“Desbarataron la columna que dirigía Sendic en Río Negro”, tituló, a cinco columnas, el diario La Mañana en su edición del viernes 21 de julio de 1972. Más abajo aparecían las fotos de unos 40 estudiantes y sindicalistas de Fray Bentos, acompañadas de textos breves, con los “prontuarios” de la mayoría de los integrantes de la columna 25 del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). La crónica del diario montevideano hace referencia a varios episodios: un enfrentamiento con policías en el cruce de las rutas 2 y 24, el intento fallido de secuestro al propietario del establecimiento rural Nueva Melhem, y el apoyo de un sacerdote local a los militantes fraybentinos.

Más de cuatro décadas después de aquellos titulares, algunos de los protagonistas de esa historia se encontraron ayer, cerca del mediodía, en la esquina de Rincón y 25 de Agosto, vieja sede del Batallón de Infantería 9, un centro de detención y tortura que operó entre 1972 y 1979 en la capital de Río Negro.

En ese lugar, en el que actualmente hay un complejo de vivienda, colocaron ayer una placa de la memoria con la frase “Nunca más terrorismo de Estado”; durante el acto, Nicolás Pons, representante del Ministerio de Educación y Cultura, subrayó la importancia del reconocimiento público del Estado uruguayo a las víctimas de los delitos de lesa humanidad cometidos en este lugar y del valor de las marcas de la memoria como herramientas para contextualizar una época histórica (ayer se colocaron dos placas más, en el frigorífico Tacuarembó y en el Instituto de Formación Docente de esa ciudad). También hablaron el intendente frenteamplista Óscar Terzaghi y Adolfo Alessio Ruiz, uno de los dirigentes que estuvieron presos en el batallón.

Fue una buena oportunidad para poner algunas cosas en contexto. Eduardo León Duter, uno de los tupamaros que estuvieron detenidos en el Batallón 9, es oriundo de Fray Bentos, pero había sido detenido en Paysandú. Era estudiante de Medicina y tenía 22 años; dos años después cayó preso su hermano, un abogado laboralista que estaba afiliado al Partido Comunista (PCU).

Duter considera que en Fray Bentos hubo dos etapas en la represión militar: una primera contra militantes del MLN-T, que duró hasta finales de 1972 y comienzos de 1973, y una segunda, que se desató a partir de 1974 y que atacó especialmente a militantes comunistas. “Acá en Fray Bentos, y en San José, se hizo una primera exploración de represión contra compañeros comunistas, antes incluso que en Montevideo. Mi interpretación es que el Ejército hizo estas especies de experimentos locales para evaluar cómo reaccionaba cada organización política”, dijo.

Según Duter, la tortura en el Batallón 9 fue sistemática y, como en otras ciudades del interior, tuvo la particularidad de la cercanía, una característica que señalaron varios de los participantes en el acto: “Casi siempre estábamos encapuchados, pero igual podías conocer por la voz a los soldados y oficiales que estaban torturando. Y sí, podía pasar que te cruzaras con compañeros de la escuela o del liceo que en ese momento eran oficiales”.

De cercanías

La mayoría de los integrantes de la columna 25 del MLN-T eran sindicalistas del frigorífico Anglo, la principal fuente laboral de Fray Bentos hasta su cierre, en 1979. También había militantes del gremio portuario, y estudiantes universitarios y liceales; la gran mayoría de los miembros de las columna eran fraybentinos, pero también hubo jóvenes de Nuevo Berlín y de Young.

Adolfo Alessio Ruiz coincide con la versión de Duter: “A varios nos pasó que reconocimos a los torturadores por la voz, porque esto es un pueblo chico y nos conocemos todos. A muchos de ellos hasta el día de hoy nos los seguimos cruzando todos los días”.

Alessio cayó preso cuando tenía 31 años. Llevaba 12 años trabajando en el frigorífico Anglo y era uno de los principales referentes de la Unión Obrera de Río Negro, fundada en 1943 y filial de la Unión Autónoma de la Carne. Marchó a pie a Montevideo dos veces: en 1968 y en 1969, junto a otros 130 trabajadores del Anglo y del frigorífico Casablanca de Paysandú. Por esos años se integró al MLN-T; lo reclutaron junto a Humberto Bernabé Franco, otro de los referentes locales del sindicato de la carne. Se emociona cuando habla de sus viejos compañeros: recuerda cuando ayudaron a otros tupamaros a cruzar hacia Argentina para terminar en Chile; algunas veces cruzando el río en chalanas, como si fueran pescadores, y otras veces escondidos en camiones cargados con carne, por el puente Paysandú-Colón.

Alessio cayó preso a las 20.00 del 6 de junio de 1972. Estuvo en el Batallón 9 hasta noviembre de ese año y después pasó a Infantería 8 de Paysandú. Luego, a nueve militantes tupamaros de Fray Bentos y a otros nueve de Paysandú (incluyendo al ex ministro Ernesto Agazzi) los trasladaron definitivamente al penal de Libertad. Alessio permaneció en ese centro de reclusión hasta el 10 de marzo de 1985. En Fray Bentos no consiguió trabajo, por lo que tuvo que volver a Montevideo; una vez jubilado retornó, junto a su esposa, al pueblo natal y todavía sigue allí, a pocos metros de las aguas tranquilas del río Uruguay.