La empresa petrolera Schuepbach ya entregó a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) la información complementaria que le habían pedido en el proceso para la habilitación de un proyecto de exploración en busca de hidrocarburos. Alejandro Nario, director de la Dinama, dijo a El Telégrafo que les dejó en claro a las organizaciones sociales que estaban preocupadas por ese tema que el proyecto no se trata de fracking, es decir, de fracturación hidráulica, y agregó que “es una perforación tradicional. Lo que están haciendo es una exploración mediante un pozo que es como uno de agua termal”.
Así las cosas, Uruguay Libre de Megaminería y otras organizaciones enviaron un comunicado a la opinión pública en el que expresaron que “a pesar de los riesgos que significarán para el ambiente y las actividades productivas de la zona, la Dinama se dispone a aceptar las perforaciones de la petrolera Schuepbach en el Norte del país, descartando la convocatoria de audiencias públicas solicitadas por organizaciones sociales locales”, y agregaron: “Comparar los pozos en procura de petróleo o gas con los pozos de aguas termales es una afrenta a la inteligencia de los uruguayos, sólo posible por la falta de experiencia en nuestro país sobre las prácticas de la industria petrolera”.
Víctor Bacchetta, de Uruguay Libre de Megaminería, dijo a la diaria que los antecedentes del proyecto son unos contratos que firmó ANCAP en 2012 con Schuepbach, habilitándolos a hacer actividades de “exploración y eventualmente [de] explotación de hidrocarburos en la zona norte”, y que hasta ahora no han determinado que existan reservas convencionales ni no convencionales. Entre estas últimas se refiere a los esquistos, una etapa en la que el petróleo y el gas están en burbujas pequeñísimas y sin contacto entre sí, por lo que, para explorar su presencia, en los últimos años se inventó el método de fracking, que, según explicó Bacchetta, consiste en una perforación horizontal que atraviesa la napa con un caño blindado al que se le hace agujeros por donde se introduce una mezcla de agua con productos químicos y arena, a muy alta presión, para fracturar la roca.
En diálogo con la diaria, Alejandro Nario dijo que, más allá del comunicado emitido por las organizaciones sociales, centrado en el fracking, y “en función de eso, los recibimos y les transmitimos la confianza de que [lo que se pretendía hacer] no era un proceso de fracking, sino una prospección o pozo exploratorio”, y se aclaró que “tampoco es de producción, sino que se están buscando hidrocarburos”. El jerarca señaló que, a pedido de estas organizaciones, se previene que no se puede explorar mediante el método de fractura hidráulica.
Sin embargo, Bacchetta aseguró que la empresa mintió: “Para no chocar con definiciones de juntas departamentales que prohíben el fracking, a la Dinama le dijeron que estaban buscando hidrocarburos convencionales, pero nosotros les hacemos un seguimiento a los informes que presentan a los accionistas de la empresa, y resulta que ahí les decían que estaban buscando hidrocarburos no convencionales, porque les interesa crear la expectativa. Eso es grave”, sostuvo.
Por su parte, Nario señaló que “eso es un tema de la empresa. A los inversores les dirán lo que quieran, pero acá sólo pueden hacer lo que la Dinama aprobó, y además, lo vamos a controlar. Es claramente verificable si están utilizando esa técnica, además de que sería ilegal que lo hicieran”.
Por otro lado, Graciela Piñeiro, doctora en Ciencias Biológicas, quien trabaja con el tipo de rocas que la empresa petrolera va a perforar, presentó un informe sobre el tema a la Dinama, y dijo a la diaria que centrar la discusión entre hacer fracking o no es muy simplista “teniendo en cuenta lo complejo que es el asunto de las perforaciones”. Agregó que los pozos se van a hacer encima de tres acuíferos que conforman el acuífero Guaraní (Tacuarembó, Yaguarí y Tres Islas), que serían inconvenientes incluso “si los recursos que dicen estar buscando son convencionales”.
“La Dinama tendría que tener en cuenta esas características geomorfológicas, que son inconvenientes como para que se siga perforando, y nada menos que en cuatro pozos, uno de los cuales está a 1.400 metros de profundidad, al lado de la represa de Salto Grande. Esa parte es muy sensible; por ejemplo, perforás al lado de una falla y generás determinados movimientos sísmicos -algo que siempre generan estas perforaciones- al lado de una contención de agua tan gigantesca, entonces es peligroso”, sentenció Piñeiro.
La especialista agregó que presentó el informe porque le parecía que era su obligación hacerle entender a la Dinama “la peligrosidad que tienen estos pozos”. “Después pueden decidir lo que quieran. Yo duermo tranquila porque cumplí con mi cometido. No le di órdenes a nadie, solamente presenté informes y sugerencias”, agregó.