Periódicamente aparece algún artículo, profusamente difundido en medios masivos, en el que se menciona cuánto más barato sería importar combustibles respecto de los refinados por ANCAP. Para afirmarlo, todos los artículos se basan en los Precios de Paridad de Importación publicados por la URSEA, Unidad Reguladora de los Servicios de Energía y Agua.

¿Qué es la paridad de importación? Según la propia URSEA, “la determinación de los precios de paridad de importación corresponde al ejercicio teórico de calcular el precio en el mercado local (puestos en surtidor) de productos terminados de similar calidad a la de los producidos por ANCAP, en la hipótesis de que los mismos se importan”. En otras palabras, los precios de paridad de importación reflejan la actividad de un importador al que se aplican las normas hoy vigentes para ANCAP con relación a la importación de derivados de petróleo de calidad similar a la de los productos de ANCAP.

Analizando el “ejercicio teórico” mencionado se observa que se toma el precio de cada combustible en un mercado de referencia, se le suma un flete teórico para transportarlo desde el lugar del precio de referencia, se agregan los costos de internación al país, el almacenamiento, el margen de distribución, la bonificación a la estación, los impuestos aplicables en nuestro país, Imesi o IVA según el combustible, etcétera.

Por ejemplo, en el caso de la nafta el mercado de referencia tomado es el de la costa del Golfo de Estados Unidos (USGC), y el flete considerado es desde Houston. Para el supergás, el mercado de referencia es el de Mt. Belvieu, Texas, y el flete se toma desde Salvador de Bahía, Brasil.

Ahora, el tema es si es real suponer que un importador va a conseguir nafta en la costa del Golfo al precio de referencia empleado en la metodología y si va a haber también un barco disponible para transportar el combustible hacia Uruguay al precio estimado.

Quienes realizan el “ejercicio teórico” deberían trascender la simple ecuación numérica y analizar qué pasa en la realidad del sistema capitalista. ¿Qué sucede con las reglas del mercado? ¿La oferta y la demanda no influyen en los precios? ¿Uruguay cuenta con un mercado tan codiciado internacionalmente como para asegurar que le vendan todos los combustibles que necesite a los precios de referencia? ¿La disponibilidad de buques de transporte de combustibles es tan grande en el mundo y la región que siempre va a haber uno disponible en el momento en que se necesite?

Asegurar el abastecimiento de combustibles es estratégico para cualquier país, y ANCAP lo viene haciendo desde su fundación en 1931. No es un dato a desestimar.

Imaginemos por un momento qué pasaría si durante un solo día no contáramos con gasoil: no habría ómnibus y no podríamos ir a trabajar, no habría alimentos en el supermercado, la harina no llegaría a las panaderías, no habría ambulancias, etcétera. Los análisis que concluyen que sería más barato importar que refinar no son inocuos ni nuevos. Están cargados de ideología y apuntan a apartar al Estado del apetitoso negocio de los combustibles, haciendo a un lado el interés de la sociedad en su conjunto. A nosotros nos importa el precio que paga la población por el producto, por eso es necesario seguir extremando esfuerzos para bajar los costos de producción y distribución y la carga impositiva, pero más necesaria aun es la seguridad de contar con ese producto para que el país pueda asegurar una vida normal.

El “ejercicio teórico” que deberían hacer los analistas es el de pensar cómo enfrentaría Uruguay el abastecimiento eficiente -seguridad y precio- con su única refinería cerrada. ¿El precio de la oferta de combustibles para nuestro país sería el de un mercado de referencia cuando “los mercados” sepan que no tenemos el respaldo de la refinería? ¿Es válido comparar los precios de los combustibles con los de Paridad de Importación?

Esa es la primera pregunta que debemos respondernos, y quizás tengamos la respuesta en poco tiempo, ya que hoy la refinería, parada por mantenimiento, enfrenta a ANCAP y al país al mercado real, y no al “teórico”. Apuesto que pagaremos más por el combustible importado que por el que producimos en el país.

Javier Cousillas.