Vecinos de la Ciudad Vieja de Montevideo volvieron a reunirse ayer con autoridades de la Intendencia de Montevideo (IM). El encuentro había sido prometido el 26 de abril, al término de una acalorada reunión a la que los vecinos habían concurrido esperando saber si los ómnibus volverían a circular por la calle Buenos Aires o seguirían, definitivamente, por Reconquista. Ayer había menos gente y los ánimos estaban más aplacados; las autoridades habían avanzado en algunas resoluciones, y prometieron concretar otras en el corto plazo. Eran el alcalde del Municipio B, Carlos Varela, el director de Movilidad de la IM, Pablo Inthamoussu, la directora de Espacios Públicos, Hábitat y Edificaciones, Patricia Roland, y el secretario general de la IM, Fernando Nopitsch.

“La apuesta nuestra es a seguir avanzando en el tema de la peatonalización de Ciudad Vieja, es decir que en el corto plazo nosotros vamos a estar encarando el tema de la peatonalización de Buenos Aires y de tratar de rescatar –porque para nosotros la calle tiene un valor patrimonial– que Buenos Aires siga la misma suerte que en su momento siguió Sarandí”, anunció Nopitsch. Recordó las dificultades y resistencias iniciales que hubo para que Sarandí se transformara en peatonal, y evaluó que “ha sido un éxito”. “Todas las ciudades históricas tienden a bajar el uso de los vehículos y de transporte, y tratar de hacerlo peatonal, porque para nosotros el esquema de la ciudad tiene esa valoración: primero la gente caminando, segundo en bicicleta, tercero en transporte público y cuarto en transporte individual”, reafirmó.

Nopitsch anunció que en un plazo de 60 días terminarán las obras en la calle Buenos Aires y que el transporte volverá “provisoriamente” a circular por allí. Prometió, además, en un plazo de 90 a 100 días “estudiar todas las líneas que entran tanto en el Centro como en la Ciudad Vieja”; reconoció que “es una locura” la cantidad de ómnibus que entran al barrio histórico, dijo estar de acuerdo con lo planteado por los vecinos en la reunión anterior –“salen caravanas de ómnibus vacíos de la Ciudad Vieja”, reconoció– y que se reestructurará el esquema para que “no entre esa cantidad de ómnibus”.

Inthamoussu recordó que en 2004-2005 hubo un intento de racionalizar la circulación de ómnibus por la Ciudad Vieja, cuando se implementó el “transbordo compulsivo” en la plaza Independencia y en la calle Uruguay; calificó la propuesta de “muy buena”, pero dijo que la idiosincrasia de los montevideanos terminó haciéndola retroceder, sumada a otros problemas. Adelantó que “no hablamos de reducir 10%” de la circulación de ómnibus, sino de una reducción significativa, aunque añadió que no quería manejar números. Dijo que es un proceso a discutir con los operadores y las empresas de transporte, y que hoy se cuenta con herramientas que no se tenían en 2004, como es la tarjeta del Sistema de Transporte Metropolitano, que permite hacer viajes de una hora y dos horas, haciendo el transbordo en cualquier punto.

Entre los vecinos, hubo quienes expresaron indignación por el gasto que significó la repavimentación de Buenos Aires y el ensanche de veredas, a lo que Nopistch respondió que la obra quedará más allá de la modificación que tendrá la calle. Reconoció que se tendrá que repavimentar Reconquista, por donde pasarán a circular los ómnibus después de la peatonalización de Buenos Aires.

Varios dijeron que la Ciudad Vieja no es París ni Madrid para peatonalizar 20 cuadras, y que además de un barrio histórico es un centro financiero, donde hay, además, un hospital y una comisaría. Se les preguntó por el plan para la Ciudad Vieja, puesto que con la obra de Buenos Aires se había seguido el plan y se cambió; Nopistch respondió que los planes no son estáticos, sino que se discuten permanentemente. Otros plantearon que no están dadas las condiciones para subirse a la bicicleta o usar el transporte colectivo, y reprobaron su mal funcionamiento, por el costo y por las condiciones en que se viaja. “[Juan] Salgado es un empresario de esta ciudad y no al revés, y ha funcionado al revés siempre”, planteó otra persona.

Quienes están más en problemas son los comerciantes de la calle Buenos Aires que, indignados, transmitieron la realidad que están viviendo. Son 17 comercios que tienen “números rojos” desde hace ocho meses, según planteó una de ellos. En respuesta a un planteo de Nopitsch, que reclamó que no hay comercios abiertos los fines de semana, cuando llegan turistas, dijo que ella “encantada” abriría sábados y domingos, pero reclamó que “no están dadas las condiciones”. Recordó que van ocho meses –y serán diez– de una obra que supuestamente se completaría en cuatro. ¿Cuánto tiempo voy a tener que vivir al mínimo?”, se preguntó, y aseguró que no resistiría dos años. Nopitsch respondió que tendrían todas las reuniones que fueran necesarias. Consultado por la diaria, respondió que no se construirán los refugios peatonales en la calle Buenos Aires. El invierno será crudo.

Ayudamemoria

El 26 de setiembre comenzaron las obras de remodelación de la calle Buenos Aires, que consistieron en su repavimentación, el ensanche de la vereda sur y la reconstrucción de ambas aceras, y se había anunciado la señalización del transporte público y la instalación de refugios peatonales. La promesa era que las obras culminaran en cuatro meses. En ese lapso, los ómnibus saldrían por la calle Reconquista. No había concluido el plazo y ya circulaban los rumores de que los ómnibus no volverían a Buenos Aires. Los vecinos de esa calle, cansados del ruido, de la contaminación y de las vibraciones que causaban los cientos de ómnibus que pasaban por allí, se contactaron con la IM y argumentaron por qué no debían volver a esa calle. No bien se enteraron, los habitantes de Reconquista se organizaron y argumentaron en favor de que esa calle retomara el ritmo de vida anterior, manteniendo su impronta más barrial.