El presidente estadounidense, Donald Trump, arribó ayer a Israel como parte de su gira por Medio Oriente y se reunió con el primer ministro de ese país, Benjamin Netanyahu. El mandatario israelí definió la reunión como “una muestra de la tolerancia del pueblo judío”, ya que “a pesar de ser un mandatario con fuertes vínculos con los neonazis, podemos tener una buena relación con él, porque las cosas que nos unen son más fuertes que las que nos separan, por ejemplo, nuestro plan para quedarnos con todos los territorios palestinos”.

Trump también visitó el Muro de los Lamentos, en Jerusalén, un sitio sagrado para los judíos. Cuando estuvo a escasos centímetros del muro se lo notó francamente conmovido, algo que él mismo reconoció, al hablar con la prensa unos minutos más tarde: “Estar tan cerca del Muro de los Lamentos me sensibilizó. Me emocionan los lugares a los que pueden ir solamente hombres. Desgraciadamente, en mi país ya no quedan lugares así, porque la ofensiva de los liberales no respeta ningún tipo de tradición”, afirmó, en referencia a las leyes que prohíben que las mujeres accedan a ciertas áreas de este sitio sagrado. El mandatario también aseguró que tuvo “una revelación” en el momento exacto en que tocó la construcción de piedra. “Vi un futuro en el que los americanos tendrán como lugar sagrado el muro que pienso construir en la frontera entre México y Estados Unidos. Es más, en esa misma visión pude ver a mi país invadiendo territorios mexicanos, construyendo colonias allí y causando una escalada de violencia entre terroristas mexicanos y soldados estadounidenses. Fue algo realmente emotivo”, sostuvo.

Trump también se refirió a la situación en Medio Oriente, y definió a Irán como “una amenaza para la estabilidad de la región”. Según el mandatario, existe un “grave riesgo” de que ese país siga los pasos de Arabia Saudita y le compre a Estados Unidos 100.000 millones de dólares en armas. “Mi país está comprometido con la paz en Medio Oriente, pero más comprometido está con la salud de nuestra industria. Si los iraníes nos hicieran una oferta por tanto dinero, no podríamos rechazarla. Sería una traición a nuestro pueblo”.