Fernando Pérez Abella, vicepresidente del Instituto Nacional de Carnes (Inac) le quitó trascendencia al escándalo de la carne en Brasil, que se conoció el viernes 17. Una investigación policial señala la adulteración de productos de dos grandes empresas frigoríficas brasileñas, JBS y BRF, con la complicidad de inspectores sanitarios que, según trascendió, están vinculados al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (al que pertenece el presidente Michel Temer) y al Partido Progresista, aliado del gobierno actual. La Policía Federal habla de productos adulterados y tratados con agentes químicos cancerígenos, e incluso de carne podrida.

El Frigorífico Canelones es propiedad de JBS. Tanto por eso como por la importación de productos brasileños, la diaria consultó a Pérez Abella. “Creo que no va a haber repercusión. Es un tema complejo porque no está claro cuál es la situación de Brasil; parece demasiado escandaloso para tratarse de un tema menor, como tenemos entendido que era”, dijo. Aclaró que “es la Policía la que está estudiando el tema y no la autoridad sanitaria”.

El jerarca entiende que el problema no está vinculado a la carne vacuna: “Lo que se esgrime como causa de todo este escándalo aparentemente es una denuncia que hizo un veterinario, que sostuvo que les ponían determinado producto a los pollos para que incorporaran agua cuando se enfrían; es una práctica muy antigua, es como echarle agua a la leche, un fraude de ese tipo, pero de ninguna manera estamos hablando de carne podrida ni mucho menos”, afirmó. Agregó que a raíz de esa denuncia empezaron las escuchas telefónicas en las que la Policía identificó “una conversación que es del packing del producto”, en la que hablaban de agregarle algo: “Dicen: ‘¿Qué le ponemos, cartón o plástico?’, pero están hablando del empaque final y esto genera todo un enredo. Es un malentendido entre gente que no conoce el tema, que está escuchando algo que no tiene que escuchar y cuando escucha la conversación entiende que le van a agregar algo al producto”, arriesgó.

Según Pérez Abella, esto “es un escándalo que tiene un fin político”. “Se va a ir aclarando con el tiempo y no sé cuál es el fin que buscan, porque no es un tema sanitario”, aseguró. Reconoció que habrá un perjuicio importante para las firmas; Egipto suspendió temporalmente la compra de carne bovina y de pollo de Brasil; China y Chile, la de bovinos; y Corea del Sur, también la de pollo.

El Inac no se ha comunicado con el instituto de carnes brasileñas, pero sí lo ha hecho con las autoridades de JBS en Uruguay. Pérez Abella sostuvo que “nuestras plantas no tienen problema” y que esta situación “a Uruguay lo deja mucho más firme que lo que estaba antes”. “Uruguay es un país más chico, tiene trazabilidad que puede certificar claramente lo que hace, mientras que Brasil es una inmensidad y además hay una corrupción tremenda”, explicó.

En cuanto a la importación de productos brasileños, el jerarca comentó que las autoridades sanitarias uruguayas “están al tanto de esto” y que la carne “cumple con una cantidad de requisitos de ingreso”, y aseguró que “no hay ningún riesgo en el consumo de carne”.