Humberto Capote, contador de Cambio Nelson, fue citado para prestar declaración ante el juez penal Marcelo Souto y el fiscal Rodrigo Morosoli.

Capote fue presidente del Banco Central del Uruguay (BCU) en 1998, durante el segundo gobierno del colorado Julio María Sanguinetti. Además de ser contador del cambio de Francisco Sanabria Barrios, Capote era el responsable de firmar los balances de la empresa. Según información difundida por Subrayado, Capote fue quien, en 1998, cumpliendo funciones como presidente del BCU, autorizó el funcionamiento del negocio financiero, y años después se incorporó a la empresa.

Paula Sanabria, hermana de Francisco y heredera de Wilson Sanabria (fallecido en 2015), también fue citada por la Justicia.

Ya desfilaron por el juzgado el gerente general, Nelson Calvete, quien dio el nombre de fantasía a la empresa, y las contadoras María Soledad Ubilla Moraes y Beatriz Silva. Calvete era el operador de cambios y responsable ante el BCU. En su declaración dijo que no tenía ninguna vinculación con el manejo del cambio y que se limitaba a las operaciones de compra y venta de moneda, incluso desde el mostrador del negocio. Aseguró, además, que su relación era con el fallecido líder colorado Wilson Sanabria, y no con su hijo. Afirmó que pensaba presentar su renuncia el 28 de febrero, pero todas las sucursales del cambio cerraron unos días antes, el 22 de ese mes. La contadora Ubilla, por su parte, es quien figura ante el BCU como responsable del sistema de información para que se cumpla la normativa antilavado. Ubilla no confirmó que Sanabria Barrios hubiera retirado dinero antes de huir. En tanto, la contadora Silva era un mando medio en la estructura del negocio. Los indagados no pudieron responder si Sanabria Barrios, que se fue a Estados Unidos, desviaba fondos hacia otras actividades. La sospecha del juez Souto es que el empresario prófugo incurría en el delito de lavado de activos.

Mario Bergara, actual presidente del BCU, presentó ante el juez la información hallada en el sistema informático del cambio, que hace concluir al organismo que hay indicios de lavado de activos en las operaciones de esa empresa. El BCU halló 22 cuentas de clientes que concentraban 80% del dinero depositado en el cambio; curiosamente, estos clientes no formularon denuncias ante la Justicia tras el cierre de la empresa y la fuga del país de su propietario, Francisco Sanabria Barrios.