“La crisis pasó”, dijo el presidente del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Ricardo de Izaguirre, consultado por la diaria acerca de la situación del sector. A más de un año y medio de que Venezuela dejara colgados a productores de Conaprole, Calcar, Pili y Claldy con un pago de 66 millones de dólares, y a pesar de las medidas tomadas por el gobierno y del repunte de los precios internacionales, los productores lecheros acarrean un nivel de endeudamiento que “preocupa” al instituto, que espera “ver qué nos contesta Ganadería” sobre las propuestas de los productores de aumentar diferencialmente, de 3% a 6%, su devolución de impuestos anual.

El convenio firmado en 2015 entre los presidentes Tabaré Vázquez y Nicolás Maduro establecía la condonación parcial de una deuda que tenía Petróleos de Venezuela con ANCAP, a cambio de, entre otros, la compra de alimentos uruguayos por 300 millones de dólares. El pago de los primeros 50 millones a los productores lácteos llegó en noviembre de 2015, pero en diciembre el flujo se interrumpió.

Desde entonces los productores, que sumaban 93 millones de dólares de deuda –27 por negocios previos al acuerdo entre mandatarios– reclamaron al gobierno que se hiciera cargo del endeudamiento, y este respondió con dos medidas: la exoneración de IVA a varios insumos agropecuarios y la concesión de un préstamo “puente” –así lo definió entonces el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre– por 66 millones a seis años, con tres de gracia durante los cuales los receptores no amortizarán y el Ministerio de Economía y Finanzas se hará cargo de los intereses.

En ese momento el subsecretario de esta cartera, Pablo Ferreri, sostuvo que el préstamo obedecía a un doble objetivo: “Darles aire a estas empresas y esperar el cobro de las partidas, y, en segundo lugar, en esos tres años también dar tiempo a que el ciclo de precios se revierta en el sector lácteo”. La deuda de Venezuela no era la única preocupación en el sector; la caída de 40% de los precios internacionales en los dos años previos y la emergencia agropecuaria por déficit hídrico entre mayo y agosto de 2015 ejercían presión sobre los productores, generando un desfasaje entre ingresos y costos. Ahora que la tormenta pasó y los precios al productor “son buenos”, De Izaguirre explicó que “el único problema es que quedó una deuda importante para atrás”, que pasó “de 200 a 300 millones de dólares” en el último año.

Según el presidente del Inale, ese endeudamiento “se podría recuperar de muchas formas: con financiamiento a largo plazo o con que el gobierno se haga cargo de los vales de pagos”, dijo, sobre una propuesta de los productores al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca sobre la que aún no hay respuesta. “Estamos esperando a ver qué nos contestan. Conaprole nos ha planteado que ellos no pueden volcar a los productores algo que es una deuda, por tanto el problema radica en que no repercuta en las finanzas de la cooperativa; y, por otro lado, si se hace cargo el gobierno, que no jorobe el déficit fiscal. Estamos viendo cuál podría ser la forma y quién proporciona ese dinero, una vuelta que todavía no se ha encontrado”, explicó.

De Izaguirre sostuvo que la crisis “pasó” para el sector, y si bien se estima un crecimiento de la producción de 4% para este año, “lo que visualizamos es que no hay una evolución que nos permita decir que se esté recuperando”. “Pensamos que con el aumento de precios el sector se recuperaría, pero no fue así: está muy deprimido todavía, está estancado”, afirmó. Dijo que el Inale está “preocupado” porque “la leche es el producto que moviliza todo, tanto al sector primario como a la industria”, y la deuda con la que se carga “seguramente esté afectando las decisiones de los productores de invertir para producir más”.