La jueza Julia Staricco procesó ayer por intermediación lucrativa a un funcionario del Círculo Católico que trabajaba como supervisor en el área de afiliaciones, informó anoche El Observador; él supervisaba una empresa promotora que estaba a nombre de su esposa. Es el segundo funcionario de esa mutualista que es procesado por intermediación lucrativa. El miércoles la jueza procesó a otras dos personas por el mismo delito. De modo que hasta ahora van diez procesados, cinco por una estafa a organismos públicos -que mediante la creación de empresas truchas generaron pérdidas al Fondo Nacional de Salud (Fonasa) y al Banco de Previsión Social (BPS)- y otros cinco por intermediación lucrativa. Para hoy hay más citaciones.

Las autoridades de gobierno suponen que la magnitud de la estafa es menor que la que se había dicho inicialmente, cuando la Justicia y la Fiscalía se guiaban por un listado de 31.000 cédulas de identidad que manejaban los primeros procesados. María del Rosario Oiz, directora del BPS, explicó ayer a la diaria que si bien se sigue investigando el caso, los cinco procesados por estafa afiliaron a “500 personas y algo”, de ellas 300 eran trabajadores activos (habían recibido dinero por afiliarse a la mutualista) y el resto eran integrantes de su núcleo familiar (concubinos/as e hijos a cargo). Confirmó que como máximo estuvieron tres meses afiliados, pero que algunos estuvieron dos, porque la empresa les dio de baja antes del tercer mes, y las afiliaciones no se hicieron durante alguna de las aperturas del corralito mutual que tiene lugar en febrero. “Las detectamos en 2016, entre setiembre y noviembre”. Como informó ayer el diario El País, el BPS, por su cuenta, ya venía investigando el caso, pero no lo había derivado a la Justicia; lo hizo el 3 de marzo, dos días después del primer procesamiento de Staricco. Oiz comentó que el BPS primero tomó medidas de corte administrativo. “A fines de noviembre, principios de diciembre, inhabilitamos las empresas, después analizamos la situación de las personas que podían haber generado algún derecho de seguridad social, para constatar si había alguna suerte de legitimidad, y se dieron de baja esas prestaciones, se analizaron todas las conductas para ver si ameritaba una acción penal o eran sólo acciones administrativas. Y cuando estábamos terminando este proceso y ya había un convencimiento de que había que hacer una denuncia penal, la jueza dictaminó el procesamiento de esta gente, que ante ella confesó pero ante el BPS no”.

Temas a trabajar

Ayer la Junta Nacional de Salud (Junasa) sesionó por este tema, a pedido de las Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (IAMC). Daniel Porcaro, contador de las mutualistas, dio una conferencia de prensa en nombre de las IAMC, la Cámara de Instituciones y Empresas de Salud, el Plenario de IAMC y Médica Uruguaya, a la que se sumó Luis González Machado, representante de las IAMC ante la Junasa. Anunciaron que el miércoles de noche todas las empresas que nuclean se pusieron de acuerdo en crear una comisión multiinstitucional que esté integrada por juristas y técnicos del área de afiliaciones, para generar propuestas de “buenas prácticas en materia de relacionamiento con los afiliados, de tal forma que podamos ofrecerle a la Junasa una propuesta en un plazo razonable”, anunció González Machado. Porcaro comentó que se piensa “ir hacia nuevas formas de comercialización que tienen que ver con los sistemas informáticos de las instituciones” que mejoren el “conocimiento del cliente”, y crear “una comunicación más cercana”, para que las mutualistas fidelicen a sus clientes y eviten “que sean tentados a irse a otras instituciones”. La comunicación sería vía call center y digital, permitiendo registrar la forma en que se hizo la afiliación. Porcaro aclaró que no es delito tener promotores. El ministro de Salud, Jorge Basso, había dicho que se intentaría recuperar parte del dinero que fue sustraído al Fonasa. Consultado acerca de si las mutualistas devolverán la plata, Porcaro alegó que “es un tema muy discutible” porque “le dimos de alta en nuestra buena fe”.