Trascendió ayer en la prensa que el cocinero del campamento del Nuevo Partido Comunista (NPC) de 2014, en el que desapareció Andrés Pereira, había declarado el lunes a la jueza María Noel Odriozola que él –“boxeador”, o “boxeador aficionado”, según la versión de prensa– le había dado al joven un golpe de puño. El cuerpo de Andrés, hallado el 13 de junio, tenía signos de violencia y un fuerte golpe en el cráneo. Según El País y Montevideo Portal, el cocinero negó los hechos al comienzo del interrogatorio, pero terminó aceptándolos luego de un par de horas.

Consultado por el caso, el fiscal Gustavo Zubía –quien, por estar de turno, está subrogando a Enrique Rodríguez–, se excusó de hacer declaraciones, y aclaró que lo que trascendió en la prensa no fue aportado por él. Zubía le pidió a la jueza citar a dos personas más para interrogar, pero calculó que las actuaciones recién se retomarán cuando termine la feria judicial.

La semana pasada, tres testigos que tiempo atrás habían declarado haber visto a Andrés meses después de terminado el campamento reconocieron que habían mentido porque habían sido amenazados.

En diálogo con la diaria, el padre de Andrés, Eduardo Pereira, señaló la responsabilidad del NPC. Dijo que los que cambiaron sus testimonios eran una persona y un matrimonio que formaba parte de la organización del campamento, y que habían reconocido haber mentido para que su versión coincidiera con la que dio desde un comienzo el NPC, que permanentemente señaló que Andrés estaba vivo y que tenía los medios –dinero– para regresar por sí mismo a su casa al término del campamento. Agregó que, además, esos testigos señalaron a una de las personas que habían golpeado a Andrés, que fue quien declaró el lunes, y que además habían señalado a otras personas que también lo golpearon, y que suponía que serían citadas a declarar. Dijo que aún hay mucho desconocimiento sobre el caso, porque “hay bastante hermetismo”. Desde que se retomó la investigación, los padres no han sido citados a declarar. Según Pereira, “el primero que miente es Walter Bianchi, la persona por la cual Andrés va al campamento, que era un funcionario del CASMU”, lugar de trabajo de Adriana Fernández, la madre de Andrés. “Cuando mi señora lo llama para preguntarle a qué hora llegaba el ómnibus [el domingo 18 de febrero de noche, al término del campamento], él dice que había habido un entredicho con los gurises y que Andrés se iba por la cuenta de él, pero que ‘no pasa nada’, que no era nada grave, pero ‘capaz que llega más tarde por eso’”. También acusa de mentir a Marcelo Sánchez, secretario general del NPC, y reprueba que haya habido “muchas versiones”, porque se dijo que Andrés “era drogadicto, que fue víctima del narcotráfico”. Señaló que estas mentiras “se han ido cayendo” y dijo creer en la Justicia.

En cambio, Marcelo Sánchez opina que “con todos los elementos que hay arriba de la mesa, nosotros estamos reafirmando todas nuestras declaraciones; para nosotros, estamos frente a un acto de incriminación del partido”. Según fuentes judiciales, la pericia forense indicó que Andrés murió en una fecha próxima a la del campamento, es decir, febrero de 2014. Pero Sánchez sostiene que en Uruguay los forenses no pueden establecer técnicamente una fecha exacta de la muerte, que puede haber un margen de “más o menos seis meses” y que desde el campamento ya transcurrieron tres años y cuatro meses. Según el NPC, Andrés fue visto con vida hasta agosto de 2014. Sánchez, además, dice desconocer quiénes son los testigos que declararon haber sido presionados: “Dicen que fueron atemorizados para declarar. Yo puedo decir que fueron atemorizados para desdecirse, yo puedo pensar que esos testigos fueron plantados, porque la declaración del partido dice la verdad, y para probar una cosa contraria van a tener que poner hechos sobre la mesa”. Por otra parte, pone en cuestión que el cuerpo de Andrés haya estado todo el tiempo donde terminó apareciendo, porque no comprende cómo no llegó a encontrárselo en un área que no es difícil de rastrillar. “Seguimos sosteniendo que él estuvo seis meses circulando por Montevideo”, volvió a afirmar el secretario general del NPC. “Que hay una organización, hay, yo lo dije, que esto que sucedió tenía viso de ejecución, y que ese cuerpo fue tirado ahí”, agregó. “Ratificamos que ese joven no murió en el campamento”, dijo, y acusó a los medios de estar desinformando.

En cuanto a la golpiza, admitió que “nadie dijo desconocer un forcejeo”, pero aclaró que hablar de trifulca no es hablar de muerte. Consultado sobre cómo pudo ser que Andrés no volviera en el ómnibus con ellos –Andrés tenía 16 años y estaba bajo su cuidado–, respondió que ellos le avisaron a la madre “en el mismo momento en que se dieron los hechos”, es decir, la golpiza, y que lo dejaron en la zona del picnic en tanto “terminara la trifulca”. Alegó que Andrés no quedó solo, puesto que el camping municipal estaba lleno de acampantes, y que el joven tenía dinero para regresar a su casa; aclaró que después mandaron a una brigada, pero que esta no lo encontró. “Pensamos que él iba a volver por sus propios medios”, dijo.

Sánchez dijo que espera ser citado a declarar, y respecto de las acusaciones, respondió: “Hay que ver: tienen que probar que nosotros somos asesinos”. Alegó que lo buscaron mientras estaba desaparecido y que estaban preocupados por hallarlo. “Acá responsabilidad tiene el Estado, tiene la familia, no sólo nosotros; todos los demás con nosotros, y más si se prueba que él estaba circulando por Montevideo”, acusó.