“El trabajo en Uruguay: presente y futuro” fue el título y el disparador de la actividad organizada por el PIT-CNT el viernes, que contó con cuatro oradores: Alejandra Pico, del Instituto Cuesta Duarte; Fernando Vargas, del Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional de la Organización Internacional del Trabajo; Rodrigo Arocena, ex rector de la Universidad de la República, y Álvaro García, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

La primera exponente fue Pico, quien resumió las características del empleo en Uruguay. Explicó que se trata de un país con una tasa de desempleo relativamente alta, donde los trabajadores son mayoritariamente asalariados: 70% en comparación con 20% de trabajadores por cuenta propia. Agregó que existen brechas que desfavorecen particularmente a las mujeres y a los jóvenes, y que uno de cada cuatro trabajadores no está registrado en el sistema de seguridad social. Caracterizó a los desempleados en base a un estudio que se hizo el año pasado: son mayoritariamente mujeres (55%) o jóvenes (50% menores de 25 años) que no terminaron la secundaria (68%).

Con este escenario de fondo, Pico indicó que las políticas de empleo son fundamentales “para que todos puedan insertarse y apropiarse del desarrollo económico”. Consideró que ha existido una debilidad en el diseño de políticas que apunten a “incentivar la contratación”, especialmente de aquellas poblaciones más excluidas, como los jóvenes y las mujeres, y que en este sentido son particularmente importantes como herramientas la inversión y las compras públicas. También señaló que es necesario “buscar vincular las políticas de empleo con el desarrollo productivo, que tiene que venir de la mano de una diversificación de la matriz productiva”, y pidió hacer una evaluación de la ley de empleo juvenil, de 2013.

Vargas concentró su expresión en aspectos vinculados a la educación. Advirtió que en Uruguay están descendiendo los indicadores relacionados con este aspecto, que tradicionalmente eran altos en comparación con los demás países de la región, y que es necesario “atraer más a la gente a la educación”, tanto para lograr que más personas terminen el bachillerato como para que haya más gente preparándose de forma permanente, porque el trabajo “está cambiando muy rápido”. También consideró que los desafíos que tiene Uruguay por delante son educar más y mejor, con un especial hincapié en la formación profesional y la vinculada al trabajo en equipo con proyectos dirigidos a la solución de problemas.

Arocena subrayó la necesidad de articular a la educación con el trabajo, tras opinar que este último es el que tiene “mayor potencial educativo” y que es necesario aprender durante toda la vida. Al mirar el futuro del trabajo, consideró que seguramente el problema no sea el desempleo, sino la transformación del empleo. Esto “no tiene que ver con la educación, sino con la capacidad de seguir aprendiendo siempre”, agregó. Tomando como base un documento redactado por el Partido Laborista británico, el ex rector señaló que “hay un cambio en la base material de la sociedad”, por el cual la industria está siendo sustituida por el conocimiento tecnológico, y lamentó que este cambio esté “siendo aprovechado por las clases más altas”, sin favorecer la distribución de la riqueza.

Arocena también afirmó que “todo el mundo” puede acceder a la educación terciaria y que se puede promover la igualdad enseñando “de manera diferente a personas en condiciones diferentes”. Tras opinar que el trabajo del mañana exigirá un mayor nivel de preparación, consideró que una prioridad para evitar el desempleo del futuro debería ser “combinar estudio y trabajo para todos” y “superar la fosa entre los sectores populares y el conocimiento avanzado”, porque esta promueve la desigualdad y la marginalidad.

García, quien cerró las exposiciones, planteó que es imprescindible mirar a largo plazo y que para eso se creó, en 2015, la Dirección de Planificación en la OPP, con dos temas centrales: población y economía. Según dijo, si se quiere mantener el crecimiento con una población económicamente activa que tiende a ser cada vez menor, es necesario “mejorar la productividad”, y ese debe ser uno de los objetivos de las políticas públicas que se desarrollen en estos años. También indicó que es fundamental que existan políticas dirigidas a incorporar a las mujeres al mercado laboral: “Es muy importante que se cierre la brecha de género para combatir la baja de la productividad” y de la población económicamente activa, aseguró.

“La automatización, en principio, sería una cuestión necesaria”, opinó García, al considerar que la realidad uruguaya permite que sean automatizadas algunas tareas que son repetitivas para que los trabajadores se concentren en las que necesitan un mayor conocimiento. Los datos de Uruguay permiten ser “optimista en estos temas”, aseguró.