“Hoy te queremos contar algo a vos, / para que juntos pensemos. / Es un problema social muy actual, / discriminar no está bueno”. Así dicen los primeros versos de “Hoy te queremos contar”, una canción que toma la música de “Montevideo”, de Tabaré Cardozo, para desplegar sobre ella una letra que fue concebida por personas privadas de libertad acerca del estigma social que sufren. En la concepción del tema participaron reclusos de los complejos penitenciarios 3 (Libertad), 4 (ex Comcar), 5 (Femenino), 6 (Punta de Rieles) y 9 (El Molino), y además varios músicos conocidos, como Edú Pitufo Lombardo, Max Capote, El Gucci, Gonzalo Gravina y Diego Bartaburu (baterista de No Te Va Gustar), entre otros.
El proyecto fue realizado por el Equipo de Salud Mental del Sistema de Atención Integral de las Personas Privadas de Libertad (SAI-PPL), de la Dirección de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de la Administración de los Servicios de Salud del Estado y el programa Usinas Culturales del Ministerio de Educación y Cultura.
Como se suele hacer en esto de la música, el tema tuvo su correspondiente videoclip, que fue presentado ayer de mañana en un Auditorio del SODRE colmado. La psicóloga Mónica Rossi, coordinadora de SAI-PPL, explicó al inicio del evento que el programa que su equipo lleva adelante con reclusos desde agosto de 2011 tiene por objetivo “promover espacios de escucha, contención y reflexión, con la finalidad de construir nuevos sentidos y promover nuevas miradas y perspectivas”.
Rossi dijo que el proyecto musical se inició en 2015 y que implica “un cambio en el modelo de salud mental”, ya que “realza el lugar del usuario en el proceso de rehabilitación” e implica “que la persona pueda concebirse como un sujeto de derechos”. La especialista señaló que muchas veces la sociedad tiene “una mirada que juzga” a las personas privadas de libertad, por eso el “estigma social” los llevó a trabajar la temática en talleres con los reclusos, mediante materiales audiovisuales a modo de disparadores. “Surgieron muchas frases, dichos y escenas que nos quedaron resonando”, señaló Rossi.
La canción está dividida en varios ritmos. Empieza con murga, luego algo más cercano al rock, pasa por el candombe, la cumbia y afines. En un momento se convierte en hip hop, con un rapeo que dice: “No nos conocemos / y etiquetas nos ponemos. / Invisible mi existencia, / rotulada en apariencias. / Apariencias son prejuicios / que se van volviendo vicios, / que terminan camuflando / lo peor de nuestros juicios. / Si sos negro, / si usás gorro, / si además fumás un porro,/ si asustás a la vecina que en la calle ni te mira”.
Por otra parte, Lauro Meléndez, director del SAI-PPL, señaló que “vivimos en una permanente transición” que nos lleva a una dicotomía entre el discurso de lo que se quiere hacer, que es el paradigma “de la protección integral y los derechos humanos”, y el paradigma “de la situación irregular, de aquel que debe ser castigado porque se comportó diferente a lo que el pacto social indica”. “El tema es que a veces tenemos en la cabeza muy claro el discurso del paradigma actual, pero en la acción actuamos con el paradigma anterior, y es ahí donde se hacen fuertes los estigmas. Tenemos que empezar a desaprender lo aprendido, y eso implica nuevas formas de relación”, dijo Meléndez. Agregó que “cuantas más actividades gratificantes realiza el ser humano, mejor se posiciona de cabeza”, porque la letra que crearon los reclusos “arrancó con una hoja en blanco, y hay que llenarla, que no es nada fácil”.
Además, el jerarca indicó que la creación artística implica un proceso intelectual que genera una “conciencia de cambio” que empieza a “pedir proyectos”, como puede ser qué van a hacer los reclusos luego de salir de prisión. Por eso, a su juicio, hay que tomar la salud mental como una dimensión más para el posible egreso. Finalizó su exposición citando al médico psiquiatra Enrique Pichon-Rivière: “En los momentos de profundas crisis, sólo quedan dos alternativas: la locura o la creación”.
