Hoy se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. El titular del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Ernesto Murro, destacó ayer que en los últimos tres años hubo un descenso de los accidentes laborales: en 2014 habían sido 41.000 y en 2016 se registraron 33.000. Comentó que la baja se produjo en todos los sectores de la actividad, excepto en el de la salud (ver recuadro). Murro hizo esas declaraciones en el Primer Congreso Nacional SYSO (Seguridad y Salud Ocupacional) en la Construcción, organizado por la Cámara de la Construcción del Uruguay. En referencia a ese sector, Murro indicó que en 2014 se habían registrado 5.900 siniestros laborales y que en 2016 hubo 3.700.

En diálogo con la prensa, Óscar Andrade, secretario general del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA) destacó el descenso pero lamentó que “en los últimos tres años en Uruguay, por año, han quedado 604 trabajadores discapacitados producto de un siniestro laboral”. Por eso dijo: “Tenemos que construir una institucionalidad que les dé facultades a la Inspección General del Trabajo y la Seguridad Social (IGTSS) y al Banco de Seguros del Estado, para tener una investigación sobre cada siniestro laboral”. Reprobó, además, la actuación de la Justicia penal, porque “aborda los temas de siniestralidad laboral con escasa rigurosidad y con una investigación que, en general, es muy incompleta”.

Percepciones diferentes

Murro, Andrade e Ignacio Otegui -presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay- fueron los oradores de la apertura del encuentro. Todos destacaron la posibilidad de discutir estas problemáticas en un ámbito tripartito, y dijeron que el trabajo colectivo que vienen haciendo desde hace varios años explica, en parte, el descenso de siniestros. Coincidieron en este punto, pero discreparon en otros. El congreso se convocó “a tres años de la aprobación del decreto 125/014”, que regula las condiciones de seguridad e higiene en la industria de la construcción, que no fue aprobado por los empresarios y, en cambio, fue defendido ayer por Andrade y Murro.

Andrade afirmó que en Uruguay “faltaba una ley completa de salud y seguridad” que incluyera, por ejemplo, el factor educativo, como lo hace el decreto 125/014, que pone como requisito que la persona, antes de comenzar a trabajar, reciba información, instrucción y formación; además, al comenzar la obra y al iniciar nuevas etapas se debe brindar capacitación sobre los riesgos generales y específicos. También Murro valoró el componente educativo, y agregó que el Instituto de Empleo y Formación Profesional y el Fondo de Capacitación de la Construcción capacitarán a trabajadores de sectores vulnerables a partir de la instrucción de jubilados de la construcción.

Otro aspecto fundamental del decreto es la obligación de que las construcciones cuenten con un delegado de obra en seguridad e higiene, que tiene la función de colaborar con los servicios de seguridad y en la prevención de riesgos laborales. Pero lo que más molesta a los empresarios es que el delegado puede detener una tarea o las tareas de la obra cuando “presuma razonablemente la existencia de un riesgo grave e inminente para la integridad física de uno o varios trabajadores”, según establece el decreto. De acuerdo con la norma, la situación puede subsanarse con la intervención del capataz o del encargado de obra; si eso no fuera suficiente, se podrá convocar al técnico prevencionista, y si eso tampoco alcanzara para resolver la situación, se puede convocar a la IGTSS, que tendrá 24 horas hábiles para ir a la obra si está en Montevideo o 48 si está en el interior del país. Andrade dijo que hay cerca de 1.000 delegados de seguridad en el país; aseguró tener el listado de las detenciones de obra que se han hecho en estos tres años y dijo que, “en general, se han resuelto en el lugar; la inmensa mayoría era razonable”, y que, cuando intervino la IGTSS, identificó cuestiones a corregir.

Otegui relacionó la caída de la siniestralidad laboral con el crecimiento de la desocupación. “Tenemos menos personas trabajando y menos horas trabajadas, porque el país tenía 5,6% de desempleo hace tres años, al terminar el año pasado estábamos en 7%, y arrancamos el año con 8%. Menos horas trabajadas, menos gente trabajando, obviamente va a haber menos capacidad de tener accidentes”. Dijo que no acompañaron la aprobación del decreto 215/014 “por la libertad que se les dio a los delegados de seguridad e higiene de detener la tarea”. Agregó: “Seguimos convencidos de que ese es un problema, se puede relevar y va a haber que encontrar mecanismos para que no sea una situación urticante, sobre todo en las obras grandes, vamos a hablar en plata: en las obras más chicas esto no es un tema que sea relevante, pero en las obras grandes es un tema relevante, a veces grave”, dijo, refiriéndose a los proyectos con más de 400 o 500 trabajadores.

Murro negó que el descenso de siniestros se deba al aumento del desempleo, porque la disminución de accidentes “es mejor que la de los puestos de trabajo”, y razonó que “en Uruguay tenemos 1.650.000 personas ocupadas y 147.000 desocupadas. Cada punto de desocupación son 15.000 personas; si en dos años bajamos 8.000 accidentes, estamos hablando de una importantísima bajada, que hay que seguir bajando”, acotó.

El fenómeno de la informalidad o la precariedad laboral no fue mencionado por Murro ni por Otegui. Andrade mencionó que “casi 70% del vínculo contractual sigue siendo por hora” y abogó por “promover una relación laboral más estable que permita políticas con mejor resultado en el tiempo, no enganchar siempre de cero la relación laboral, las políticas de seguridad”. En la mesa siguiente, Héctor Abad, del SUNCA, dijo que en 2014 la informalidad en la construcción era de 25,5%, y que en 2015 creció a 29,9%. “Asimismo bajaron los accidentes de trabajo”, dijo, agregando un punto a favor para el decreto.

Cuidar al cuidador

¿Por qué el sector de la salud no ha logrado bajar los siniestros? Murro había comunicado los datos el jueves, en el VII Congreso Uruguayo de Salud Ocupacional, organizado por la Sociedad de Medicina del Trabajo del Uruguay, y anunció que comenzarán a trabajar para que desciendan los siniestros en ese sector. Fernando Tomasina, profesor del Departamento de Seguridad Ocupacional de la Facultad de Medicina -además de ser decano de esa facultad-, dijo que no le llama la atención el relevamiento del MTSS. Comentó que “a nivel internacional es un sector altamente demandante, exigente para la salud del trabajador”. Enumeró que hay estrés por cuestiones afectivas, por lo que implica estar en contacto con situaciones extremas, de vida y muerte, por el desgaste de las rutinas, muchas de las cuales son a contraturno y trastocan la vida familiar y el ritmo circadiano; agregó que es un sector feminizado, por lo que las trabajadoras muchas veces tienen doble y triple jornada. Además, mencionó que hay una alta exposición a riesgos biológicos, químicos y a radiaciones, además de los problemas físicos generados por el levantamiento de personas. Tomasina reforzó la importancia de cambiar esta realidad, no sólo por los trabajadores de la salud, sino porque “el tema de la salud laboral en el sector salud repercute en la calidad de la atención”, dijo.