“Construcciones de la masculinidad hegemónica: una aproximación a su expresión en cifras” se titula una publicación del Sistema de Información de Género que se presentó ayer. Fue elaborada por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) a partir de encuestas y estadísticas de diversos organismos de gobierno. “Es la primera vez que tenemos datos precisos [...], buena parte de la producción estadística estaba centrada en cuestiones de mujeres, esta es la primera vez que se cambia el foco y que se pone en los hombres, y encontramos que hay una cantidad de coincidencias bien importantes de lo que se venía discutiendo en clave teórica, y algunas sorpresas”, consideró Diego Sempol, docente universitario e integrante de Ovejas Negras, que comentó la publicación.

“La masculinidad como construcción social se define como un conjunto de prácticas, valores, atributos, funciones y conductas que se consideran ‘propias’ del varón en una cultura y contexto determinado”, detalla el trabajo. En cambio, “las masculinidades”, en plural, “refieren a la convivencia de múltiples modelos de masculinidad existentes”. Se habla de “un tipo de varón’ funcional al modelo de masculinidad hegemónica”, asociado con algunas tareas y formas de ser, aunque implique adentrarse en situaciones de riesgo.

Varón proveedor

Las estadísticas muestran que las mujeres acceden a menos cargos directivos y gerenciales que los hombres. Pero también indican inequidades entre varones: hay una “sobrerrepresentación de personas con estudios universitarios o superiores” en los cargos directivos y gerenciales, que son 50,1% de estos, mientras que del total de varones ocupados, los de educación terciaria son sólo 17,5%. Por eso, la publicación señala que “los mandatos de género asignados a los varones y las barreras que se imponen para acceder a los puestos más valorados se contraponen, generando fuertes presiones y frustraciones para ciertos varones”.

También hay una “dominación” generacional: los varones menores de 30 años representan 25% de los ocupados, pero sólo 5% está en cargos de dirección o gerencia. Hay brechas, también, según la ascendencia racial del varón: los afrodescendientes ganan un promedio de 115,9 pesos la hora en su ocupación principal, y los que no son afrodescendientes ganan 164,3 pesos.

Las mujeres tienen mayor tasa de desempleo (8,9%, contra 6,4% de desempleo para los hombres, según la Encuesta Continua de Hogares de 2015), y menor tasa de actividad (55,4% contra 73% de los varones) y de empleo (50,5% contra 68,4% que tienen los varones). Al presentar los datos, Florencia Semblat, del Sistema de Información de Género del Mides, señaló que hay “ramas fuertemente masculinizadas”, como la construcción, el sector agropecuario, la pesca, la caza y la minería, y “ramas fuertemente feminizadas”, como la enseñanza, los servicios sociales, de salud y doméstico. Por otra parte, en 2015 14% de las mujeres mayores de 14 años y 6,5% de los varones no percibían ingresos propios.

La Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ) de 2013 mostró que un tercio de quienes tienen entre 14 y 29 años abandonó el sistema educativo formal. Entre las causas, aparecen los roles de género: el principal motivo por el que dejaron los varones fue por comenzar a trabajar (43%), algo que se dio en 24% de las mujeres; en cambio, 15,1% de ellas abandonó porque iba a tener un hijo, y entre los varones ese argumento sólo representó 0,7%.

Los estereotipos se representan, también, al ver lo que respondieron los adolescentes y jóvenes en la ENAJ respecto de cuál consideraban que era su principal responsabilidad (ver gráfico). Esas diferencias han colocado a los varones “en una situación privilegiada para el acceso a recursos y generación de autonomía personal”, aunque provoca en muchos la desvinculación del sistema educativo, dice la publicación.

En situación de riesgo

Los varones van menos al médico que las mujeres, aunque tienen una mayor prevalencia en el consumo de alcohol, tabaco y marihuana. Pero el dato más terrible es el suicidio (ver gráfico). Si bien la publicación consigna que el suicidio es un fenómeno multicausal, expresa que “desde un enfoque de masculinidades puede llegar a ser una consecuencia del mantenimiento del estatus de masculinidad hegemónica”.

Esa construcción es la que lleva a las conductas imprudentes, dijo Semblat. Por ejemplo, señaló que en 2015 tres de cada cuatro personas fallecidas en siniestros de tránsito eran varones. También protagonizaron más hechos violentos: en 2015 fueron 1.061 los varones procesados por rapiña (y 46 mujeres) y 159 los procesados por homicidio (y diez mujeres). Además, la mitad de las mujeres asesinadas en 2015 murieron en manos de su pareja o ex pareja.

Avances

De acuerdo a datos de la Encuesta Continua de Hogares de 1990 a 2015, se observa una disminución de los hogares tradicionales, “en donde el varón es el único proveedor de ingresos del hogar y las mujeres se dedican en forma exclusiva al trabajo doméstico y de cuidados”, y un aumento constante de la cantidad de hogares donde trabajan el hombre y la mujer. Por otra parte, en los últimos 15 años, los varones aumentaron su participación en las tareas de la casa.

Sempol comentó varias de las cifras más relevantes y remarcó que lo importante es “cómo llevamos estas cifras a la acción política pública”. Marina Arismendi, titular del Mides, insistió en la necesidad de trabajar con los varones. Dijo que el Sistema de Cuidados aliviará a la mujer, pero se preguntó por todo lo que se pierde el hombre al no tener la sensibilidad que le da la tarea del cuidado.