El lunes se entregó en la Comisaría del Municipio de Ji-Paraná (Rondônia, Brasil) Thiago Fernandes, el asesino de Matías Galíndez Rodríguez, artista callejero uruguayo de 28 años, oriundo de Empalme Olmos. El sábado 8 de abril, temprano en la mañana, Fernandes hirió de muerte a Matías, tras darle diez disparos; el joven fue derivado a un centro de salud, donde fue operado, pero terminó falleciendo el domingo 9. De inmediato, Fernandes, de 19 años, hijo de una poderosa familia de Ji-Paraná y dueño de una tabaquería, se fugó. La Policía, con la certeza de que él era el asesino, porque había sido registrado por las cámaras de seguridad de la estación de servicio en la que disparó a Matías, libró una orden de captura.

Según publicó el sitio web brasileño Comando 190, Fernandes se entregó en compañía de su abogado y confesó el crimen. De acuerdo con el oficio del delegado de investigaciones de la comisaría, Luis Carlos Hora, Fernandes dijo que cuando llegó a la estación de servicio le pagó una cerveza a un joven venezolano que se lo pidió, y que luego Matías hizo lo mismo, pero él no accedió. Según su testimonio, Matías le pegó, él disparó al suelo y, como Matías lo siguió provocando, le disparó. Diez veces. Alegó que huyó por temor a las manifestaciones, y que su familia cubrió los gastos del traslado del cuerpo de Matías, su cremación y el pasaje de retorno de los familiares de Matías a Uruguay. Fernandes no tenía permiso para portar armas. Según el sitio web, podrá ser procesado por homicidio simple, con una pena de seis a 20 años de prisión; por homicidio calificado, con una pena que va de 12 a 30 años, o “por exceso doloso de conducta, además del porte de arma”, cuya pena va hasta cuatro años.

Alejandra Bonilla, vecina de la familia de Matías, es una de las personas que trabajaron en la recaudación de fondos para cubrir los costos del servicio fúnebre y los pasajes de la madre y el hermano de Matías, que viajaron a Ji-Paraná el sábado 8, cuando el muchacho todavía estaba vivo. Regresaron el sábado 15. Bonilla aseguró que ni la familia del asesino ni el gobierno uruguayo pusieron dinero para la cobertura de los gastos. Es más: dijo que hasta que no giraron el dinero, el jueves, no se llevó a cabo la cremación. “Todo lo pagamos nosotros. Con la plata que recaudamos en el festival se juntaron 236.000 pesos”, detalló. El festival se hizo el miércoles al mediodía. “Todo el pueblo ayudó”, dijo Bonilla, que valoró “la conjunción de diferentes culturas”, porque se reunieron “personas con diferentes estilos de vida, había cumbia, rock, circo; todos se pudieron unir con un fin”. Dijo que los comercios donaron comestibles y que la concurrencia fue excelente.

Lo más importante que dejó el festival es la demostración del afecto que le tenía Empalme Olmos a Matías. “Era una persona muy querida. Iba a las escuelas, a los merenderos, iba a cumpleaños; los niños lo sintieron mucho”, dijo Bonilla. Agregó que en torno a los artistas callejeros “hay mucho prejuicio” y que Matías “rompió con eso acá en Empalme”. También en Brasil extendió su solidaridad, visitando hospitales junto a otros artistas callejeros.

Bonilla descartó que Matías pueda haber provocado a Fernández. “No creo que le haya pegado, no era su perfil pegarle a nadie. Era paz y amor”, resumió.