Luis Hierro López, quien fuera ministro del Interior durante un breve período en el segundo gobierno de Julio María Sanguientti (desde febrero a noviembre de 1998), compareció ayer de tarde ante la comisión parlamentaria que investiga los posibles actos de inteligencia ilegales realizados por personal militar o policial desde 1985 hasta la actualidad.

Hierro dijo a la diaria que no sabe nada sobre el tema y que, por lo tanto, a la comisión le pudo contar “muy poco”, ya que en el breve lapso que estuvo al frente del ministerio no tuvo la oportunidad de dedicarse “a cuestiones de reorganización de Inteligencia”, y señaló que en ese entonces –y también ahora– había un reglamento de la Dirección de Inteligencia, “que establecía claramente sus facultades, atribuciones y deberes, en un cuadro de actuación democrática”. Además, dijo que llegó a tener un “breve intercambio” con el director de Inteligencia de la época, Luis Pereira Saldías, por el asalto a la agencia del Banco de Previsión Social del Parque Posadas. “Él me informó que habían encontrado que algunos de los operadores de ese asalto eran personas que en su momento habían estado vinculadas con el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, pero no me dijo –ni Pereira ni ninguno de los funcionarios policiales– que estuviera confirmado que fuera una organización”, indicó el ex ministro.

Más allá de ese hecho, Hierro dijo que luego no tuvo vinculación con la Dirección de Inteligencia. No obstante, señaló que sí hubo una “actuación especial” en el entierro del intendente de Cerro Largo de aquel entonces, Villanueva Saravia, del Partido Nacional (PN), porque “con el tema de que había acusaciones dentro del PN, un grupo de la Dirección de Inteligencia fue a establecer algunos contactos previos para evitar que hubiera algún enfrentamiento o algún desmán”.

Por último, sobre la posibilidad de la existencia de actividades de espionaje independientes del Poder Ejecutivo, el ex ministro dijo que espera “que no hayan ocurrido”. “Pero alcanza con ver cualquier película de espionaje para saber que eso ocurre en todos los países del mundo, donde por cuenta propia, por fuera de la legalidad y en términos clandestinos, los agentes de inteligencia –cuyo poder radica, precisamente, en la cantidad de información que tienen– hacen seguimientos”, aseguró, y agregó que tanto él como Sanguinetti eran “muy sensibles” al tema, ya que habían sido “víctimas de la dirección de inteligencia en la dictadura”.

En tanto, el presidente de la comisión investigadora, Gerardo Núñez (Frente Amplio, FA), subrayó a la diaria que a nivel de responsabilidades políticas, “hasta el momento ninguno ha expresado conocimiento de este tipo de tareas”, por lo tanto, cuando termine el pasaje de ministros de Defensa y de Interior, van a citar a los responsables militares de los servicios de inteligencia nacionales y también del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

La presentación ante la comisión no es obligatoria, pero Núñez entiende que si los militares “no tiene nada para ocultar, deberían venir y dar explicaciones sobre los documentes que tenemos en nuestro poder, en donde se da cuenta de manera clara de las labores de inteligencia sobre partidos políticos y organizaciones sociales”.

De todos los documentos del llamado “archivo Berrutti”, los que más llamaron la atención de Núñez fueron los más recientes, que datan de 1999 y dan cuenta de infiltraciones a jornadas del FA, como charlas sobre defensa en la Casa Central del partido, que incluían “seguimientos a los participantes, indicó el diputado. También describió infiltraciones en actividades en comités de base, en los que se llegó a hacer “un relevamiento de todas las matrículas de los autos” que llegaban. “Por el grado de desarrollo de las tareas, era la continuidad de un plan sistemático que viene por lo menos desde 1968”, concluyó Núñez.