Las muchas mujeres y los pocos hombres que ocupaban las barras de la Cámara de Senadores, la mayoría con remeras negras y violetas, siguieron la sesión de tres horas sin hacer manifestaciones. Había integrantes de Mujeres de Negro, del grupo Las Puñadito, de la secretaría de Género, Equidad y Diversidad Sexual del PIT-CNT y de la Unidad Temática por los Derechos de las Ciudadanas del Frente Amplio (FA), entre otras organizaciones. Cuando el Senado aprobó por unanimidad la tipificación del femicidio como agravante muy especial del homicidio, el aplauso también fue unánime, y de pie. El vicepresidente de la República y presidente de la cámara, Raúl Sendic, agradeció a los presentes y recordó tímidamente que no se permiten manifestaciones a los asistentes a las barras.
Ahora el proyecto será analizado por la Cámara de Diputados. Si se aprueba allí, el femicidio y los actos de discriminación serán considerados circunstancias muy agravantes del homicidio.
Dado el acuerdo general logrado en comisión, se preveía una sesión sin mayores polémicas. De todos modos, el senador nacionalista Luis Alberto Heber no dejó pasar la oportunidad de señalar lo que entiende como “doble discurso” del FA en materia punitiva. Sostuvo que a menudo se han enfrentado “dos tesis” en el Parlamento: la del FA, que sostiene que el agravamiento de penas no soluciona los problemas, y la de la mayoría de la oposición, que ha defendido el aumento de penas. “Nosotros no tenemos distintos discursos. [...] Queremos más penas cuando se mata a una mujer por su condición de género. Ojalá sea la herramienta que precisa nuestro país para detener esta barbaridad”, expresó Heber.
A su turno, la senadora frenteamplista Daniela Payssé negó que la bancada oficialista se haya “negado sistemáticamente al aumento de penas” y sostuvo que no hay un “doble discurso”. “El aumento de penas per se no genera una disminución de los delitos, pero existen nuevas circunstancias que obligan a nuevas tipificaciones”, explicó la legisladora.
Las senadoras frenteamplistas Daisy Tourné y Carmen Beramendi -quien entró como titular en sustitución de Constanza Moreira, que siguió la sesión desde las barras- recordaron la lucha de los movimientos feministas que permitieron visibilizar las situaciones de opresión y dominación patriarcal. Beramendi llamó a “no patologizar” la violencia y pensar que la ejercen unos pocos “locos”, y en lugar de eso entender que se trata de un “crimen de poder”. Señaló que la dominación no actúa sólo sobre las mujeres, sino también sobre los hombres, a quienes se les reclama no salirse del “mandato de masculinidad”. Mencionó el concepto de “interseccionalidad” de las discriminaciones, que se discute a nivel global y que propone analizar cómo se relacionan y potencian las distintas desigualdades en materia de género, territorial, racial o de clase.
Tourné mencionó con nombres, apellidos y detalles los siete asesinatos de mujeres que se produjeron en el correr del año. Advirtió que los hombres que los cometieron “no son locos, no son unos monstruos, responden al mandato de cómo se ejerce la masculinidad” entendida como la dominación y el control sobre la mujer. “Las mujeres deben dejarse controlar y los hombres deben controlar, y el que escapa a eso la queda, de alguna manera”, apuntó la legisladora. Sostuvo que durante mucho tiempo las violencias fueron “ocultadas y vaciadas de contenido”. Consideró que el valor de este proyecto de ley es que, al tipificar el femicidio, “nombra lo que no existe”, y al hacerlo, lo reconoce. “¿Alcanza? No, y por eso estamos avanzando en un proyecto más abarcativo [de combate a la violencia de género]. Esto es un pequeño paso, no va a solucionar el problema, pero le puso nombre”, concluyó Tourné.
La senadora suplente por el Partido Nacional Beatriz Argimón destacó especialmente la movilización de la sociedad civil organizada para concretar estos avances.
Un paso
Varios legisladores consideraron que la tipificación de estos nuevos agravantes del homicidio no evitará automáticamente las muertes de mujeres, pero explicaron que el Parlamento pretende dar una “señal política”. “Votamos esto no porque creamos en la disuasión [en función de las penas]”, sino para “generar un clima que haga que estas conductas desaparezcan”, explicó Pablo Mieres, del Partido Independiente. En tanto, el nacionalista Jorge Larrañaga valoró que “no hay mayor cobardía que el abuso de poder físico ejercido contra una mujer o contra un niño”. Dijo que la “multitudinaria marcha” del 8 de marzo fue una “alerta cultural” y que el Parlamento debe darle un “mensaje a la sociedad”.
Promesas en cámara
El proyecto de Ley Integral de Erradicación de la Violencia de Género, elaborado por el Poder Ejecutivo con participación de organizaciones sociales, ingresó al Parlamento hace exactamente un año. Las modificaciones al Código Penal aprobadas ayer formaban parte de su articulado, pero además, este proyecto establece otros cambios al Código Penal -por ejemplo, la eliminación del concepto de “pudor” en los delitos sexuales- y un abordaje integral del combate a la violencia, que incluye aspectos educativos, políticas sanitarias, aspectos reparatorios, entre otras disposiciones. Payssé sostuvo ayer que este proyecto contiene “un universo de modificaciones culturales revolucionarias”. Argimón reclamó celeridad en su tratamiento, y el senador frenteamplista Marcos Carámbula, integrante de la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión -que tiene a estudio el texto-, se comprometió a promover su pronta aprobación. Payssé complementó señalando que la iniciativa se votará “con prisa” pero también “con rigor”, y que será “ejemplo en el mundo”.