Lucía “con el objetivo de mejorar el conocimiento y la relación sobre caudal, lluvias, aportes y calidad”, así como los tiempos necesarios para asegurar bañabilidad en las playas de la zona luego de un episodio de lluvia. El texto recuerda que la situación detectada a partir del primer análisis de calidad de los cursos de agua del departamento, realizado en 2008, mostraban una situación complicada debido a “procesos de contaminación asociados a materia orgánica, contaminación patógena-fecal, contaminación por nutrientes (eutrofización), vertimiento de basura sólida y cambios en el régimen de flujo”. Carencias de saneamiento, pero también la actividad industrial y los sistemas de producción intensiva, “pueden ser otra fuente de contaminación fecal a considerar”, establecía el diagnóstico del estado ambiental de los ecosistemas acuáticos recogidos por el informe.

Va y viene

La lluvia de preguntas no se hizo esperar. Las respuestas ampliaron que una zona de Santa Lucía, próxima a la Cañada de las Negras, no tiene saneamiento; sin embargo, por ahora no se piensa ampliar la conexión. Tampoco el colector, porque se considera que funciona bien cuando no llueve. Ampliar la planta de tratamiento de Santa Lucía es una de las medidas anunciadas en 2013 para mejorar la calidad del agua que bebemos y que todavía no se ha implementado. Roland respondió que la obra se demoró por la elección del lugar; no hay fecha de inicio. De todos modos, el principal impacto en la playa está por fuera y para eso tampoco hay obras planificadas. “Santa Lucía tiene una cobertura bastante grande, y ampliar la cobertura es costoso. OSE lo va haciendo en la medida de sus posibilidades. Lo que sí está planteado es ampliar el tratamiento a la planta”, dijo. Además de apelar a la concientización de los vecinos, el público pidió informar la disposición y fiscalizar cada casa; esto último fue desestimado por Roland.

En cuanto a la calidad del agua, Roland negó la incidencia de los coliformes. “Los tradicionales tratamientos que hace OSE de decantación y filtrado remueven los coliformes, y el agua se desinfecta con cloro o con ozono y con otros elementos. El agua tratada bacteriológicamente es aceptable, impecable en el caso de Uruguay. Está dentro de todas las normas de aceptabilidad”, afirmó.

La Asamblea por el Agua del río Santa Lucía se reunió al día siguiente y emitió un comunicado en el que criticó que “ninguno de los organismos presentes brindó soluciones a corto, ni a mediano plazo para el problema de contaminación por coliformes del río”. Transmitió preocupación porque la recomendación de no bañarse se extendió a las 48 horas, pero los valores permanecen alterados seis días después. El grupo saludó que se recurra a la Comisión de Cuenca, aunque lamentó que prácticamente no haya sesionado en 2016 y que no se tomen en cuenta los aportes de las organizaciones sociales. Pidieron conocer “de inmediato” los planes y soluciones, publicar la información de análisis de aguas en tiempo real, señalaron la responsabilidad del sector productivo y la incidencia del agronegocio.