En Montevideo el centro está en el barrio Arroyo Seco, a dos cuadras del local de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB), y recibe a casi 30 niños de cuarto, quinto y sexto año de escuela. La mayoría, unos 25, concurren a la escuela 141 de mañana, y al mediodía un ómnibus de la federación los pasa a buscar y los lleva hasta el centro. A las 16.30, después de haber realizado actividades de apoyo escolar en comprensión lectora, matemática e inglés, otras actividades como ajedrez, robótica y huerta, y después de haber tomado la merienda, el ómnibus los deja de nuevo en la escuela, ubicada en Avenida de las Instrucciones y Mendoza. En Minas el funcionamiento del centro es similar, mientras que en Pan de Azúcar, donde el centro comenzará a funcionar después de Semana de Turismo, habrá dos turnos porque hay casi 40 niños anotados.

Estas iniciativas están financiadas de acuerdo a lo acordado en los Consejos de Salarios de 2015, cuando las empresas se comprometieron a aportar recursos para el presupuesto de los centros educativos. Según explicó a la diaria el presidente de la FOEB, Fernando Ferreira, los centros son abiertos y gratuitos, y no son exclusivamente para hijos de afiliados a la federación. En el caso de Montevideo se generó un acuerdo con la escuela 141, con la que la FOEB ya venía trabajando, y se planteó a sus autoridades que definieran un cupo de 25 niños que participaran, por lo que, estimó Ferreira, “los hijos de trabajadores de la bebida son los menos”. En Minas y Pan de Azúcar, en cambio, serán mayoría los hijos de afiliados a la federación.

El dirigente aseguró que los docentes encargados están “graduados y formados”, y lo curricular es resorte exclusivamente de ellos. Las instalaciones, en el Club Cervecero, cuentan con cancha de fútbol 5, vestuarios y un espacio para huerta, mientras que en el local de la FOEB, a dos cuadras, hay salones y espacio para una biblioteca. El objetivo, dijo Ferreira, es “complementar a la escuela pública; no es una competencia”. “La preocupación surge porque muchos niños, una vez terminado el horario escolar, llegan a su casa y, si la familia no tiene con quién dejarlos, se quedan en la calle sin que nadie los pueda contener; el trasfondo es ayudar a esos compañeros, para que en lugar de estar preocupados por dónde están sus hijos, tengan la tranquilidad de que se encuentran en un lugar donde se los está educando en algunas cosas que a veces la escuela pública no logra complementar”. Ferreira aclaró que estos centros no serán simplemente un lugar donde hacer “los deberes vigilados, sino para aprender otro tipo de cosas, donde se sientan cómodos y se diviertan”.

Los niños reciben su uniforme y los materiales de trabajo, y la asistencia es sin costo. De todas formas, según aseguró el dirigente de la FOEB Richard Read en la inauguración, es gratuito “pero se les cobra: los padres tienen que participar activamente en el proyecto”. La idea, explicó Ferreira, es “lograr la integración del niño y del padre, que sea un trabajo colectivo en función de la formación de los nuevos ciudadanos”. A los padres, dijo, se les pedirá “solidaridad, apoyo, intercambio de opiniones”. Read aseguró que en el centro habrá “una serie de códigos que respetar: los límites están bien marcados, desde lavarse las manos y la boca hasta códigos de vida que uno a veces extraña y que fueron la tapa del libro en el hogar de cualquiera de nosotros”.

Este año la experiencia será piloto, para luego evaluar su extensión o reformulación. “Si esto funciona bien, quizá se lleve a cabo alguna experiencia de dos turnos para el próximo año, o de extender a todo el ciclo escolar. También quisiéramos llegar a los gurises del liceo, de primero a tercero, pero con alguna iniciativa más de taller, manualidades, algo que tenga que ver con el mundo del trabajo”, contó Ferreira.

Ausencias

La idea original de la FOEB era construir “liceos obreros” para hijos de y trabajadores de la bebida, pero esa propuesta generó controversia en la central de trabajadores. “Cuando hicimos el planteo del liceo teníamos la mejor de las intenciones, pero faltó diálogo: ni nosotros supimos explicarlo, ni los compañeros del gobierno y de la central lo entendieron. Hubo una mala comunicación de las dos partes, y en consecuencia esa idea fue bastante cuestionada. Ahí bajamos un cambio, planteamos el tema de los CAIF y terminamos implementando el centro socioeducativo”, explicó el presidente de la FOEB, que aclaró que tampoco descartan la posibilidad de llegar a formar un liceo obrero en el futuro. “Sería un proyecto más ambicioso, que implicaría más de trabajo, y discusión con todos los actores”, añadió.

Quizá debido a esos cuestionamientos que se le hicieron a la idea original, ayer, durante la inauguración del local, en Abayubá y Grito de Asencio, no hubo dirigentes del PIT-CNT, del Frente Amplio ni integrantes del gobierno. Sí participaron los colorados Pedro Bordaberry y Ope Pasquet y la nacionalista Verónica Alonso, y vía Twitter enviaron sus saludos el nacionalista Luis Lacalle Pou y el colorado José Amorín. “Es un dato de la realidad que no haya ido nadie del PIT-CNT ni del gobierno, pero no adjudicamos intencionalidades; cada uno sabrá”, comentó Ferreira. Hasta ayer al mediodía estaba previsto que concurriera el presidente Tabaré Vázquez a la inauguración, pero según contó Ferreira, el mandatario se excusó por motivos de agenda.