“Vienen a lo bestia y piensan que están pateando la puerta de un traficante, de Pablo Escobar, porque vienen con escopeta, ametralladora y las caras tapadas”, cuenta Simón Silva, un hombre que tiene una chacra en Tacuarembó y está registrado como autocultivador en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca). Fue hace menos de un mes. Cerca de una decena de policías entraron al predio de su casa con una orden de allanamiento.

Según Silva, los oficiales le dijeron que hacían el procedimiento por una “denuncia por planta”, y acto seguido, “empezaron a revolver todo, cortaron el fondo de un sofá para ver lo que tenía adentro, y sacudieron todo”. “Después fueron para el galpón y también tiraron todo, me rompieron la tapa de un lavarropas, buscando no sé qué, porque al final les dije que la cosecha la tenía adentro de un ropero”, contó, y agregó que en un momento fue a la heladera a buscar algo para tomar, y los policías le advirtieron que no lo hiciera, por precaución, ya que “podía tener un revólver”.

Silva afirmó que tuvo las seis plantas que permite la Ley 19.172, de regulación y control de marihuana, y en el momento del allanamiento guardaba su cosecha, por lo tanto, ya no tenía ninguna planta. Según contó, la Policía lo acusó de tener cerca de diez kilos de droga, pero lo que le incautaron eran “hojas, ramerío y cogollo que estaba todo semillado”. La ley permite “hasta un máximo de 480 gramos anuales” de cosecha pronta para consumir, es decir, flor. Silva aseguró que habría “sólo dos kilos de florcita”. “¿Pero qué hago con el excedente? La otra vez fui al Ircca a preguntar, y no me supieron responder que hacía con el excedente”, indicó.

Lo incautado está siendo analizado en el Instituto Técnico Forense, y todavía no fue devuelto a Silva, que en el correr de estos días piensa venir a Montevideo a hablar con la abogada de oficio que se encargó del caso, “a ver en qué está el tema”. Además, dijo que fue al Ircca a pedir el comprobante del registro como autocultivador, porque cuando la Policía “empezó a hacer un tiradero adentro de casa, no encontré el papel”, y afirmó que en la institución “no dicen nada” sobre su caso.

El Protocolo de Actuación Policial sobre Ley de Marihuana y Sus Derivados, publicado por el Ministerio del Interior en 2015, informa que “la sola existencia de plantas de cannabis no implica una actividad ilícita. A los efectos de las posibles denuncias, serán tenidas en consideración cuando refieran a la existencia de alguna forma de tráfico, venta, comercio, suministro u otros ilícitos para constituir delito”. Además, allí se señala que “cuando se establezca la incautación de plantas de cannabis, deberán ser manipuladas con la debida diligencia como bienes frágiles, disponiéndose lo incautado en lugares adecuados para su conservación”.

Uno más

Eduardo Sansberro tiene un pequeño comercio en Nueva Helvecia (Colonia), y en el fondo está su casa. El 18 de mayo, cerca de las 9.00, “alrededor de 12 policías”, según su testimonio, entraron a su comercio con una orden de allanamiento. Les preguntó qué buscaban y le contestaron “sustancias”. Además, tenían una orden para revisar su auto, porque lo vinculaban “con una situación de boca [de venta de droga]”. Sansberro les dijo que si buscaban “sustancias verdes”, iban e encontrar flores, ya que es autocultivador registrado. “Les mostré el permiso, lo reconocieron pero siguieron adelante con el allanamiento”.

En los hechos, el protocolo del ministerio señala que la Ley 19.172 “establece que los registros de usuario o cultivador en el Ircca tienen carácter de dato sensible”, por lo tanto, “el personal no podrá exigir el registro como usuario o cultivador”, sino que, “en el marco de un procedimiento, el juez podrá solicitar al Ircca la información necesaria del registro”.

Sansberro afirmó que “no tenía plantas”, porque cosechó en abril, y lo único que quedaba en la tierra era “un tronco con algunas flores”. Al final, le incautaron flores más algunas hojas, y la Policía le dijo que él tenía que estar presente cuando las pesaran, pero eso no sucedió. Los agentes le dijeron que no contaban con una balanza adecuada, por lo tanto, según Sansberro, “lo pesaron en un boliche de la zona”, sin su presencia, y el resultado fue de “alrededor de 670 gramos”, pero el peso “variaba” cada vez que preguntaba.

Sansberro terminó en el calabozo de la Seccional 5ª de Nueva Helvecia, “con otras personas involucradas en otros allanamientos”, según contó; cerca de las 16.00, todos recuperaron la libertad. Luego reclamó las flores que le incautaron, pero llegaron a amenazarlo con detenerlo, porque, según los policías, era “insoportable”. Todavía no se las devolvieron. “Sentí una impotencia tremenda. A mí no me van a dar un gel para limpiarme el mal momento que me hicieron pasar adentro de mi local”, concluyó Sansberro.

Margarita Díaz es la abogada de oficio que tomó el caso de Sansberro. Dijo que aunque esté registrado en el Ircca, “la incautación se realiza igual”, y después el juez decide si lo devuelve o no. Díaz todavía no pudo ver el expediente del caso, pero lo hará luego de la feria judicial. “Ya tengo pronto el escrito, después de la feria lo presento, y entonces se resolverá. Tengo esperanza de que le devuelvan lo incautado. El allanamiento lo hicieron en mayo, pero pueden pasar muchos meses, porque hay poco personal en el juzgado”, indicó la abogada.

Además, dijo que no sabe por qué Sansberro estuvo unas horas detenido, pero que, “lamentablemente”, como defensora pública, “a cada rato ve” que a la Policía “no le gustó tu cara, te pararon, vas detenido, y después vemos por qué te tenemos adentro”. “Mal que nos pese, es así, y más en un pueblo”, aseguró la abogada. “No deberían haberlo detenido, pero le tocó”, agregó.