“Tengo marcas en la piel, / también las que no se ven: / una vida de dolor, / carencia y miedos. Vulnerado he sido yo, / no controlo mi emoción./ El olvido es mi temor, / paremos esto”. Otro verso de “Hoy te queremos contar”.
Horacio Porciúncula, director de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de ASSE, siguió un camino discursivo similar y señaló un informe “sobre la felicidad del mundo” publicado por la Organización de las Naciones Unidas en 2012, que concluía que “la salud mental es el factor más importante” que afecta a la felicidad, y agregó que la palabra clave es “esperanza”; esperanza en que el proyecto que presentaron “siga germinando” para que “sea posible cambiar”. Porciúncula subrayó que 20% de la población total de Uruguay está conformada por personas jóvenes; sin embargo, en las cárceles ese porcentaje aumenta, ya que hay 40% de jóvenes presos.
“Cuando empecé a trabajar en esto había 3.800 personas privadas de libertad, y hoy hay más de 11.000. Si seguimos así, con el mismo concepto que venimos trabajando social y estructuralmente, no sé cuántos van a ser. Eso se rompe desde otro lugar, desde la infancia, la construcción familiar, con el amor y el cariño. Por eso, cuando hoy de mañana una compañera me dijo ‘qué momento para hablar de esto’, yo pensaba ‘qué buen momento para hablar de esto’”.
“¿Qué es lo que te queremos contar hoy? ¿Que la cárcel está buenísima? No, que es un horror. Hoy te queremos contar que la cultura no tiene límites, que hay personas con potencial que necesitan oportunidades, afuera y adentro. Por eso surgen estas cosas, y solamente la solidaridad en equipo nos hace avanzar como seres humanos”, dijo Gonzalo Larrosa, director del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), y señaló que hay que analizar qué hace el Estado para “generar herramientas desde la salud mental para poder reinsertar a la gente”. “Esto es lo que queremos contar, que es con cultura y educación, y que no seamos hipócritas cuando decimos que queremos rehabilitación pero en realidad queremos infligir más dolor”, agregó Larrosa.
El director del INR dijo que no pueden “cobrar al grito de las emociones del momento”, porque son profesionales, técnicos de la salud, la educación y la seguridad; por lo tanto, no se puede “hacer políticas de acuerdo a las emociones de la gente”. Además, Larrosa subrayó que la cárcel “no se arregla desde adentro”, sino desde todos los ámbitos, con los maestros, los sociólogos “y los periodistas, generando opinión”.
Los protagonistas
Varios de los reclusos que participaron en el proyecto de la canción estaban presentes en el Auditorio y también hablaron. Una muchacha dijo que todos los días esperaba el momento para ensayar, y que se emocionó mucho porque muchas de las personas que aparecieron en el videoclip ya están en libertad y “se llevan una enseñanza”. “Ojalá haya más propuestas para poder seguir mostrándole a la gente que se sufre desde afuera pero también desde adentro”, finalizó la mujer.
Un hombre que está libre desde hace unos meses dijo que ama la música y que él estaba en el Penal de Libertad, donde “todo es mucho más difícil que en cualquier otro lado”. Contó que antes de que les propusieran hacer el tema, tenían una banda “para matar el ocio”. “Muchas veces caemos presos y ya nos meten el sello de ‘privado de libertad’, como ‘qué loco, tiene la mente trancada y no tiene idea de nada’, pero eso es mentira. Tenemos muchos talentos y virtudes, simplemente faltaba descubrirlos. Hay cosas que sabemos hacer que de repente ni teníamos idea de que las sabíamos hacer. Acá dentro hay mucho, no es sólo el sello que tenemos atrás y el numerito en la foto”, finalizó el ex recluso.
Por último, otro muchacho dijo: “Nosotros ponemos voluntad, pero sin la oportunidad que nos dan ellos, todo sería difícil. Lo que le falta a cada uno es una oportunidad, porque no creíamos que íbamos a ser capaces de lo que logramos”.