Convocados por la Comisión de Jóvenes de la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU), unos 70 trabajadores afiliados a dicho sindicato se reunieron ayer en Durazno para comenzar a despejar los múltiples interrogantes que genera la incorporación de nuevas tecnologías en los ámbitos laborales y cómo se posiciona el sindicato frente a esas nuevas formas de empleo y de relacionamiento con las empresas.

El encuentro, que se llevó a cabo en el local sindical de la capital duraznense, contó con el respaldo de la organización UNI Global Union, con sede en Nyon, Suiza, que representa a más de 20 millones de trabajadores de más de 900 sindicatos del sector de capacidades y servicios, y que cuenta con unos 200.000 afiliados en todo el mundo. Los 70 jóvenes bancarios menores de 35 años arribaron desde Montevideo, Artigas, Salto, Rivera, Young, Las Piedras y Pando, señaló a la diaria Martín Ford, integrante del Consejo Central y secretario de Relaciones Internacionales de AEBU.

Un incipiente debate

La entrada de las nuevas tecnologías al mundo laboral ha comenzado a propiciar en los últimos años relaciones productivas muy cambiantes. Eso genera incertidumbre entre los trabajadores.

Los jóvenes de AEBU no son ajenos a dicho debate, y en el encuentro pusieron el tema sobre la mesa, con la finalidad de discutir algunos conceptos y realidades que llegaron para quedarse con la revolución informática. Los jóvenes expresan una amplia gama de sensaciones y estados de ánimo a la hora de abordar el impacto de la tecnología sobre sus puestos de empleo, sus condiciones laborales y el salario. Y, como consecuencia, discutieron de qué manera los trabajadores son afectados, según si están protegidos por una organización sindical o no cuentan con esta y se vuelven más vulnerables.

Tecnología: ventajas y estrategias

Neri Marset, responsable de la Comisión de Jóvenes del sindicato bancario y presidente regional del Comité de Jóvenes de UNI Américas, dijo que el primer eje temático se basó en la pregunta acerca de si las nuevas tecnologías generan menos trabajo o menos empleo y cómo producen nuevos modelos en el mundo del trabajo y del empleo. Ante esta situación, el taller puso sobre la mesa algunas opciones de relacionamiento entre empresas que adquieren nuevas tecnologías, trabajadores y empresas que producen software y aplicaciones para efectuar gestiones vía internet.

Para que tuviera lugar un debate más rico, los jóvenes se agruparon en torno a distintas consignas. Estas se centraron en la realidad que surge en una empresa cuando decide incorporar nuevas tecnologías para hacer un mismo trabajo, en este caso la atención a clientes, que pasa a ser a distancia y mediada por la informática, supliendo a la atención cara a cara.

Esta nueva modalidad se basó en la introducción de un sistema informatizado para que los clientes hagan por internet trámites que antes se hacían en forma presencial. En este caso, el problema se plantea en empresas en las que el personal está sindicalizado, así como en otras en las que no existe la organización sindical.

Otra de las opciones propuestas descansó en el proceso inverso. En esta oportunidad, los trabajadores de la empresa financiera reciben la información de que la firma está interesada en instalar nueva tecnología para realizar trámites a distancia que antes se hacían sólo de manera presencial. La propuesta consiste en qué estrategias llevará adelante el personal, y el simulacro se lleva a cabo en lugares de trabajo con y sin organización sindical.

Finalmente, otra opción está relacionada con empresas pequeñas y medianas que producen software internacional y cuyas aplicaciones para realizar gestiones por internet son ofrecidas a compañías financieras.

Ante estos tres escenarios, los trabajadores siempre reaccionan con el natural temor de que la tecnología los conduzca al desempleo. De todos modos, el trabajador está dispuesto y muestra un gran interés en la capacitación y la protección de sus derechos laborales más elementales. El hecho de contar con la herramienta de un sindicato coloca al personal en mejor posición para negociar estos cambios con la dirección de la empresa.

Por su parte, la empresa justifica la renovación tecnológica basada en una simplificación de las labores y en una mayor productividad, y si bien la posibilidad de los despidos queda descartada en una primera instancia, no propone un aumento de salarios y quedan en entredicho algunos aspectos laborales, como los horarios y una mejor remuneración por efectuar una tarea que implica un mayor conocimiento. No obstante, la herramienta sindical activa permite instancias bipartitas de diálogo y una negociación en mejores condiciones y más ventajosa para el personal, destacaron los talleristas.

El nuevo rol de los sindicatos

Ante los cambios que generan la automatización y la tecnología, los jóvenes explicaron que los sindicatos tienen algunos conceptos fundamentales: unidad, lucha, solidaridad, conciencia de clase, igualdad e inclusión. Mientras tanto, destacaron entre las oportunidades la comunicación, la participación, la eficiencia, la información y la velocidad.

Las amenazas van de la mano de las debilidades, entre las cuales mencionaron el aislamiento, la dificultad de afiliación, la ausencia del sentido de pertenencia, la pérdida de la conciencia de clase, la desaparición de la comunicación y de la fuerza, y la pérdida de poder de negociación. Para revertir esas debilidades, se propuso afianzar el vínculo con otras organizaciones: sindicatos, organizaciones culturales y de educación, medios masivos de comunicación, organizaciones barriales, organizaciones no gubernamentales y cámaras empresariales.

Matías Arbizu, presidente del sector Banca Oficial de AEBU, manifestó que el encuentro de jóvenes fue importante. Sostuvo que en los últimos años los jóvenes están más involucrados en sus estudios formales y en su progreso individual “que en el desarrollo social y político y en una lucha de conjunto”. “Y las reivindicaciones se pelean en conjunto”, resaltó.