El Movimiento de Participación Popular (MPP) realizará en junio su congreso para discutir la estrategia del sector. El sábado se hizo el lanzamiento oficial del debate, y en esa instancia se presentó un documento base elaborado por la Dirección Nacional del MPP.

El documento comienza con un análisis de la coyuntura global y regional. El sector evalúa que las políticas de los gobiernos progresistas generaron “beneficios concretos para la población, particularmente para los sectores más excluidos”, “extendieron y profundizaron la democracia” y defendieron “los derechos humanos en toda su extensión”. En cambio, no detuvieron los fenómenos de concentración de la riqueza, de concentración y extranjerizacion de la tierra y de “gran parte del aparato productivo”, así como tampoco frenaron el “fuerte incremento de la primarización de las economías latinoamericanas” y la “dependencia de las inversiones extranjeras para lograr crecimiento y puestos de trabajo”. “Estos hechos denotan las dificultades de construir cambios estructurales”, advierte el MPP.

Sobre la situación de Venezuela, el sector considera que el “imperialismo desató al interior” de ese país “una lucha de clases de tal intensidad que primero obligó a [Hugo] Chávez a replegarse para defender su territorio, y hoy, ya sin su liderazgo, Venezuela se encuentra en una crisis política, social y económica sin precedentes desde 1998”.

El MPP cuestiona los Tratados de Libre Comercio porque “en el fondo protegen la globalización de las transnacionales” que “están lastimando la soberanía de la nación”. “Sus cláusulas exigen obligaciones recíprocas idénticas” entre países con niveles de desarrollo “muy desiguales, con lo que siempre se favorecen los países centrales, que imponen todas las condiciones”, evalúa el sector. De esta manera, los países de menor desarrollo relativo “quedan obligados a la genuflexión de aceptar las condiciones de los grandes si quieren lograr inversiones para generar puestos de trabajo y crecimiento”, agrega.

El MPP realiza también un balance sobre los gobiernos del Frente Amplio (FA). Evalúa que la coalición de izquierda pudo demostrar que “existen alternativas al modelo neoliberal”, pero advierte que “su dinámica se ha estancado por frenos que el propio sistema y sus instituciones oponen a su desarrollo y también por un estancamiento de las propuestas innovadoras progresistas que caracterizaron los dos primeros gobiernos del FA”. “En ello ha primado la simplificación de los avances en el bienestar de la población en torno a la exclusiva meta de mejores ingresos, de forma tal que el centro de la acción política pasó gradualmente de las relaciones de producción al consumo”, apunta el sector.

Entienden como una “debilidad importante” el hecho de que 47% de la inversión en Uruguay sea extranjera y sostienen que por “los mecanismos y las formas de su instalación, es un modelo de crecimiento que ya se agotó”. Evalúan, por otra parte, que las empresas transnacionales son un “enemigo de clase más potente, con más experiencia” y con más recursos que la oligarquía local.

En otro pasaje del documento se analiza la estrategia de la oposición. “La ofensiva comunicacional de los sectores conservadores está basada en construir un relato negativo, distorsionado y desesperanzador de los logros de los últimos años”, se señala en el texto. “La embestida conservadora no está destinada a elaborar un programa de gobierno alternativo, ya que su objetivo es quebrar la credibilidad de nuestras ideas, de nuestra legitimidad en la sociedad, de erosionar la imagen de honestidad y autenticidad de nuestro proyecto político”, se añade. Dentro de los promotores de esta estrategia incluye a “los políticos de la derecha, a los más importantes medios de difusión de masas, a empresarios que empiezan a cuestionar las principales señas de identidad del proceso frenteamplista”. Estos actores “mienten sobre la ética de los referentes de izquierda” y “cuestionan las capacidades y resultados de la gestión”, considera el sector. Advierte que el FA ha perdido consenso, dentro de su base social, sobre cuáles son “los límites de los avances posibles”.

Que sigan viniendo

Sobre el funcionamiento del FA, el sector lamenta que la fuerza política “se desmovilizó y se centró en la actividad gubernamental más que en la suya propia, que es elaborar la táctica para la acumulación social y política”.

Propone, de cara a las próximas elecciones, generar “una acumulación política en torno a un programa concreto de los cambios a efectuar, con una estructura política de seguimiento y garantía de su ejecución”. “La continuidad de los cambios progresistas en el país no puede quedar sólo sobre las espaldas del FA, como no lo fue el triunfo del 2004”, evalúa el sector. Agrega que debe respetarse “a todos los integrantes de la alianza, sin obligarlos a convertirse en FA, como sucedió después del triunfo del 2004”. Esta idea de una alianza política amplia ya había sido esbozada por dirigentes del sector, como la senadora Lucía Topolansky, y es compartida por otros dirigentes, como el ex intendente de Maldonado Óscar de los Santos.

“En el movimiento político es imprescindible realizar los acuerdos políticos para los cambios a realizar, y luego definir la disciplina para esos cambios. Nunca debe definirse primero la disciplina y luego los acuerdos políticos. Algo de eso nos está pasando cuando hacemos acuerdos políticos generales inclusivos y luego queremos aplicar una disciplina frenteamplista, que es muy válida y exigible pero para los integrantes del FA, y no para otros”, se señala en el documento. El sector considera que el FA “no puede cometer el error político de abroquelarse en torno al núcleo más duro de la lucha por el socialismo, en lugar de seguir apelando a la ampliación del bloque social de los cambios”, y remarca que “esto no significa perder la identidad de izquierda en busca de acuerdos que desdibujen los objetivos socializantes de nuestra propuesta”.

El sector hace una evaluación de la política de alianzas del Espacio 609 y llega a la conclusión de que el problema fue “confundir acuerdos electorales con incorporarse al Espacio 609”. “Son cosas distintas, y en los asuntos electorales muchos y muchas se aproximan a nuestra organización tentados por el volumen electoral de la 609, con el único fin de asegurarse un lugar. Nuestro error fue considerar que todo acuerdo electoral tenía que ir al Espacio 609”, dice el documento. El sector concluye, de todos modos, que el Espacio 609 “fue importante para los triunfos electorales” y que “algunos casos puntuales problemáticos no nos pueden hacer olvidar su importancia”. “No podemos entrar en el relato que cultivan los medios de que la pérdida de gobernabilidad del FA es por el posicionamiento de Gonzalo Mujica. No razonaron igual cuando dirigentes blancos y colorados se aliaron con el FA”, agrega.

Además de ampliar las alianzas políticas, el MPP entiende necesario promover “acuerdos programáticos que les den sostenibilidad política a las ideas socializantes”. Entre otras propuestas programáticas, sugieren fortalecer el Estado “en un mundo dominado por las grandes corporaciones transnacionales”, que sea capaz de defender los derechos humanos y los recursos naturales. Proponen “ampliar los espacios de participación de la ciudadanía en las decisiones del Estado y en su posterior control de ejecución”. “Frente a decisiones importantes habría que establecer mecanismos de consulta ciudadana que impliquen la manifestación de las opiniones de la sociedad de manera legítima. Que den mayor transparencia y exactitud que los sondeos privados de opinión pública”, considera el sector.

La canasta básica

En el documento elaborado por la Dirección Nacional del MPP se propone topear los salarios de los cargos “políticos y electivos del país” en “un monto cercano a la canasta básica”. También se sugiere que los cargos de confianza y electivos hagan “una rendición de cuentas sobre sus estados patrimoniales frente a la ciudadanía”.