“Cuando la ciudad y el campo se juntan, la locura y la cordura también”, dice el afiche que circula en estos días: Radio Vilardevoz está en un stand de la Criolla del Prado, desde el sábado 8 hasta el domingo 16. El primer día hicieron un “desembarco”, como le llaman a las instancias en las que desarrollan la fonoplatea en un lugar que no es el hospital Vilardebó. Este sábado volverán a tomar los micrófonos -a diferencia del primero, no saldrán en vivo, sino en diferido-, y quienes se den una vuelta por la Criolla entre las 10.00 y las 13.30 podrán tener una idea de primera mano de qué hace la radio. El resto de los días mantienen, de 11.00 a 21.00, el stand en el que venden pins, libretas, tazas, lapiceras, todos con el logo de Vilardevoz, una radio impulsada por docentes y estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República hace 19 años y que es un proyecto comunicacional hecho por y para personas que están o han pasado por el hospital psiquiátrico. Junto a los técnicos, trabajan varios días de la semana para preparar la fonoplatea, que se hace los sábados.

Gabriela Calvo tiene 21 años y es nuevita en la radio: se integró en 2016. “Empecé programando música romántica de mañana y de tarde. Después, como era muy meloso, me dijeron que pasara recetas. Ahora tengo mi programa de recetas, salgo de mañana, y de tarde hago la segunda parte”, contó. ¿Qué te gusta de la radio? “De la radio me gustan las personas con quienes estoy de compañera. Me gusta lo que hago. Me inspira estar ahí. Saco inspiración de la radio y con esa inspiración hago los programas”, remató. Gabriela está ayudando con la venta en el stand. “La gente pregunta qué viene a ser la radio, y yo le digo que pertenece a la Asociación [Mundial de Radios Comunitarias] de Amarc, que está dentro del hospital Vilardebó, donde conducimos los sábados de 9.00 a 17.00, y es independiente del hospital. Es una radio comunitaria participativa”, sintetizó.

Con lo que recaudan de la venta, sacan ingresos para los vendedores y para la radio. Pero el stand tiene otra finalidad: difundir el proyecto. En ese sentido, estar en la Criolla es ideal. “Da resultado porque la gente no conoce a veces, no se da cuenta de que dentro de un hospital psiquiátrico como el Vilardebó hay colectivos de gente que vive afuera del hospital y que ingresa para hacer un taller de rehabilitación. La gente queda asombrada por eso”, expresó Gustavo Bautista, que junto a Olga Azikian y Luis Silva se ocupan de la venta de productos. También les cuentan que desde hace poquito tienen la Vilarapp, una aplicación para escuchar la radio.

Estos días Olga llega de mañana, limpia el stand, repone mercadería, lo abre y, de noche, vuelve a cerrarlo. Dice que no le cuesta tanto, porque vive en un refugio que cierra las puertas entre las 9.00 y las 18.00. Los martes y miércoles va a la radio y siente que extraña, que no sabe a dónde ir. Ese es un problema que viven muchas personas que participan en la radio. Olga obtuvo el permiso de la Intendencia de Montevideo (IM) para vender los productos de Vilardevoz en la feria del Parque Rodó. “Me voy a poder sustentar mejor”, aseguró. El equipo de la radio logró coordinar para que se mude a una pensión del Ministerio de Desarrollo Social. Pagará 1.600 pesos por mes, tendrá que cocinarse y comprar los alimentos -sabe que no tendrá apoyo del Instituto de Alimentación-, pero está contenta porque mejorará su calidad de vida: se podrá cocinar de acuerdo a su dieta -es diabética-, elegir qué comer, y entrar y salir cuando quiera. “Si estoy engripada no tengo que ir a la radio o a trabajar, me puedo quedar a descansar. Eso es lo que cambia. Ahora, al abrirte las puertas a las 9.00, tenés que salir, engripada o no”, contó. Sólo los domingos se puede permanecer en la pensión.

