“Sirvienta de los judíos, te voy a terminar matando”, le dijo un hombre a Mirta, luego de arrimar su camioneta hasta la vereda por donde ella caminaba, hace 15 días. Ese hombre es el mismo que en diciembre le pegó una piña en la cara, le rompió los dientes y la dejó tirada en el suelo. Mirta es trabajadora doméstica en un edificio de Punta Carretas. Hace un mes volvió a trabajar allí, a menos de 100 metros del hogar del hombre que la viene persiguiendo hace seis años, según relató a la diaria.“Yo ya tenía una denuncia hecha, porque él me había corrido dos cuadras y me había sacado un arma”. Con esa denuncia no pasó nada. Mirta se pregunta para qué denunciarlo de vuelta, luego de las amenazas que recibió hace 15 días, y responde: “Me deshizo y no hicieron nada”.

Carlos Romero es el abogado de la trabajadora doméstica. Dijo a la diaria que en este momento el caso está en “foja cero”, porque la fiscalía había pedido el procesamiento con prisión del agresor, por la golpiza que le propinó a Mirta en diciembre, pero el juez lo desestimó porque entendió que no había “elementos probatorios”; por lo tanto, ahora se va resolver en segunda instancia.

“Sin embargo, la mujer sigue siendo objeto de persecuciones por parte del hombre. Y hay pruebas importantes de que por lo menos sufrió violencia privada. La verdad es que este asunto es increíble”, indicó Romero, y agregó que en general, para los jueces “lo que dicen los fiscales es sagrado”, pero en este caso no pareció ser así. El abogado aseguró a la diaria que hubo varias audiencias por el caso, y entre los elementos probatorios están los testimonios de testigos. “Es un tipo muy cuestionado en el barrio, parece medio maniático”, indicó Romero.

Mientras tanto, Mirta está en tratamiento psicológico y hace seis meses que va y viene al dentista por el tema de los implantes. El arreglo de la dentadura le lleva más tiempo porque tiene problemas de compatibilidad con la medicación que toma por estar operada del corazón. No sabe si va a seguir trabajando en el mismo lugar, porque cada vez que va le dan ataques de ansiedad. El tema es que trabaja solamente ahí, de 11.00 a 20.00. Últimamente la tuvo que llevar su marido. Después del ataque en diciembre, el agresor se acercó con su vehículo a Mirta cuando salía del trabajo, en Bulevar Artigas y Ramón Fernández, y también la amenazó, como hizo hace 15 días. “El siempre dice que me va a matar, ¿qué voy a hacer?”, se preguntó Mirta, y agregó: “Él aduce que nosotras somos las sirvientas de los judíos, eso es lo único que tiene. Y como servimos a los judíos, hay que matarnos a todas”.

Además, Mirta señaló que el Comité Central Israelita del Uruguay (CCIU) “sacó un comunicado, pero a mí nadie del CCIU me llamó. Porque alguien me podría haber llamado para decirme que se solidarizaba conmigo, viendo cómo me había dejado”.

la diaria se comunicó con Israel Buszkaniec, presidente del CCIU, y dijo: “Por lo que tengo entendido, se habló con ella. No lo hice yo directamente. Mucha gente, fundamentalmente en la colectividad, piensa que si le pasa algo, el CCIU va a hacer algo, pero [el comité] no puede hacer nada porque no es parte del tema, entonces, no tiene posibilidades”. Además, Buszkaniec indicó que lo último que sabía era que el victimario había sido “procesado sin prisión”, hecho que Romero negó.

Romero indicó que, a su juicio, la agresión que sufrió Mirta en diciembre fue “tentativa de homicidio”, y subrayó que están esperando que la Justicia “ampare el procesamiento y que el tipo vaya preso; queremos que el juez se ponga las pilas”. El caso pasará a un tribunal de apelaciones –Romero todavía no sabe cuál será–, y allí se decidirá si tiene razón la fiscalía o el juez, que es Nelson dos Santos, del Juzgado Penal de 12º Turno.