Los ex trabajadores de la fábrica de pastas La Spezia, que cerró hace tres meses, aguardaban ayer de tarde afuera del Juzgado de Concurso de Segundo Turno mientras adentro se abrían las ofertas de los interesados en comprar la empresa, que se vende en bloque (maquinaria, vehículos y la marca comercial). La Spezia cerró tras ir a concurso con un pasivo de 3.000.000 de dólares. La gestión de los hermanos Ismael y Juan Pablo Speranza le terminó adeudando 800.000 dólares a los trabajadores y 45.000.000 de pesos al Banco de Previsión Social, entre otros acreedores.

Muchos de los 120 trabajadores están en seguro de desempleo. Desde marzo, 20 de ellos –mujeres en su gran mayoría y varias de ellas jefas de hogar– hacen una custodia permanente de la fábrica, ubicada en la esquina montevideana de Libertad y Bulevar España. La custodia tiene su razón de ser, puesto que de la venta esperan recuperar lo que les quedaron debiendo: licencias de 2015 y 2016, complementos de aguinaldo y el despido. Los inmuebles no entraron en la subasta, porque en 2012 la empresa “los puso a nombre de una empresa fantasma de la que [los dueños de La Spezia] son los directores”, dijeron las trabajadoras, que aspiran a rescatar fondos de esos bienes, pese a que tienen hipotecas.

Dos ex trabajadores participaron en la instancia judicial como veedores; al salir, contaron que se presentaron dos oferentes. Dicasold, por intermedio de Javier Vitabar, propuso pagar 3.354.330 unidades indexadas (UI), unos 425.000 dólares, mientras que Brunex SA, junto con otra empresa que “vendría a ser Molino Puritas” –explicó Leonardo Saldías, ex dirigente del sindicato de trabajadores de La Spezia–, ofertó pagar 3.150.000 UI, unos 400.000 dólares.

Los trabajadores se oponen a que Dicasold compre la empresa porque, según dicen, Vitabar es amigo de Ismael Speranza: ingresó a la empresa dos meses antes de que entrara en concurso, y, diez días antes de que se diera esa instancia, los Speranza le cedieron la marca, acto que anuló luego el síndico, Mario Soca.

Saldías lamentó que “prácticamente” ninguna de las ofertas incluya a los trabajadores: el Molino Puritas trabajaría con sus trabajadores, y Dicasol postula contratar a siete ex trabajadores de La Spezia.

En diálogo con la diaria el síndico se mostró conforme con que haya habido “puja de ofertas”. Aclaró que formalmente no ha tenido acceso a las propuestas; tiene que analizarlas y entregarle un informe al juez, Álvaro González. Consultado acerca de la oposición de los trabajadores a que se le adjudique a Dicasol, comentó que estos no se manifestaron en la instancia de ayer y se excusó de dar mayores detalles: “No sé quiénes son las empresas que efectuaron ofertas ni quiénes son sus representantes ni sus accionistas”, dijo. En cuanto a los inmuebles, dijo que los Speranza entregaron en el juzgado la documentación y las acciones de la sociedad que tendría los inmuebles. Él tiene que analizar esa información y dijo que los Speranza plantearon que en esos bienes había activo para cumplir con los trabajadores.