Movidito

“Anduve recorriendo bastante. Me trae muchos recuerdos estar acá, porque yo venía todos los años con mi mamá a las jineteadas, al ruedo, y me ha movido un poco el piso estar acá. Hacía muchos años que no venía”, relató Olga. De las charlas con quienes visitan el stand, destacó que la gente se interesa mucho por la Comisión Nacional por una Ley de Salud Mental, que integran organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles y universitarias, entre ellos Vilardevoz. “El cometido de la radio es la salud mental en clave de derechos humanos, que se nos trate como personas, como seres humanos, y no, como siempre digo, como la escoria, como chatarra. No somos depósito de nada, somos seres humanos, y estar acá significa mucho para todos nosotros”, reclamó.

Gustavo valoró que para el desembarco del sábado “por suerte hubo médicos del hospital que nos dejaron traer algunas pacientes que participaron en la radio y vinieron y pasaron un rato agradable con nosotros. Ven la vida social afuera, cómo se mueve la sociedad, salir del ‘comedor-sala-pastilla-comedor-sala-pastilla’”. Con otras palabras se refirió a eso Cecilia Baroni, psicóloga y fundadora del proyecto. Contó que Margarita y Beatriz hace muchos años que están internadas en el hospital, y que en cada desembarco hacen los trámites para que puedan salir, algo que han logrado en los dos últimos. Baroni dijo que durante la fonoplatea del sábado “nos dedicamos a mandarles saludos a sus psiquiatras, porque la verdad es que con uno tuvimos mucho trabajo, porque entre otras cosas él no cree que este tipo de cosas le hagan bien a la gente. Nos decía: ‘¿Ustedes saben lo que es una esquizofrenia crónica? ¿saben que esto no tiene cura?’. Se enojaba y nos decía: ‘Si sale y le pasa algo, el responsable soy yo’. Por eso nosotros discutimos por algunos artículos de la ley”, apuntó. Se refería al proyecto de Ley de Salud Mental que tiene media sanción y la próxima semana comenzará a discutirse en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados (la Comisión por una Ley de Salud Mental concurrirá para argumentar sobre sus discrepancias con el proyecto actual). Señaló que el proyecto mantiene el poder en el psiquiatra, en vez de enfocarse en el equipo interdisciplinario. Volviendo a la experiencia del sábado, señaló: “Acá había otro equipo responsable que está pudiendo decir y habilitar otros procesos. En realidad, no tendría que ser una guerra entre profesionales y en torno a de quién es la responsabilidad, sino que tiene que poder ser algo en lo que la persona no se pierda. Margarita vino con todos nosotros. Al principio estaba muy asustada. Creo que la manera de disfrutar hasta de hamacarse, poder ir a la plaza un rato, que no estuviera arreglada toda su vida a cada rato -porque tenés que tomar la medicación o hacer esto, porque te están rezongando-, también es una muestra, para algunos psiquiatras, de que si uno cambia algunas cosas, las personas también cambian y pueden desenvolverse de otra manera”, sintetizó.

La psicóloga saludó la propuesta de la IM al invitar a Radio Vilardevoz a ocupar un stand en el Espacio Igualitario; comparten el stand con el proyecto cultural Bibliobarrio, que presta libros, organiza cines-foros, café literarios, peñas culturales y debates, integrando a personas con padecimiento (de lo) psiquátrico, como les gusta llamarse.

La Criolla “es parte de nuestra cultura: todos habían venido”, comentó Baroni, sorprendida, y dijo que eso, de por sí, es movilizante, por todos los estímulos que presenta y por los recuerdos que evoca. Otro aspecto impactante es la interacción. “Es una estrategia más de llegar desde abajo a mucha gente que viene de todo el país y que, cuando hacemos este tipo de movidas, nos damos cuenta que sigue siendo una realidad desconocida y olvidada”, dijo, refiriéndose a la locura, pero también a la combinación con la pobreza (económica) y a cierto temor que muestran las personas cuando les dicen que vienen del Vilardebó. Pero el equipo no se achica, y con la ternura de siempre, está dispuesto a mostrar que la realidad es mucho más compleja, o más simple, de lo que se la quiere ver.