Sobre Bulevar Artigas aguardaban en fila india más de 20 tanques con soldados vestidos y armados a guerra, que contrastaban con los juegos infantiles que los militares habían colocado en el estadio Álvaro Gestido para celebrar ayer el Día del Ejército. La jornada de cantos, apelaciones a Artigas y rodillas levantadas fue larga, pero la variopinta primera fila del palco oficial, que incluía desde el presidente Tabaré Vázquez hasta el cardenal Daniel Sturla, se mantuvo erguida y atenta. La excepción fue el ex presidente Luis Alberto Lacalle, que se permitió descabezar una siesta justo en el momento en que el comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, lo alababa por haber dado el puntapié inicial a la participación de Uruguay en misiones de paz. Alguien lo despertó, y a partir de entonces, participó activamente en la jornada, con la mano en el corazón y cantando las estrofas de la Marcha al Ejército Nacional: “Del Ejército soy fiel soldado. / No pido nada, es mi vocación”.

Manini Ríos empezó citando a José Enrique Rodó en “El camino de Paros”, cuando menciona que “entre el ciudadano y el soldado, toda razón de desvío y desconfianza ha desaparecido”, y agrega que “el militar es ya, cívicamente, una fibra del corazón del pueblo”. Sostuvo que el deber del Ejército es “la defensa de los más frágiles, de los condenados a la desesperanza” que los conduce “a la droga y al delito”, y llamó a buscar “oportunidades y condiciones de vida dignas para todos los orientales sin excepción”.

Afirmó que en “tiempos de odio que parecen inextinguibles”, cuando en el mundo “campea la violencia irracional y el terrorismo”, el Ejército tiene dos opciones: “O nos defendemos, aunque sea en clara inferioridad de condiciones, como Artigas”, o “nos resignamos a pedirle a la potencia de turno que nos defienda”. “El Ejército nacional sólo considera la primera opción. Nuestro país debe estar en condiciones de disuadir a posibles agresores y enfrentarlos” con “unidades preparadas para enfrentar el flagelo del terrorismo”, aseguró el comandante en jefe.

Varios de los presentes interpretaron la referencia al pedido de ayuda a la “potencia de turno” como una alusión a las afirmaciones de Tabaré Vázquez en 2011. En aquella ocasión, ante un auditorio de estudiantes, Vázquez confesó que en su primer gobierno se barajó la posibilidad de un enfrentamiento bélico con Argentina a raíz de la instalación de Botnia, y que los comandantes de las Fuerzas Armadas en ese momento le dijeron que tenían “cinco aviones y combustible para 24 horas”. Por este motivo, según él mismo sostuvo, pidió ayuda diplomática a Estados Unidos: le solicitó al gobierno de ese país que dijera que era “socio y amigo” de Uruguay. Consultado sobre estas afirmaciones de Vázquez y la eventual referencia de Manini Ríos, el ministro de Defensa Nacional, Jorge Menéndez, dijo que no le “consta que ello [el pedido de ayuda a Estados Unidos] haya sido así” y que sólo conoce lo sucedido “por la prensa”. “Para nosotros, desde el punto de vista de la defensa, siempre la respuesta militar es el último ratio de los elementos que desde el punto de vista constitucional tiene el país para defenderse en el ámbito regional e internacional”, señaló el ministro.

Manini Ríos insistió en que las Fuerzas Armadas (FFAA) deben estar “con la moral alta” para “prepararse para defender al territorio y sus habitantes”. “La política de defensa nacional debe incluir a todos los orientales”, remarcó.

Privilegios

El comandante en jefe no dejó pasar mucho tiempo de su discurso antes de referirse al tema de coyuntura que genera más rispideces en el vínculo con el gobierno. Comentó que últimamente han surgido “voces preocupadas por los privilegios de los militares”. Agregó que efectivamente son privilegiados, porque tuvieron “el privilegio de evacuar a miles de vecinos de Artigas”, de estar “a toda hora al servicio de la sociedad de la que provienen y no reclamar por eso compensación alguna”, de ser “aplaudidos por los vecinos de Montevideo cuando trabajaron para alejar la amenaza sanitaria de la ciudad”, de “recibir la emocionada sonrisa de un niño o un anciano haitiano o camboyano, que encontraron en ellos el cariño que la vida les negó”, etcétera. Finalmente, comentó que tienen el privilegio de sentirse “no funcionarios, sino servidores del Estado, y de asistir en silencio a la discusión que se da sobre su futuro”, muchas veces “teñida de falsedades y tergiversaciones malintencionadas”, en directa referencia al debate en torno a la reforma del Servicio de Retiros y Pensiones de las FFAA. La respuesta de la oficialidad en el palco fue un cerrado aplauso. Con el mismo concepto, Manini Ríos terminó su discurso: “A estos privilegiados, nuestro sentido homenaje y nuestro reconocimiento”. Esta vez el aplauso fue de pie, y en la variopinta primera fila, sólo el presidente Vázquez y sus ministros Menéndez, Rodolfo Nin Novoa (Relaciones Exteriores) y Carolina Cosse (Industria, Energía y Minería) permanecieron sentados.

El jefe del Estado Mayor de la Defensa, Juan Saavedra, dijo a la diaria que tiene “la esperanza de que salga todo bien” en la discusión por el proyecto de reforma del sistema de pensiones. “La visión de las FFAA es que debe tenerse en cuenta la especificidad de los militares. Es una función de 365 días, sin horas extras, sin salario vacacional, sin sindicalismo. Tenemos una especificidad propia del Estado militar, que está en la Constitución de la República, y queremos que eso se tenga en cuenta cuando se valoren las condiciones de retiro”, señaló Saavedra.

Aclaró que los militares coinciden en que el sistema debe reformarse, y que para eso le entregaron un proyecto de reforma al gobierno. “Las FFAA hicieron un proyecto de reforma que está en manos del Poder Ejecutivo, y que se está valorando también entre las distintas variables”, aseguró. Dijo que la discusión del proyecto de reforma lleva “más de un año y medio”, y ha habido “idas y vueltas, y por supuesto las visiones pueden ser distintas”, pero insistió en que los militares aspiran a que se contemple su “especificidad”.

Tras bajar del palco, y consultado por la prensa sobre si los militares debían sentirse “privilegiados” debido a su estatus especial de “servidores públicos” a disposición permanente, Menéndez comentó que “de ninguna manera”. “El privilegio es poder servir a la patria. Creo que ese es un privilegio, no otro”, manifestó. No quiso hacer ningún comentario público sobre las afirmaciones de Manini Ríos. “Los comentarios son de carácter interno, de carácter privado”, expresó.

Por otra parte, dijo que será el presidente Vázquez el que determine “el momento, desde el punto de vista institucional”, para presentar el proyecto de ley de reforma de la Caja Militar.