Entrando por la puerta de Emergencias, en un viejo edificio de 107 años donde funciona el actual Hospital de Colonia y atravesando un patiecito, para el otro lado de donde atienden los odontólogos, cuando los hay, se encuentra una pequeña piecita en la que se reúne la Comisión de Usuarios de la Asociación de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).

El eje principal de las preocupaciones de estos usuarios organizados viene siendo, desde el primer gobierno frenteamplista, la construcción de un nuevo hospital, no solamente para el departamento de Colonia, sino para la región, que comprende a siete departamentos, cinco de los cuales (Río Negro, Soriano, Flores, San José y Colonia) no tienen CTI público. Su construcción, junto a la del de Santa Lucía y el de Pando, era una de las prioridades del gobierno del entonces nuevo presidente Tabaré Vázquez cuando dio su discurso, en marzo de 2006, al cumplir un año de gestión.

Cuenta Amelia Comti, una de las involucradas en el largo reclamo por la construcción del nuevo hospital, que cuando invitaron a senadores y diputados a recorrerlo para que vieran su estado actual, les preguntó si les parecía que estaban exagerando. “No, se quedaron cortos”, fue la respuesta. “Les mostramos la sala de mujeres, con 16 camas; la de hombres, también con 16 camas; una maternidad; el baño de la sala de mujeres, que cuando una se ducha el agua corre para adentro de la sala porque en vez de hacer la inclinación hacia el agujero del desagüe la hicieron para el otro lado. No hay lavachatas; las chatas se lavan en el mismo lugar donde la gente se lava la cara y las manos”, dijo Amelia. “El otro día, no le cayó un cascote en la cabeza a una de las compañeras por casualidad”, agregó. Se refiere al desprendimiento de una parte de la mampostería del laboratorio, que se produjo hace no más de dos semanas y que, por unos segundos, no cayó sobre la cabeza de una funcionaria que acababa de salir del lugar. “No es la primera vez que pasa, ya había pasado algo similar hace tres años en la sala de rayos”, agregó Ana Bonjour. “¿Qué van a esperar? ¿Que se caiga el techo de una vez por todas y mate a tres o cuatro personas?”, expresó.

La impaciencia de los usuarios se origina en la demora de la construcción del nuevo hospital. “La piedra fundamental fue colocada a mediados de 2009” por la entonces ministra de Salud Pública María Julia Muñoz, contó Amelia. “En octubre de ese mismo año nos dijeron que comenzaban las obras, después que comenzaban en 2011, después en 2012, después en 2013, y comenzaron en julio de 2014 pero no como hospital regional sino como hospital departamental”, relató. “No se trataría, como se había prometido, del hospital regional con 120 camas, CTI de adultos, CTI neonatal y todos los servicios que requiere eso, más un helipuerto, más un buen estacionamiento; terminó en 50 camas sin CTI de ningún tipo, helipuerto no va a haber, y no sabemos si va a quedar espacio para hacerlo algún día, porque del terreno, que en principio eran seis hectáreas, nos quedaron tres”, agregó.

La ausencia de CTI en el futuro hospital enfrenta a la Comisión de Usuarios con el director departamental de Salud, Jorge Mota, quien sostiene que el CTI para adultos no es necesario, ya que se cuenta con suficientes camas en los distintos sanatorios del departamento. El problema es que esas camas están en sanatorios privados, y cada una de ellas le cuesta a ASSE entre 1.850 y 3.500 dólares diarios, dependiendo de la complejidad del paciente, según les informaron en el Consejo Consultivo del Hospital, un órgano creado a partir de la reforma de la salud y que está integrado por la dirección del hospital, usuarios y funcionarios, y que “debería ser obligatorio tanto en las instituciones privadas como en las públicas”, dijo Graciela Cabrera, otras de las usuarias con las que habló la diaria.

“Además, venimos pidiendo tomógrafos. Queremos un tomógrafo, no tenemos por qué pagarle las tomografías acá enfrente a Camec”, dijo, en referencia a la mutualista a la que ASSE le paga por ese servicio, ubicada justo frente al hospital. “Por cada zona -cabeza, tórax, abdomen, una pierna- cobra 10.000 pesos; vos te golpeás una rodilla y te mandan a hacer una tomografía de cráneo”, ironizó Amelia.

“Esas que son urgentes, sobre todo los fines de semana, por accidentes y demás, se están pagando, y se pagan acá enfrente”, denunció Graciela, otra vez en referencia a Camec. Reclamó “una organización, dentro de la gestión del hospital, que permita que se pueda planificar llevar al enfermo que precise una tomografía, una resonancia u otro estudio que no sea urgente a los lugares donde ASSE los tiene gratis”, ya que como “dejamos todo para los fines de semana, los análisis, las tomografías o cualquier otro problema grave que acá no se pueda solucionar, evidentemente el hospital siempre va a estar en desventaja y con deuda”.

Graciela sostuvo que este es uno de los motivos por los que “el hospital arrastra de la gestión anterior una carga de deuda de siete millones de pesos, y cada año a las nuevas gestiones les van disminuyendo el presupuesto”. Dijo que fue por eso que a fines del año pasado no se encontraban en la farmacia muchos de los medicamentos que recién ahora se están reponiendo, aunque siguen faltando varios, “como las cremas para la piel, cuando hay problemas importantes y son necesarias, y no hemos obtenido respuestas”.

En cuanto a la construcción del nuevo hospital, los integrantes de la Comisión de Usuarios denunciaron que “hay rajaduras -no fisuras: rajaduras donde entran los deditos-, grandes humedades alrededor de las ventanas, rajaduras arriba, en un pretil, humedad abajo, que más que humedad era agua que corría”. “Lo denunciamos pensando que éramos los únicos que lo sabíamos, y resulta que media Colonia ya estaba al tanto”, agregó Amelia. “Colonia está rodeada de hornos de ladrillos”, explicó al momento de señalar que en el nuevo hospital “tanto los ladrillos como la cerámica son importados”. “Los bloques se importan, los ticholos se importan”, insistió, sorprendida, Estrellita Núñez, otra de las usuarias presentes en la entrevista. También denunciaron que el terreno en el que se está construyendo “tiene de 20 a 30 metros de franjas con arcilla; evidentemente, ahí no va a pasar el agua, no son terrenos permeables”. Esto significa que es inundable.

Cuando el año pasado se reunió el Consejo de Ministros en Carmelo, la Comisión de Usuarios presentó una carta al presidente Vázquez en la que, entre otras cosas, manifestó su preocupación por el convenio que en 2012 ASSE había firmado con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés), una “empresa fuertemente cuestionada en Centroamérica por malas construcciones”. La UNOPS ha estado en el centro de controversias en Perú, Guatemala y México, debido a proyectos en los que no se respetaba la normativa ambiental o que no estaban sujetos a contralor alguno. La misiva contó con el respaldo de las firmas de 7.550 colonienses. Carpetas con un completo informe elaborado por ellos, que abarca todo este asunto desde 2006 hasta 2016, fueron entregadas al Directorio de ASSE, al Ministerio de Salud, a la prosecretaría de Presidencia de la República, a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados y de Senadores, a los tres diputados departamentales (Mercedes Santalla, Daniel Bianchi y Edmundo Roselli), a la Junta Departamental de Colonia y al equipo de gestión del hospital. “De nadie obtuvimos respuesta”, señalan. “Nadie nos puede decir que no. Acá tenemos todos los sellos de los lugares donde entregamos las carpetas”, mostró Amelia, antes de terminar la ronda de mate con yuyos y galletas.